Acuérdense de los presos, como si ustedes
fueran sus compañeros de cárcel, y también de los que son maltratados, como si
fueran ustedes mismos los que sufren.
Como ya he escrito anteriormente, mientras
viví en México tuve la oportunidad de iniciar, junto con otros hermanos, un
ministerio en el que visitábamos a los presos en el reclusorio sur. Había ya un grupo que creía en Cristo e
hicimos una conexión increíble. ¿Alguna
vez me imaginé abrazando a un delincuente?
¡Jamás! ¿Alguna vez pensé que
podría pasar tiempo con alguien que ha cometido un daño? ¡Por supuesto que no! Sin embargo Dios es increíble y
verdaderamente hace milagros. Solamente
Él puede transformar una vida que estaba totalmente acabada y restaurarla para
darle una nueva esperanza. Hoy puedo
decirte que recibía más bendición yo de la que podía llevar. Salía pleno.
Emocionado. Feliz. Lo irónico es que había estado en el lugar
más horroroso que pudiera imaginar. Lo
único que te puedo decir para describirlo es que salía mentalmente
exhausto.
Tristemente, hay una gran probabilidad de que
conozcas a alguien que, haya estado, esté o estará en la cárcel. Así que no olvides este pasaje. Además, independientemente de que algún
conocido atraviese una situación como esta, si tienes la oportunidad de ayudar
a alguien en estas condiciones, por favor no lo dudes y hazlo
inmediatamente. Hay mucha necesidad y
poca gente dispuesta a ayudar. No caigas
en el mismo sentir del mundo y pienses que merecen estar ahí y por consecuencia
no hay nada que debas hacer. ¿Acaso no
somos todos pecadores? ¿Acaso no es
Cristo el único que nos limpia? Si
Cristo nos recibe con todo lo que traemos arrastrando, ¿quiénes somos para
juzgar y hacer lo contrario? Acuérdate
de los presos y recuerda que también son tu prójimo y, como tal, es tu deber
amarlo como a ti mismo. Así también
debemos hacer con aquellos que son maltratados.
Me encantaría decir lo contrario pero es verdaderamente triste la
cantidad de personas que son maltratadas.
Física o verbalmente. Niños que
son vendidos como esclavos. Mujeres que
son secuestradas para luego ser prostituidas.
En fin, no tiene sentido poner la cantidad de abusos que hacemos como
sociedad apartada de Cristo. Lo que sí
debemos hacer, es pedir que Dios abra nuestros ojos y ponga en nosotros el
deseo de servir y ayudar. No necesitas
absolutamente nada mas que un corazón dispuesto y el Señor se encarga del
resto. Créeme. Lo he experimentado en repetidas
ocasiones. Cada vez que yo busco, las
puertas se cierran para que después el Señor me muestre que tenía todo
arreglado y bajo su control. No te
encierres en tu vida. No creas que tus
problemas son únicos y que no es momento de ayudar. Por el contrario, no te pierdas entre tanta
bendición y te olvides de los menos afortunados. Acuérdate de los presos y de los
maltratados. ¡Sirve! ¡Ama a tu prójimo! No solo des dinero sino involúcrate
personalmente donde el Señor te muestre.
Oración
Padre: es más fácil seguir mi camino y no
pensar que hay personas que necesitan ayuda.
Sin embargo hoy me pides que me acuerde de ellos y así quiero
hacerlo. Aquí estoy y quiero obedecerte
y servirte. Abre mis ojos y mi
entendimiento para poder darme cuenta de cómo y dónde quieres que sirva. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén.
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