Hebreos 12:18-21
Ustedes no se han acercado a una montaña que
se pueda tocar o que esté ardiendo en fuego; ni a oscuridad, tinieblas y
tormenta; ni a sonido de trompeta, ni a tal clamor de palabras que quienes lo
oyeron suplicaron que no se les hablara más, porque no podían soportar esta
orden: ¡Será apedreado todo el que toque la montaña, aunque sea un animal! Tan terrible era este espectáculo que Moisés
dijo: Estoy temblando de miedo.
Jehová es el mismo hoy, mañana y ayer. Sin embargo, esto no quiere decir que siempre
se ha manifestado de la misma manera. En
los tiempos de Moisés, utilizó el viento, una zarza ardiendo, nubes y otras
formas. Después hubo aquellos que
tuvieron la oportunidad de verle hecho hombre en Cristo. Hoy, lo podemos ver porque su Espíritu mora
en aquellos que le hemos recibido y hecho nuestro rey y salvador. En los tiempos antes de Cristo, existían
muchas reglas o limitaciones que hoy en día no tenemos. Insisto.
No porque Dios sea distinto sino que, dentro de su soberanía y
perfección, cada acción tiene un propósito y un tiempo específico. Hoy tenemos la enorme bendición de tener al
Espíritu morando en nosotros. No
necesitamos de un arca o de ir a algún templo para acercarnos al Señor. ¡Él vive en nosotros! Sin embargo, debemos aprender de los ejemplos
de la biblia porque también es Dios hablando.
En el pasaje de hoy, se hace referencia a los tiempos en los que la
falta de obediencia a Jehová se castigaba inmediatamente. Cada acto que la gente hiciera, estaba sujeto
a la ley. Por eso el mismo Moisés dice
que tenía miedo. Pareciera un tiempo muy
extremo y exagerado, pero la realidad es que hoy en día las cosas son iguales. ¿No me crees?
Te explico. Lo que Dios buscaba
en ese entonces y busca hoy en día es que abramos los ojos a su abominación por
el pecado. Quiere que entendamos que no
tiene comunión con las tinieblas y que no podemos llevar una doble vida. Obedecemos en todo o simplemente no
pertenecemos a Él. En los tiempos de
Moisés y antes de Cristo, Dios estableció leyes que mostraran físicamente estos
principios. Hoy en día, debemos entender
que Cristo es quien recibió todos esos castigos por nosotros. El pecado sigue siendo abominación para
Dios. Todo sigue igual. Lo que cambió es que ahora tenemos a Cristo y
antes no. ¿Por qué hoy en día no vemos
que la gente caiga muerta por cometer algún pecado como lo vemos con Ananías y
su esposa al querer engañar a Dios? No lo
sé. Lo que sí sé, es que las
instrucciones de Jehová siempre han sido constantes: permanecer en Él, hacer su
voluntad y alejarnos del pecados. Si bien,
hoy vivimos en la gracia de Dios, no debemos pasar por alto las palabras que
demuestran el sentimiento de Moisés. Es un
hecho que debemos tener miedo de fallarle al Señor. Debemos tener miedo de “jugar” con el
pecado. Debemos entender que para Dios
no existe una doble vida sino gente comprometida o sin comprometerse. Te animo a que examines en dónde estás parado. Tal vez has tomado a la ligera el pecado y
vas de un lado al otro sin ningún tipo de congruencia entre tus actos y tu vida
espiritual. Medítalo. Piensa en cómo Dios aborrece el pecado y qué
vas a hacer para cambiar.
Oración
Señor: gracias por tu palabra y
enseñanza. Te pido perdón porque he
tomado el pecado a la ligera. No necesito
que caiga un rayo para entender que aborreces las tinieblas y que en Ti no hay
mancha alguna. Yo quiero permanecer en
Ti. Yo quiero obedecerte. Yo quiero seguirte y dejarte que renueves
toda mi vida. Te lo pido en el precioso
nombre de Cristo Jesús. Amén.
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