Por la opresión de los
pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice Jehová;
pondré en salvo a quien por ello suspira.
En Éxodo 3:7 dice Jehová: he visto la aflicción de mi pueblo, he oído
su clamor y conozco sus angustias. Cuando Moisés escucha estas palabras, para el
pueblo judío no había esperanza para terminar con la opresión que recibían de
los egipcios. No podemos pensar que Dios
trabaja a nuestra disposición y a nuestro tiempo. Sin embargo, tampoco podemos pensar que no le
interesa nuestra vida. Él escucha tu
aflicción, tu clamor y tus angustias. Él
escucha tus alegrías tus risas y al mismo tiempo tus llantos. Es un padre bueno y quiere lo mejor para
ti. Por ello obrará conforme a su
voluntad, y no la nuestra, pues sabe más que tú y que yo. ¿Por qué tardó tanto en liberar a
Israel? ¿Por qué tardó tanto en darle un
hijo a Abraham? ¿Por qué Jesús no vino
antes o después? Estas son preguntas
generales y válidas pero ahora hazlas tuyas y pregúntate, ¿por qué ha permitido
tal o cual cosa en mi vida? ¿Por qué
ahora? ¿Por qué así? La respuesta es simple. Porque es Dios y sabe cuándo y cómo hacer las
cosas a la perfección. El pasaje de hoy
nos dice que pondrá a salvo a los pobres y a los necesitados que claman a Él. ¿Estás orando? ¿Constantemente? ¿Sin cesar?
¿Pasas más tiempo pensando en tu situación que en oración? Como hijos de Dios necesitamos aprender a
esforzarnos menos y confiar más. Leíste
bien. Debes aprender a esforzarte menos
y confiar más. ¡Deja que Dios
trabaje! Deja que sus planes se
desarrollen a su tiempo, a su forma, a su espacio. No estorbes sino conviértete en un canal para
que trabaje a través de ti. Deja de
pensar en tus carencias y sufrimientos por más duros que sean. Dios te está diciendo en su palabra que
vendrá por ti y que escucha tus palabras.
Mientras tanto, enfoca tu vida en servirle.
Cada día tenemos dos
opciones: buscar servir a Dios o servirnos a nosotros mismos. Sin importar lo que uno atraviesa, las
opciones son las mismas. Sin importar
nuestro estado de ánimo, nuestra situación económica o cualquier otra
circunstancia. Hoy aprendimos que el
Señor vendrá por aquellos que están necesitados y claman a Él. ¿De qué lado estás?
Oración
Padre: Gracias. Tu palabra me llena de esperanza y trae
sentido a mi vida. Gracias por amarme y
no dejarme. Gracias por mostrarme que,
sin importar lo que suceda, Tú estás aquí y me amas. Te entrego mi vida y te pido que busque dejar
de esforzarme y confíe en tu soberanía. En
el nombre de Cristo Jesús. Amén
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