El Señor da grandes
victorias a su rey; a su ungido David y a sus descendientes les muestra por
siempre su gran amor.
Recuerdo cuando era niño
que un gran amigo vivía con sus abuelos.
No entendía y creo que ni cuestionaba el por qué. Me acuerdo que a veces venía su mamá y su
papá no vivía en la misma ciudad.
También recuerdo otro amigo que no le limitaban los videojuegos como a
mí. En su momento no entendía nada. Así había muchos amigos que tenían distintas
situaciones a la mía. Hoy, muchos años
después entiendo la bendición que es el que mis padres estuvieran juntos y que
además se preocuparan por educarme conjuntamente. Ese esfuerzo y esa dedicación influyeron
tanto en mí que gran parte de lo que soy es gracias a ellos. Tristemente no todos tuvieron la misma
bendición que yo tuve. Hoy en día el 30%
de los niños en Estados Unidos viven solamente con uno de los padres. ¿Puedes imaginar de lo que se están perdiendo
esos niños? Tal vez tú viviste así de
niño. Tal vez no tuviste la bendición de
tener a tus padres juntos cuando creciste o no se preocupaban por ti. Pues bien, si vuelves a leer el pasaje de hoy
puedes entender por qué estoy escribiendo esto.
Cuando uno obedece al Señor, el impacto no solamente es personal sino
que alcanza a nuestros descendientes.
Cuando buscamos dar ejemplo a nuestros hijos, lo hacemos directa e
indirectamente al tratar a nuestro cónyuge.
El amar a tu esposa como Cristo ama a la iglesia o el sujetarte a tu
esposo y ser una ayuda perfecta crea un efecto tan fuerte que no solo tu
matrimonio es bendecido sino que tus hijos también reciben parte de esa
bendición. Piénsalo. si David no hubiera sido fiel al Señor, ¿cómo
hubieran recibido sus hijos bendición de Él?
De hecho, si conoces la historia completa de David sabrás de los grandes
errores que cometió posteriormente y cómo de la misma manera que trajo
bendición a su casa al obedecer, trajo maldición al desobedecer. Cuando Abraham decide obedecer a Jehová,
llevó bendición a su familia y a toda su descendencia. Noé al construir el arca en obediencia a Dios
no solo salvó su vida sino la de toda su familia. José, al mantenerse obediente al Señor, no
buscó venganza cuando tuvo a sus hermanos frente a él sino que tuvo
misericordia y los abrazó llevando bendición a ellos, a su padre y a toda la
familia que de otra forma hubieran muerto por la falta de alimento. ¿Te das cuenta del impacto que tiene lo que
haces? Por eso no podemos ser egoístas y
pensar que es solamente nuestra decisión.
No podemos ser tan soberbios y pensar que cada quien debe salir adelante
como pueda. Todo lo que hacemos no solo
nos impacta a nosotros sino a todos aquellos que nos rodean y estiman. ¿Quieres llevar bendición o maldición a los
tuyos? La familia está bajo ataque en la
cultura de hoy en día. A la mujer le han
hecho creer que tiene que trabajar para “realizarse” pues educar a los hijos no
es suficiente. Ahora tenemos a niños
creciendo sin padres porque están trabajando.
Niños que no saben lo que es una familia con padre y madre que se amen y
respeten. ¿Qué le estás dejando a los
tuyos? ¿Eres bendición para los
demás? Te animo a que examines tu vida y
permitas que Dios transforme todo aquello que no has querido entregar para que
puedas ser un río de bendiciones a los que te rodean.
Oración
Padre: transfórmame. Quiero ser bendición para los demás. Quiero llevar tu amor, tu consuelo, tu
esperanza y tu paz a los demás. Quiero que
mi familia sea bendecida por mis actos. Quiero
que mi testimonio sea de aliento para los demás y motivación para que la gente
se acerque a Ti. Perdona mis pecados y
lléname de Ti. En Cristo Jesús. Amén
1 comentario:
Me fue de mucha bendicion este capítulo 18 con el versículo 50 del salmo. Bendiciones
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