Cuidémonos, por tanto,
no sea que, aunque la promesa de entrar en su reposo sigue vigente, alguno de
ustedes parezca quedarse atrás. Porque a
nosotros, lo mismo que a ellos, se nos ha anunciado la buena noticia; pero el
mensaje que escucharon no les sirvió de nada, porque no se unieron en la fe a
los que habían prestado atención a ese mensaje.
Santiago 1:22 dice:
pero sed hacedores de la palabra, y no tan solo oidores, engañándoos a vosotros
mismos. La sabiduría de la calle dice:
del dicho al hecho hay un largo trecho.
Y el pasaje de hoy dice: el mensaje que escucharon no les sirvió de nada
porque no se unieron en la fe. ¿Qué
criticó Jesús a los fariseos? Su falta
de aplicación de todo el conocimiento que tenían. Se habían vuelto hipócritas. Conocían la palabra de Dios. Actuaban de cierta forma frente a la
gente. Pero en su corazón el mensaje
nunca echó raíz. Espero que tú no seas
como ellos. Espero que entiendas que en
el cristianismo no hay que quedar bien con nadie ni comportarse de tal o cual
forma. Cuando caes en eso, como dice
Santiago, te estás engañando a ti mismo.
El mensaje es uno y es muy claro: debemos practicar lo que
escuchamos. Obedecer. Imitar los pasos de Jesús. Servir.
Todo esto se concentra en las palabras de Santiago: ser hacedores y no
oidores.
El pasaje también nos
dice: cuidémonos. En la versión reina
Valera dice temamos y me parece más adecuada la traducción. No se trata de que unos a otros nos cuidemos
puesto que está hablando de tener acción en nuestra fe. En tal caso debería decir animémonos. Temamos.
Tener miedo. Pocas personas
entienden lo que es temer a Dios. Muchas
otras no pueden asociar el miedo con el amor y menos con Dios. Nos hemos hecho tal imagen de Jehová, que a
veces cuesta trabajo aceptar una nueva característica. Pero el temor al Señor es algo bueno. Es algo que la biblia repite varias
veces. No es un miedo a que nos va a
lastimar. No es un miedo que nos
distancie. Es un miedo que involucra
respeto, identifica quién es quién y nos motiva a mantenernos firmes, sirviendo
y buscando no desobedecerle. Tengamos
miedo de no ser como aquellos que escucharon la palabra de Dios, se
conmovieron, incluso asistían a escuchar predicaciones y convivían pero jamás
se unieron a la fe. Es fácil engañar a
las personas. Tal vez tú mismo te puedas
engañar. Al Señor es imposible
engañarle. De estas actitudes hay que
tener miedo. De no caer en
hipocresías. De no caer en
incongruencias sino de tener una vida que tiene sentido y hace lo que dice
hacer.
Es fácil caer en la
hipocresía. Sin embargo, tampoco debemos
caer en el error de estigmatizarnos porque constantemente caemos en
pecado. La gracia de Dios nos perdona. El sacrificio de Cristo fue perfecto y no
necesitamos nada más. La diferencia está
en el corazón. Cuando uno tropieza pero
quiere dejar de caer, su vida está enfocada al crecimiento espiritual y es
hacedor de la palabra. Por otro lado,
cuando alguien peca y busca hacerlo en “la noche” para que no lo descubran, su
vida es una hipocresía y se quedará fuera del reposo de Dios pues nunca
perteneció. Tengamos miedo de no caer en
esta situación.
Oración
Padre: te pido perdón
por mis pecados. Te pido perdón por mi hipocresía. He querido pensar que llevo una buena vida
pero en realidad hago mi voluntad y no la tuya.
Perdóname. Quiero entregarme a Ti
y seguir tus mandamientos. No quiero
quedarme fuera. No quiero estar apartado
de Ti. Limpia mi corazón. Renueva mi mente. Quiero vivir sirviéndote. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén
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