A ti clamo oh Dios, porque
Tú me respondes, inclina a mí tu oído y escucha mi oración.
A veces es difícil darnos
cuenta que nuestra esperanza no está al cien por ciento en el Señor. Él tiene que intervenir y dejar “caer” algunas piezas para que nuestro
piso se sacuda un poco y podamos ver con mayor claridad aquello que está
estorbando en nuestra comunión con Él.
Puede ser que haya cambios en tu trabajo, problemas de salud, alguna
situación económica o con algún ser querido.
Dios trabaja de muchas formas y no puedo enlistar cada una. Lo que sí puedo decirte es que hoy está
queriendo trabajar contigo. La biblia
nos dice que Él nos transformará y nos pareceremos más a Cristo. Cuando leo un versículo o pasaje como el de
hoy, me recuerda cuántas veces cometemos el error de buscar ayuda en los
lugares equivocados. “A Ti clamo Dios, porque Tú me respondes”. Sabemos que Dios responde. Sabemos que Dios nos ama. Sin embargo, muchas veces tratamos de
resolver las cosas por nosotros mismos.
Queremos que la incertidumbre se acabe y haya certeza a nuestra
manera. Queremos ver que las cosas se arreglen
como nosotros consideramos es lo mejor.
Olvidamos que Dios está al control y su plan es muy superior al nuestro. Poco a poco se van cayendo nuestras
opciones. Poco a poco el Señor va
mostrándonos lo frágiles que somos y lo sencillo que es perder aquello que
considerábamos nuestro. ¿Entiendes lo
que estoy diciendo? Es en ese momento de
plena conciencia de nuestra debilidad y necesidad de Dios en la que venimos a
Él como lo hace el salmista. Clamando a
Aquél que realmente tiene el control de las cosas y puede ayudarnos. Es en este instante cuando comprendes que tu
paz solamente puede provenir de tu confianza en Él. Cuando estás agotado. Cuando estás angustiado. Solamente el Señor tiene un camino pues tú ya
no ves por dónde. Hoy te tengo buenas
noticias. ¡Clama a Dios porque Él
escucha y responde a tu oración! Todo puede
estar de cabeza pero Dios sigue en control.
Nada puede parecer tener sentido sin embargo, Jehová tiene todo en sus
manos. Pide perdón por tus pecados. Reconcíliate con el Señor y deposita toda tu
vida, no solamente parte de ella ni casos especiales, tu vida entera entrégala
a Él y deja que Él abra caminos y traiga paz y bendiciones a tu vida.
Oración
Señor: no puedo más. Una cosa tras otra y yo ya estoy agotado. Hoy me doy cuenta que mi vida y mi esperanza
no están puestas en Ti. Perdóname. Perdona mis pecados. Ayúdame a dejar de dudar y entregarte mi vida
sin restricciones. Te pido escuches y
respondas a mi oración llenándome de tu paz, de tu amor y de tu consuelo para
que, independientemente de la situación, pueda estar confiado en Ti. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén
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