Cuando
tú Señor, te manifiestes, los convertirás (a tus enemigos) en un horno
encendido. En su ira, los devorará el
Señor; ¡un fuego los consumirá! Borrarás
de la tierra a su simiente, de entre los mortales a su posteridad. Aunque tramen hacerte daño y maquinen
perversidades, ¡no se saldrán con la suya!
Porque tú los harás retroceder cuando tenses tu arco contra ellos.
La
gente que no conoce de Dios lee estas palabras y piensa que es un Dios de ira y
juicio mientras que la realidad es que tenemos un Dios de amor y
misericordia. Es como si dijéramos que
alguien no tiene paciencia porque escuchamos que se desesperó sin habernos dado
cuenta de cuánto estuvo esperando pacientemente hasta llegar a ese momento. Me explico mejor. Jehová ama al mundo y quiere darnos la
oportunidad de ir al cielo a través de su hijo Jesús. Para los que tenemos hijos, podemos darnos
una idea del sacrificio y amor tan grande que resulta entregar a tu propio hijo
para rescatar a los demás. El Señor no
se limitó y mandó a su hijo por el amor que te tiene. Él espera día a día y te busca constantemente
para que te arrepientas y le reconozcas.
¿Dónde está la ira? ¿Dónde está
la furia? Esa ira llega hasta el momento
en que falleces pues no habrá nada que se pueda hacer por ti en caso de no
haber aceptado a Jesús. Serás juzgado y
enviado al infierno. aunque ahora no
está bien visto ni de moda el hablar tan firmemente, la realidad es así y te la
comparto tal cual. Cuando uno fallece,
solamente puede ir al cielo o al infierno y la biblia nos explica claramente
que sin Jesús, no podemos entrar en él. Pero
insisto, no podemos juzgar a Dios por las últimas acciones sino por las
primeras. Su amor nunca dejó de
ser. No puede amarte más ni menos. Él te ama plenamente y quiere que estés en
comunión con él. No para que él reciba
algo a cambio sino para que tu vida sea plena y abundante. ¿Te das cuenta? El pasaje de hoy no es para quedarnos con una
idea de un Dios de ira y juicio sino al contrario, con un Dios que nos ama y no
podemos pasar desapercibido ese amor. No
podemos desaprovechar tanta bendición. Si
ya has recibido a Cristo en tu corazón, es tu deber compartir el
evangelio. No puedes permitir que otras
personas se vayan al infierno. Cada uno de
nosotros somos la voz de Dios al compartir su amor, su misericordia y
especialmente su palabra. Este pasaje
nos explica claramente que habrá juicio para aquellos que no quieran reconocer
a Jehová y a su Hijo Jesús. No habrá
forma de escaparse de él. No habrá forma
de burlarle o engañarle. Una vez que él
viene, todo ha terminado.
Estas
palabras también nos ayudan a tener una perspectiva correcta de la vida: la
vida en este cuerpo no lo es todo. Es un
hecho que vamos a fallecer y seremos llamados a juicio. Dios ha vencido la muerte y a todos sus
enemigos. Si eres hijo de Dios, ¿a qué
debes temer? Si Dios está de tu lado,
¿quién puede estar contra ti? No dejes
que las circunstancias te desanimen y roben la perspectiva correcta. Permanece en él. No dejes de orar para que Su paz te llene y
su consuelo te inunde. Jehová es el Dios
verdadero y en él hay vida eterna. No lo
olvides. Comparte sus buenas nuevas y no
pierdas ninguna oportunidad para que tu vida sea un ejemplo para los demás.
Oración
Padre:
reconozco mis pecados y te pido perdón por ellos. Limpia mi corazón y permite que mi vida sea
de bendición para los que me rodean. Gracias
por mandar a Jesús y por tanto amor que derramas sobre nosotros sin
merecerlo. Gracias en el nombre de
Cristo Jesús. Amén
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