Pasados algunos días, el rey Agripa y Berencie llegaron a Cesarea para saludar a Festo. Como se entretuvieron allí varios días, Festo le presentó al rey el caso de Pablo. Hay aquí un hombre, le dijo, que Félix dejó preso. Cuando fui a Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos presentaron acusaciones contra él y exigieron que se le condenara. Les respondí que no es costumbre de los romanos entregar a ninguna persona sin antes concederle al acusado un careo con sus acusadores y darle la oportunidad de defenderse de los cargos.
Al terminar este año, el mundo habrá visto elecciones presidenciales en Egipto, Francia, México, Estados Unidos, Venezuela, Eslovenia, Ghana, Corea del Sur, entre otros. Dependiendo de cada país, tendrán sus debates y campañas políticas. Como sociedades, buscamos tener un régimen que vea por el bienestar del país aunque tristemente algunas personas prefieren beneficio personal por encima del colectivo. Las discusiones entre un partido y otro se vuelven acaloradas. Los candidatos hablan mal de sus oponentes y tratan de decir cómo cambiarían los problemas actuales. Todo esto lo escribo porque en el pasaje de hoy puedo ver perfectamente a dos actores políticos de la actualidad con la misma plática. Mire señor gobernador o señor presidente, esta es una situación que yo tomé en mis manos y la manejé de la mejor manera. Aclaré cómo utilizamos la ley para resolver los problemas y todo ha salido a la perfección. El gobierno anterior no supo qué hacer y nos dejaron el paquete que nosotros sí supimos cómo resolver. ¿Te suena familiar? ¡Pasa en todos lados! Pasaba hace dos mil años y hoy en día es lo mismo. ¿Por qué? Porque proviene de la naturaleza humana. Por esta razón no entiendo a los que desacreditan la biblia por ser antigua. El libro será viejo pero el hombre es el mismo.
¿Qué debemos hacer como seguidores de Jesús ante tanto ruido político? ¿Cómo debemos comportarnos? ¿Qué dice Dios al respecto? Aunque no lo creas, el Señor nos da perfectamente la pauta para la política: dar a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios. Aunque el pasaje se refiere al tributo o impuesto, me parece que lo podemos extender un poco más. Cumple con tus obligaciones como ciudadano. Obedece a tus autoridades. Obedece las leyes. Pero lo más importante es que des a Dios lo que es de Dios. Ama al Señor tu Dios sobre todas las cosas. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Da testimonio compartiendo el evangelio y haciendo discípulos en cada rincón de la tierra.
Cuando Jesús vino a la tierra, el imperio romano tenía grandes virtudes y vicios. Sigo sin encontrar algún pasaje que nos diga que Jesús intentó cambiar el régimen político. Lo que sí hizo todos los días, es cambiar el régimen en el que nuestro corazón, nuestra mente y nuestros deseos vivían. Nos cambió de un régimen de esclavitud al pecado a uno de libertad. ¿Por qué Jesús no hizo nada al respecto con tanto vicio de los romanos? ¡Porque lo más importante en esta vida es servir a Jehová! Lo material va y viene. Si bien, es increíble poder adorar a nuestro Señor de manera libre y sin miedo, los discípulos lo hicieron siendo perseguidos ferozmente y de igual manera fueron bendecidos por Dios. Cada sociedad que se entregue a Cristo, tendrá las mejores bendiciones. No por el partido político o un candidato sino porque la sociedad ha decidido seguir a Jesús. En el pasaje de hoy podemos darnos cuenta que un candidato o un partido político, no cambiarán a un país. El cambio lo debemos promover nosotros liberando a las personas de la esclavitud al pecado (Romanos 6). ¡Este es el motivo para vivir! ¡Este es el motivo para luchar! ¡Este es el motivo para entregar todo tu esfuerzo! Alabado sea Jesús.
Oración
Señor: definitivamente me confunde todo lo que pasa a mi alrededor. Hay mucho ruido y a veces no logro tener una buena visión con Tu perspectiva. Hoy entiendo que debo enfocar mi esfuerzo a servirte y a llevar tu nombre a más personas para que sean liberados del pecado. Te pido que pueda ser ejemplo de lo maravilloso que es tener comunión contigo. Gracias por tu palabra. Gracias por tus instrucciones. Gracias por tu amor. Gracias en el nombre de Jesús. Amén
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