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3 feb 2015

Salmos 2:7-9

Yo publicaré mi decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy, pídeme y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra.  Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás.




Normalmente, en el mundo corporativo, la oficina más grande, con mejor vista es para la persona más importante de la empresa.  De cierta manera es como un recordatorio de quién es quién.  Cuando sales a la calle, pasa algo similar.  Hay coches (carros) de distintas marcas y precios.  Unos tan caros que mucha gente ni siquiera en un año entero logra juntar la cantidad para comprarlos y otros baratos y mal cuidados.  Después tenemos las casas.  Dependiendo el “estatus” la casa se encuentra en una ubicación específica y tiene ciertas características.  ¿Sabes?  Por más que nos guste pensar lo contrario, la realidad es que hay personas más poderosas que otras.  La realidad es que no todos somos iguales.  Un jefe puede despedir a su subordinado injustamente y no podrán hacer nada contra él.  Una persona más fuerte puede golpear a uno menos fuerte y salirse con la suya.  Lo que quiero decir, es que siempre habrá alguien que pasará por encima de los derechos de su prójimo y podrá salir sin que nadie le castigue.  Sin embargo, para Dios todos somos iguales: pecadores o no pecadores.  Y mejor aún, no hay nadie se encuentre por encima de Él.  Puede haber muchos por encima de nosotros y haciendo nuestra vida poco agradable, pero nunca lograrán estar por encima de Jehová  ¡Un verdadero alivio!  No solo nos permite descansar sino que además, nos libera de esa búsqueda interminable de poder y dinero para tratar de escalar esa pirámide infinita.  Te lo repito.  Dios está por encima de todos.  De la persona más importante de tu oficina, de tu cuadra, de tu familia o de cualquier país.  No hay nadie que pueda hacerle frente.  Ni siquiera Satanás.  No le cuesta mucho trabajo establecer su dominio pues el mismo pasaje nos dice que con su vara de hierro quebranta a todos como si fueran vasija de alfarero.  ¿Y cómo podemos aplicar todo esto a nuestras vidas?  Simple.  Lo más poderoso de este mundo es una simple vasija frágil de alfarero para nuestro Dios.  No temas.  No desmayes.  No pierdas la perspectiva y no te apartes.  Dios es el vencedor.  Sin importar lo que veas a tu alrededor.  Sin importar las circunstancias.  Sí, no las puedes controlar y todo puede parecer injusto o incierto.  Sin embargo, el Dios Todopoderoso tiene control y sabe cuáles son tus peticiones.  Sabe cuáles son tus sueños.  Sabe cuáles son tus debilidades.  No hay nada que pueda enfrentársele.  Nada.  Así que, sea lo que sea que atravieses, recuerda este pasaje.  Recuerda que, aunque en el mundo hay jerarquías, desigualdades e injusticias, Dios está por encima de todos y quiere protegerte y prosperarte.  ¡Qué gran bendición!

Oración

Padre: gracias.  No merezco tanto amor.  No merezco todo lo que haces por mí.  Gracias por esa misericordia y gracia que derramas constantemente sobre mí.  Te pido perdones mis pecados y me guíes para apartarme del mal.  Te pido que grabes estas palabras en mi corazón para que nunca tema ni desmaye ante las circunstancias recordando constantemente que Tú eres vencedor.  Toma mi vida Padre y permite que todo lo que haga sea para tu gloria.  En Cristo Jesús.  Amén.

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