Tú me libras del furor de
mis enemigos, me exaltas por encima de mis adversarios, me salvas de los
hombres violentos. Por eso Señor, te
alabo entre las naciones y canto salmos a tu nombre.
Es Dios quien hace
todo. Cuesta trabajo entenderlo y
aceptarlo pero esa es la realidad.
Nuestro orgullo es confrontado contra la soberanía de Él. A nuestra carne le causa conflicto aceptar
que Él nos amó primero, Él nos buscó y Él mandó a su Unigénito para poder
reconciliarnos. Nos ha puesto todo en la
mesa para tomarlo y sin embargo, nosotros no lo aceptamos. Pensamos que tenemos que hacer algo más. Pensamos que Dios necesita algún tipo de
sacrificio de nuestra parte. Satanás nos
engaña y hace pensar que lo que hemos hecho, no tiene perdón. La realidad es que Jehová ha hecho todo para
que tu vengas a sus pies y te des cuenta del amor que se derrama por ti. Dios quiere hacer lo mismo que hizo por David
en tu vida. Quiere librarte de tus
enemigos. Quiere exaltarte por encima de
tus adversarios y salvarte de hombres violentos. ¿No te parece increíble? Lo único que pide a cambio es que confieses
que Él es el Señor y Salvador. Aquí
entra el conflicto con tu orgullo. Aquí es
cuando la gente contesta: déjame
pensarlo; no estoy seguro todavía; no quiero cambiar de religión; y así las
excusas abundan. No son buenos
argumentos sino que es la soberbia hablando por ellos al no dejarlos reconocer
que uno está mal y que Jehová está bien.
Por eso Dios nos dejó su palabra.
Para examinarla minuciosamente. Para
estudiarla y conocerle profundamente. Una
y otra vez se nos muestra el gran amor que nos tiene el Padre. Una y otra vez encontramos promesas para
llenarnos de bendiciones. Sin embargo,
una y otra vez encontramos advertencias sobre darle la espalda al Señor. Aquellos que niegan a Cristo en la tierra, Él
los desconocerá en el día del juicio.
Dios no está lejos de
ti. Al contrario, está a tu lado
esperando a que le entregues tu vida por completo. No por partes y con condiciones. Él quiere sentarse en el trono de tu vida y
mostrarte cómo su camino es perfecto y lleno de bendición. ¿Qué vas a decidir? Tal vez tienes tiempo escuchando de Dios pero
realmente no te has comprometido. Tal vez
no sabes bien lo que significa comprometerte pero sientes ese llamado que no te
deja en paz. No dejes pasar más
tiempo. Dobla tus rodillas y entrégate a
Él. No tiene sentido seguir luchando
solo cuando Él quiere darte la victoria.
David lo entendió y se rindió ante El.
Dios entonces lo bendijo haciéndolo rey y dándole todo lo que leemos en
el pasaje de hoy. Es tiempo de que
hagamos lo mismo que David y nos humillemos ante el único Rey.
Oración
Señor: Toma mi vida
entera. Me entrego a Ti y pido por tu
dirección. No quiero seguir solo y
tomando malas decisiones. Quiero tu
victoria, tus bendiciones y tu camino. Perdona
mis pecados y limpia mi ser pues sé que te he ofendido. Reconozco y confieso que eres Dios, mi Señor
y Salvador. Te pido pueda ser
reconciliado con Dios Padre y pueda ser llamado hijo suyo. En el nombre de Cristo Jesús. Amén.
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