Algún tiempo después, Pablo le dijo a Bernabé:
Volvamos a visitar a los creyentes en todas las ciudades en donde hemos anunciado
la palabra del Señor, y veamos cómo están.
Conforme más conozco de Dios y más quiero obedecer,
comprendo que mi vida cada vez se debe enfocar menos en mí y más en servir a
los demás. Poco a poco voy entendiendo
que Jesús se dedicó enteramente a sus discípulos y a dejarnos un extraordinario
ejemplo de cómo vivir. Nació en
Belén. La ciudad más pequeña de
Judá. Incluso la gente se preguntaba si
algo bueno podría salir de aquél lugar.
Hijo de un carpintero. De las
profesiones más bajas en ese tiempo.
Viviría sin un hogar fijo. Una muda de ropa y comida conforme les era
ofrecida (o realizaba un milagro). Recuerdo
la escena en la que Jesús decide lavar los pies de los discípulos. Algo totalmente inverso a las
costumbres. Considerado de las actividades
más bajas que una persona podría realizar.
Jesús lo hizo por sus discípulos.
Pero no termina ahí. Fue llevado
a juicio de manera ilegal y sobre todo injusta.
Sufrió una muerte horrible y brutal.
Colgado en un madero. Destinado
para los peores criminales que existían en esa época. Finalmente tuvo que ser desamparado por Dios
y pagar por todos nuestros pecados.
Si puedes comprender cada detalle de lo que Jesús
hizo, puedes entonces ver que tiene sentido lo que Pablo está proponiendo a
Bernabé.
Jesús se dedicó a nosotros. No pensó en unas vacaciones. No pensó que ya era suficiente. No pensó que ya se estaba convirtiendo en un
“aleluyo” o un extremista. Estaba
obedeciendo al Padre y entregando su vida por nosotros. Precisamente esto es lo que Pablo le está
diciendo a Bernabé. Bueno Bernabé, ya hemos ido a una gran cantidad de regiones, miles de
personas han escuchado y aceptado el evangelio que hemos anunciado, hemos
atravesado muchas situaciones adversas, creo que es tiempo de volver y dar
seguimiento a cada uno de ellos para encomendarlos por el camino del
Señor. Qué tal que por el contrario
hubiera terminado diciendo: ahora es
tiempo de establecernos en Jerusalén y predicar ahí. ¿No te parecería razonable algo así? Honestamente así lo aplicamos a nuestra
vida. Pensamos que ya hicimos
suficiente. Que ya sería exagerado hacer
más o que simplemente necesitamos un descanso.
No se trata de ser exagerado sino de entender lo que Jesús hizo por ti y
por mí.
Es tiempo de ser verdaderos servidores de Cristo. No a medias.
No a tu conveniencia. No conforme
necesites de Dios. Si dices creer en
Dios y haber aceptado a Cristo, tu siguiente paso debe ser entregar tu vida
entera en servicio a Él. No dejes que lo
material ni lo físico estorben en lo espiritual. Somos hijos de Dios y embajadores en este
mundo. No pertenecemos aquí. Estamos de paso. Utilicemos este tiempo lo mejor que podamos para
dar gloria a aquel que nos ama incondicionalmente.
Oración
Padre y Señor mío: Perdona mis pecados y límpiame. Hoy entiendo que he puesto mis ojos en mis cosas,
mis deseos y mis necesidades y comprendo que no es lo que quieres de mí. Te pido que pueda vivir en servicio a Ti y a mi
prójimo. Te pido que mi vida física y material
pasen a segundo plano y mi relación contigo sea siempre mi prioridad. Quita aquello que estorbe en mi comunión contigo.
Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén
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