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6 oct 2011

Hechos 15:1-2


Algunos que habían llegado de Judea a Antioquía se pusieron a enseñar a los hermanos: A menos que ustedes se circunciden, conforme a la tradición de Moisés, no pueden ser salvos.  Esto provocó un altercado y un serio debate de Pablo y Bernabé con ellos.  Entonces se decidió que Pablo y Bernabé, y algunos otros creyentes, subieran a Jerusalén para tratar este asunto con los apóstoles y los ancianos.



El día de ayer falleció Steve Jobs.  Si tu nombre no te dice mucho, piensa en la compañía Apple.  Las ipods, ipads, iphones y computadoras Mac.  Prácticamente, este hombre revolucionó nuestra forma de vivir.  A la edad de 56 años falleció.  Dejó a su familia, su empresa, su casa y una cantidad impresionante de dinero.  Ahí está todo su trabajo.  No se lo pudo llevar.  Básicamente, lo que Pablo, Bernabé y Pedro, tratarían de aclarar con los hermanos que predicaban acerca de la necesidad de circuncidarse era mostrarles lo que le sucedió a Steve Jobs: la circuncisión se queda en este mundo mientras nuestras almas se van.  La biblia nos enseña que por gracia somos salvos y esto proviene de Dios y no de nosotros para que la gloria sea siempre para Él. 
Mientras veía en las noticias los logros que este hombre había tenido y escuchaba un excelente discurso que dio en una Universidad, meditaba en una frase que compartía, la cual, había cambiado su vida.  “Cada día me levanto y me pregunto si lo que haré el día de hoy me gusta.  Si la respuesta es negativa por un periodo extendido, significa que debo cambiar de dirección”.  ¡Me encanta la frase!  Pero me gusta aun más si la aplico en nuestra vida espiritual en lugar de la material y la parafrasearía así: cada día que me levanto, me pregunto si en este día estoy dispuesto a servir al Señor sin importar lo que pueda venir y gozarme con las bendiciones que Él considere necesarias para mi vida.
Jesús nos enseña que para ir al cielo necesitamos reconocer que hemos pecado contra Él y pedir perdón alcanzando su gracia y misericordia.  Los hermanos estaban cambiando su evangelio y tratando de regresar a lo que habían aprendido sobre la salvación y la circuncisión.  Así somos nosotros.  Aprendemos de Dios.  Aprendemos que Jesús tiene un nuevo camino y aprendemos que la biblia nos enseña cómo ir por ese camino.  Mientras vamos por ese camino, nos empieza a coquetear el comprar un auto nuevo.  Nos distraemos con unas ricas vacaciones en un lugar delicioso.  Conocemos a una persona que nos hace sentir que nuestro estómago se hace chiquito.  Cambiamos de trabajo o de ciudad.  Y así, poco a poco, sin darnos cuenta, estamos enfocados en vivir para nuestro placer carnal y hemos dejado atrás nuestra perspectiva espiritual.  Así de fácil.  No lo viste venir y tampoco lo hiciste con intención.  Pero hoy te encuentras más atrapado en las cosas materiales que en las espirituales.  Justo como estabas antes de conocer a Dios o tal vez peor.  Piensa en esto.  Todo aquello que te distrae, se quedará aquí cuando tú te vayas.  Lo único que queda es tu servicio al Señor y esto no porque te lo lleves sino porque nos dice la palabra que Él nos tiene una recompensa por nuestro servicio a Él. 
Fue muy impresionante para mí el fallecimiento de Steve Jobs.  Una de las personas más increíbles, inteligente y rica de este mundo no pudo decidir sobre cuándo morir.    El Señor tuvo control sobre su vida y así tiene control de la nuestra.  Deseo de todo corazón que cada día que me permita estar aquí, pueda vivirlo en servicio a Él.  No permitas que la “circuncisión” te distraiga de lo que realmente importa.  ¿Qué vas a hacer de tu día?  ¿Trabajar para ganar dinero y cuidar de tu familia?  Suena bien, pero se te olvida que el que realmente la sustenta no eres tú sino Dios.  Mejor dediquemos nuestra vida a Aquél que nos ama y nos bendice.  A Aquel que nos da todo lo que necesitamos y más.  Deja de ser egoísta y sirve al Señor.  Deja tus costumbres atrás y renueva tu vida a través de Cristo.

Oración
Señor: me arrepiento de mis pecados y te pido que me perdones.  Hoy aprendí que a través de tu gracia puedo ir al cielo y te pido que así sea en mi vida.  Gracias por mostrarme que mis costumbres estorban en mi relación contigo y que nada de lo que hay en esta vida me podré llevar cuando me llames.  Te pido que cada día pueda servirte y tener mi mirada en ti.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén.

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