Hebreos 12:12-13

Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino sino que sea sanado.

Hay un estudio que indica que el levantar los brazos es señal de grandeza, alegría y gozo y lo compartimos todos los seres humanos.  Sin importar culturas o incluso capacidad de ver.  Leíste bien, incluso los ciegos al terminar una carrera o lograr algún reto, levantan sus brazos.  Por el contrario, cuando uno está cansado y sin ánimo, no solo los brazos sino todo el cuerpo se muestra caído.  La cabeza está hacia abajo, la mirada está hacia abajo y en general el cuerpo se ve en problemas.  Los versículos de hoy nos hablan acerca de levantar esas manos caídas y rodillas paralizadas.  ¿Qué quiere decir?  Cuando uno atraviesa momentos difíciles, muchas veces terminamos cansados o mejor dicho agotados.  Queremos un descanso.  Queremos que las cosas pasen y pasemos a una situación mejor.  Sin embargo, la biblia nos dice: ¡levanta esos brazos y sigue caminando!  ¿Por qué?  ¿Acaso Dios no quiere que tengamos sentimientos?  ¿Acaso no podemos cansarnos y demostrarlo?  La respuesta es simple y está escrita en el versículo 13.  Para que lo cojo no se salga del camino sino que sea sanado.  Cada prueba fortalece tu fe y te reenfoca en lo que realmente es importante: Dios.  Cada uno de nosotros tenemos mucho que corregir.  En palabras del versículo de hoy: necesitamos sanar todo lo “cojo” de nuestra vida.  Nuestra mente, pensamientos y sentimientos deben ser renovados para poder alinearnos a lo que Dios tiene para nosotros.  ¿Estás agotado?  ¿Triste?  ¿Desilusionado?  ¿Angustiado?  Si alguien te viera en este momento, ¿tu semblante está caído?  ¡Levanta las manos y camina!  Es momento de retomar fuerzas y seguir en la carrera espiritual.  No dejes que lo cojo te limite.  Tu carne siempre va a estar en contra de estos cambios.  Es normal que quieras regresar a lo que estás acostumbrado.  Sin embargo, esto no es lo mejor.  Hoy debes estar convencido que lo mejor es crecer espiritualmente y dejar que Dios te cambie.  Pide perdón por tus pecados.  Pide perdón por tanto cuestionamiento a los planes del Señor.  Pide perdón por tanto orgullo que interrumpe tu relación con el Padre.  Entrega tus cargas a Él.  Entrega todo lo que te está aplastando a Él.  ¿Acaso no es tu padre?  ¿Acaso no te ama?  ¿Acaso no sabe perfectamente lo que quieres y necesitas?  Si en verdad lo entiendes y crees, es momento de levantar los brazos y las piernas para seguir caminando por la senda que Él ha trazado.  El Salmo 95 dice: Venid, aclamemos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.  Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémosle con cánticos.  Gocémonos de la gran bendición que es tener al Señor como nuestro Padre y Salvador que en todo momento ve por nosotros.  ¡Levanta esas manos y gózate!

Oración

Señor: perdóname.  Me he enfocado en mí y te he dado la espalda.  Hoy quiero levantar mis brazos y piernas y seguir tus pasos para que corrijas todo aquello que debo cambiar.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén