Yo publicaré mi decreto;
Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy, pídeme y te daré por
herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como
vasija de alfarero los desmenuzarás.
Normalmente, en el mundo
corporativo, la oficina más grande, con mejor vista es para la persona más
importante de la empresa. De cierta
manera es como un recordatorio de quién es quién. Cuando sales a la calle, pasa algo
similar. Hay coches (carros) de distintas
marcas y precios. Unos tan caros que
mucha gente ni siquiera en un año entero logra juntar la cantidad para
comprarlos y otros baratos y mal cuidados.
Después tenemos las casas.
Dependiendo el “estatus” la casa se encuentra en una ubicación específica
y tiene ciertas características.
¿Sabes? Por más que nos guste
pensar lo contrario, la realidad es que hay personas más poderosas que otras. La realidad es que no todos somos
iguales. Un jefe puede despedir a su
subordinado injustamente y no podrán hacer nada contra él. Una persona más fuerte puede golpear a uno
menos fuerte y salirse con la suya. Lo
que quiero decir, es que siempre habrá alguien que pasará por encima de los
derechos de su prójimo y podrá salir sin que nadie le castigue. Sin embargo, para Dios todos somos iguales:
pecadores o no pecadores. Y mejor aún,
no hay nadie se encuentre por encima de Él.
Puede haber muchos por encima de nosotros y haciendo nuestra vida poco
agradable, pero nunca lograrán estar por encima de Jehová ¡Un verdadero alivio! No solo nos permite descansar sino que
además, nos libera de esa búsqueda interminable de poder y dinero para tratar
de escalar esa pirámide infinita. Te lo
repito. Dios está por encima de
todos. De la persona más importante de
tu oficina, de tu cuadra, de tu familia o de cualquier país. No hay nadie que pueda hacerle frente. Ni siquiera Satanás. No le cuesta mucho trabajo establecer su
dominio pues el mismo pasaje nos dice que con su vara de hierro quebranta a
todos como si fueran vasija de alfarero.
¿Y cómo podemos aplicar todo esto a nuestras vidas? Simple.
Lo más poderoso de este mundo es una simple vasija frágil de alfarero
para nuestro Dios. No temas. No desmayes.
No pierdas la perspectiva y no te apartes. Dios es el vencedor. Sin importar lo que veas a tu alrededor. Sin importar las circunstancias. Sí, no las puedes controlar y todo puede
parecer injusto o incierto. Sin embargo,
el Dios Todopoderoso tiene control y sabe cuáles son tus peticiones. Sabe cuáles son tus sueños. Sabe cuáles son tus debilidades. No hay nada que pueda enfrentársele. Nada. Así
que, sea lo que sea que atravieses, recuerda este pasaje. Recuerda que, aunque en el mundo hay
jerarquías, desigualdades e injusticias, Dios está por encima de todos y quiere
protegerte y prosperarte. ¡Qué gran
bendición!
Oración
Padre: gracias. No merezco tanto amor. No merezco todo lo que haces por mí. Gracias por esa misericordia y gracia que
derramas constantemente sobre mí. Te pido
perdones mis pecados y me guíes para apartarme del mal. Te pido que grabes estas palabras en mi
corazón para que nunca tema ni desmaye ante las circunstancias recordando
constantemente que Tú eres vencedor. Toma
mi vida Padre y permite que todo lo que haga sea para tu gloria. En Cristo Jesús. Amén.
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