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28 may 2012

Hechos 25:1-5


Tres días después de llegar a la provincia, Festo subió de Cesarea a Jerusalén.  Entonces los jefes de los sacerdotes y los dirigentes de los judíos presentaron acusaciones contra Pablo.  Insistentemente le pidieron a Festo que les hiciera el favor de trasladar a Pablo a Jerusalén.  Lo cierto es que ellos estaban preparando una emboscada para matarlo en el camino.  Festo respondió: Pablo está preso en Cesarea, y yo mismo partiré en breve para allá.  Que vayan conmigo algunos de los dirigentes de ustedes y formulen allí sus acusaciones contra él, si es que ha hecho algo malo.


Es muy fácil afanarse.  Prácticamente puedes vivir afanado y no darte cuenta.  Lo único que sientes es que estás de mal humor y que enojarte se ha vuelto cada vez más sencillo y explosivo.  Posteriormente la amargura comienza a dar frutos.  No es una historia ajena.  Tú y yo hemos pasado por esto.  ¿El problema?  No nos damos cuenta de cómo estamos viviendo.  Allá afuera se promueve una vida que está totalmente ajena a los principios del Señor.  Nos hacen pensar que esto o aquello traerá bienestar a nuestras vidas pero conforme pasa el tiempo, no llega absolutamente nada y el afán florece.  ¿No me crees?  ¿Crees que estoy exagerando?  Pon atención a los comerciales por tan solo 5 minutos.  ¿Qué dicen?  ¿Qué promueven?  A los hombres nos dicen que debemos tener dinero y vernos exitosos (sigo sin entender cómo alguien se ve exitoso), mientras que a las mujeres les dicen que deben tener una muy buena figura y nunca envejecer.  Nos dicen qué auto debemos tener y nos hacen pensar que demuestra felicidad el tener tal o cual.  ¿Qué pasa si no tenemos lo que nos promueven?  Nos quejamos.  Nos deprimimos.  Envidiamos a los que sí tienen esto o aquello.  Te recomiendo que pongas atención a la publicidad.  ¿Has visto las revistas de chismes?  ¡Parecen de pornografía!  Y nos hacen pensar que eso es normal y está bien.  ¡No lo está!  Todo esto nos llena la mente de deseos y pensamientos que no son los deseos y pensamientos de Jesús.  ¿Por qué crees que nos dice la biblia que debemos estar preparados para una batalla espiritual (efesios 6)?  El Consejo estaba afanado contra Pablo.  Todos sus pensamientos buscaban deshacerse de él y no se dieron por vencidos.  Pablo fue trasladado fuera de Jerusalén.  Para este momento podrían haberse cuestionado sus intenciones.  ¿Cuánto más vamos a querer acabar con este hombre que el mismo gobernador lo ha protegido poniendo a más de 400 soldados?  ¡Era ilógico!  Pero ahí estaban.  Día tras día.  Conspirando.  Buscando la manera de acabar con él.  Y muchas veces así estamos nosotros.  Día a día tratando de conseguir lo que pensamos será bueno para nosotros.  ¿Te has preguntado si es la voluntad de Dios?  ¿Te has preguntado si tiene sentido?  El pasaje nos dice que insistían y no se daban por vencidos hasta querer completar su objetivo: asesinar a Pablo.  ¡El Consejo pensaba que el asesinar a Pablo traería un beneficio!  Obviamente no lo estaban haciendo para recibir un mal.  ¿Te das cuenta de lo mal que podemos estar?  Tal vez pienses que tu objetivo es distinto y es válido.  Traerá bienestar económico o algún beneficio distinto.  Mi consejo es que entregues a Dios todos tus deseos y cuestiones si se han convertido en afanes que no puedes controlar.  ¿De qué estás llenando tus pensamientos y tu corazón?  ¿A qué le dedicas tu tiempo libre?  Espero que puedas meditar en tus deseos.  Piensa si estás cargando con afanes y amarguras en tu vida.  Abre tu corazón al Señor y deja que te muestre tus verdaderas intenciones.  ¡Cuídate de lo que vez y escuchas!  
Oración
Señor mi Dios: alabado seas.  Eres grande y poderoso pero sobre todo amoroso.  Gracias por fijarte en mí y darme la oportunidad de tener comunión contigo.  Te pido perdón por mis pecados y por no servirte como Tú lo deseas.  Te pido Padre que abras mis ojos y permitas que vea cuántas cosas me roban la paz y se convierten en afán si siquiera enterarme.  Te pido que Tus deseos y Tus pensamientos sean los míos.  Gracias Señor.  En el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

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