Nos hemos enterado de que algunos de los nuestros, sin
nuestra autorización, los han inquietado a ustedes, alarmándoles con lo que les
han dicho. Así que de común acuerdo
hemos decidido escoger a algunos hombres y enviarlos a ustedes con nuestros
queridos hermanos Pablo y Bernabé, quienes han arriesgado su vida por el nombre
de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto,
les enviamos a Judas y a Silas para que les confirmen personalmente lo que les
escribimos. Nos pareció bien al Espíritu
Santo y a nosotros no imponerles a ustedes ninguna carga aparte de los
siguientes requisitos: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de
la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual. Bien harán ustedes si evitan estas
cosas. Con nuestros mejores deseos.
Esta es la carta que escribieron y enviaron con Pablo
y Bernabé. Resulta interesante leer con
detenimiento y tratar de encontrar el tono con el que fue escrita. Es decir, ¿los estaban regañando, animando o
reclamando? Personalmente, después de
leer varias veces estos versículos, solamente puedo notar un tono calmado, con
mucho amor y paciencia para con los destinatarios. No me cuesta trabajo aceptar que tengo muy
poca paciencia. Lo que sí me cuesta
trabajo, y mucho, es poder calmarme y frenarme para reaccionar distinto. La biblia nos dice que debemos amar a nuestro
prójimo como a nosotros mismos. Que
seamos prontos para oír y tardos para la ira.
Que tengamos cuidado con nuestra lengua pues aunque pequeña puede
destruir en gran manera.
Sabemos que la biblia está llena de ejemplos sobre lo que
debemos y no debemos hacer y hoy es un excelente ejemplo sobre cómo comportarnos
con nuestros hermanos y cómo exhortarlos a continuar correctamente en el camino
de Dios.
Debemos tener mucho cuidado al dirigirnos a los demás y
en especial con nuestros hermanos en la fe. Si el Señor nos mandó a estar en paz con los demás,
busquemos tener este sentimiento presente en todo momento. Si es necesario corregir como en el caso que leímos
en los versículos de hoy, utilicemos palabras de amor y no de castigo, de paz y
no de contienda, de gracia y no de juicio recordando en todo momento que servimos
al Señor y no a nosotros mismos. Pablo en
su carta a Timoteo nos dice que reprendamos al anciano exhortándole como a un padre
y a los más jóvenes como nuestros hermanos. Recuerda lo que la carta a los gálatas nos dice
sobre el fruto del espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza.
Todos estos atributos tenía Jesús y vivió dando testimonio
de ello. Si decimos que somos sus seguidores,
es nuestra responsabilidad imitarlo en todo y no solo en aquello que consideramos
importante. Recuerda que Dios no ve el exterior
sino tu corazón. A Él no lo engañas cuando
no obedeces. Te engañas a ti mismo.
Oración
Padre: perdona mis pecados y mi falta de amor y paciencia
para con mi prójimo. Gracias por enseñarme
que debo cambiar y que mi personalidad necesita ser moldeada conforme a la de Jesús.
Transforma mi vida y permite que lleve fruto.
Te pido que me llenes de tu amor y que pueda
compartir tus bendiciones con mi prójimo sin hacer excepción de persona alguna.
En Cristo Jesús. Amén
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