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3 sept 2015

Salmos 17:7-9

Tú que salvas con tu diestra a los que buscan escapar de sus adversarios, dame una muestra de tu gran amor.  Cuídame como a la niña de tus ojos, escóndeme bajo la sombra de tus alas, de los malvados que me atacan, de los enemigos que me han cercado.



Nunca olvides que Dios es la esencia misma del amor.  Él es amor.  Te ama tanto que sacrificó a su Unigénito.  Lo mandó a sufrir por ti y por mí.  Su amor no para cuando pecamos y le damos la espalda.  Tu amor no está sujeto a que nos portemos bien o cumplamos con ciertos requisitos.  Su amor es infinito.  Su amor es perfecto.  Su amor todo lo puede.  Por todas estas características, David apela a ese amor.  “Dame una muestra de tu gran amor”.  Unas migajas bastan.  No necesito todo.  Sabía que su amor es infinito que con muy poco sería más que suficiente.  “Cuídame; escóndeme” le pide al Señor.  Sabes, cuando las circunstancias nos alteran, es común que nos dejemos llevar por lo que está pasando, lo que vemos y olvidamos lo que no vemos: a Jehová trabajando.  Has una pausa en tu vida.  Medita lo que está sucediendo contigo o con algún ser querido.  Si tu situación es estable, es momento de apoyar a los que necesitan del amor en Cristo.  No seas egoísta y cierres tus ojos a las necesidades de la familia espiritual.  Tal vez el Señor quiera utilizarte para consolar o animar a tu hermano en Cristo.  Si por el contrario, tu situación es difícil y estás angustiado como lo estaba David al escribir este salmo, te recomiendo que utilices este pasaje como un ejemplo de oración.  Abre tu corazón al Señor.  ¡No tienes que mantener ninguna apariencia con Él!  No importa lo mucho que hayas caído, Él quiere recibirte con los brazos abiertos.  Dobla tus rodillas.  Abre todo tu ser al Señor.  Pide perdón y busca refugio y consuelo en su infinito amor.  Solamente Él podrá llenar tu vida.  Solamente Él podrá darle sentido a lo que parece no tenerlo.  No desperdicies lo que Dios te da sin restricción.  Hoy quiero animarte a que mueras a tu carne y crezcas tu espíritu reconociendo que necesitas del Señor.  Gózate porque Él está ahí, a tu lado, listo para darte una muestra de su infinito e increíble amor.

Oración

Señor: perdóname.  Te pido me llenes de tu amor, paz y consuelo.  No quiero seguir caminando sin Ti.  Toma mi vida.  Que todo lo que haga sea para darte gloria.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén

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