¡Levántate Señor! ¡Levanta oh Dios tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! ¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que Tú no lo llamarás a
cuentas? Pero tú ves la opresión y la
violencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda
de los huérfanos.
Los judíos siguen esperando
al mesías por no querer aceptar la confirmación de todas las profecías en la
vida de Jesús. Quieren un mesías a su
manera. Que traiga el reinado que ellos
esperan. Que establezca al pueblo de
Israel como líder. Sin embargo, Dios
nunca prometió que así sería. El reino
al que hacía alusión es al espiritual y cómo se acabaría la esclavitud al
pecado a través de la muerte de Cristo y el descenso del Espíritu Santo para
morar en cada uno de nosotros.
En ocasiones, hay
predicadores que toman fragmentos de la biblia y los acomodan como ellos
quieren para poder crear un mensaje que rompe con lo que realmente nos dice la
palabra del Señor. Si tomamos el pasaje
de hoy como ejemplo, podría ponerme a predicar sobre el castigo que Jehová
traerá sobre todos aquellos que hacen el mal.
Podría hacer énfasis en cuánto podemos confiar en Él y cómo ayuda al
desamparado. Él no se olvida de la
opresión ni tampoco hace caso omiso de la violencia. Sin embargo, lo que la biblia nos está
diciendo es que debemos confiar en Él y no buscar que haya un castigo a nuestra
manera. ¿Lo entiendes? Así como los judíos querían a un mesías a su
manera, muchas veces nosotros queremos que la justicia del Señor se aplique a
nuestra manera. Queremos que los
castiguen. Que los aplasten y que todo
lo que nuestra carne siente, Dios se haga cargo de cumplir esos caprichos. La realidad es que el pasaje nos habla sobre aquellos
que menosprecian al Señor y pide que no se quede sin hacer nada. Pero no termina ahí. Dice: las víctimas confían en Ti. ¡Eso es un verdadero creyente y seguidor de
Jesús! Una persona que, a pesar de
sufrir (siendo víctima), sigue confiando en el Señor. No se llena de auto conmiseración. Ni se queda pensando que es una víctima y los
demás deben tratarle distinto. No. Simplemente sabe que, sin importar lo que
haya sucedido o pueda suceder, debe seguir confiando en Jehová. No busca venganza ni guardar el rencor. Sin importar el que le hayan hecho daño,
dejará que Dios se encargue.
Así que, no predico que
Dios castigará a nuestra manera. No predico
que verás cómo el Señor se encarga de aplastar al que te ha hecho daño. Predico la palabra de Dios que nos dice que confiemos
en Él. Te animo a que así lo
hagamos. No tenemos que entender todo lo
que sucede. Simplemente podemos confiar
en que Él nos ama y se encargará de absolutamente cada detalle para guardarnos
o permitir ciertas cosas para moldearnos conforme a su voluntad.
Oración
Padre: gracias. Gracias por recordarme que tú eres Dios y yo
soy un simple mortal. Gracias por
recordarme que no trabajas para mí ni vas a estar cumpliendo con mis
caprichos. Gracias por hacer tu voluntad
por encima de la mía. Gracias porque hoy
aprendí que debo confiar y esperar en Ti.
Sin importar lo que venga. Sin importar
que lo entienda o no. Padre: yo confío
en ti. No permitas que nada me aparte de
Ti y permanezca a pesar de las pruebas. Te
lo pido en el nombre de Jesucristo. Amén
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