Salmos 18:28-29

Tú encenderás mi lámpara, Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.   Contigo desbarataré ejércitos y con mi Dios asaltaré muros.

Me da mucha tristeza escuchar a personajes religiosos hablar de Dios y decir que  Él quiere que todo en nuestra vida esté “bien”.  ¡No es cierto!  La biblia nunca nos dice eso.  Todo lo contrario es lo que encontramos en ella.  Este salmo es el perfecto ejemplo.  Lo voy a parafrasear: en la vida habrá momentos de oscuridad y tinieblas, habrá murallas que frenen tu camino y no te permitan ver la forma para seguir adelante.  Sin embargo, Dios es quien alumbra tu camino y quien libra tus batallas resultando siempre vencedor.  Nuestra lámpara la enciende el Señor.  No mis fuerzas.  No mis habilidades.  No mis bienes materiales.  Dios es quien hace todo.  Ahora, aquí normalmente la gente empieza a entrar en conflicto y a argumentar que está mal o algo no tiene sentido pues cómo es posible que Dios haga todo.  Bien.  No es fácil de aceptar pero sí es fácil de entender.  Te voy a dar un ejemplo para poder entenderlo mejor.  Si estoy buscando un trabajo tengo dos opciones: pensar que yo lo voy a conseguir o dejar que sea el Señor quien lo ponga en mi camino.  En cualquiera de las dos circunstancias debes salir y buscar el trabajo.  Contactar a tus amigos y familiares para que te ayuden a encontrar un trabajo.  Mandar tu currículum a distintos lugares entre otras cosas.  La diferencia, y es muy grande, entra cuando llegan las oportunidades.  Cuando uno confía en sus propias habilidades, hay nerviosismo, confusión, desconfianza y trata de llegar al mejor escenario con demasiada incertidumbre.  Cuando uno confía en el Señor, entrega toda esa incertidumbre y deja que Él sea quien libre la batalla.  Uno sabe que Él se encargará de darnos el mejor lugar, con el mejor salario y con las mejores condiciones.  ¿Por qué lo sé?  Porque nadie nos ama como Él.  ¿Quiere decir que debo escoger el trabajo que más me pague?  No.  Quiere decir que Él te dará lo que necesitas para que nunca te falte nada.  ¡Por eso es el mejor salario! 

El salmo de hoy nos recuerda que la vida no es fácil.  Nos advierte sobre lo que habrá de venir.  Tinieblas.  Incertidumbre.  Miedos.  Agotamiento.  Sin embargo no nos deja solos y sin esperanza.  Dios es el combustible para nuestra lámpara.  Dios es la luz que guía nuestro camino.   Dios es quien libra la batalla y vence por sobre todo.  El evangelio no es para hacernos pensar que todo será perfecto sino para recordarnos que Jehová tiene el control y Él es perfecto.  Recuerda que David ahora está disfrutando y agradeciendo al Señor por no haberlo desamparado durante su persecución y angustia.  Si estás en aflicción, no desmayes.  Si ya se ha solucionado tu situación, da gloria a Dios y utiliza tu experiencia para consolar y apoyar a otros hermanos en la fe.  El salmo de David nos sirve hoy para traer esperanza y gozo a nuestras vidas.  Hagamos lo mismo con nuestras experiencias.

Oración

Padre: gracias.  Gracias por tu cuidado.  Por tu amor.  Por tu misericordia y sobre todo, por nunca abandonarme.  Gracias por llevar mis cargas y pelear mis batallas trayendo siempre la victoria.  Perdona mis pecados.  Perdona mis dudas y cuestionamientos.  Te entrego mi vida, mis problemas, mis angustias y mis luchas.  Que tu luz sea siempre mi guía.  Que tu voz sea siempre mi instrucción.  En Cristo Jesús.  Amén.