Como
agua he sido derramado; dislocados están todos mis huesos. Mi corazón se ha vuelto como cera y se
derrite en mis entrañas. Se ha secado mi
vigor como una teja; la lengua se me pega al paladar. ¡Me has hundido en el polvo de la muerte!
No podemos
negar la perfecta relación que tienen estos versículos con el sufrimiento de
Jesús en la cruz. Cada palabra la vemos
reflejada en Cristo. Tanto sufrimiento. Tanto dolor.
Incluso menciona cuando Jesús tiene sed y su lengua está seca. No cabe duda que la biblia es infalible. Ahora lo que tenemos que hacer es
cuestionarnos el por qué de ese sufrimiento.
Pedir al Señor que nos de entendimiento.
Sabemos que la muerte de Jesús fue para redimirnos de nuestro pecado sin
embargo, es importante poner atención al tipo de muerte que se tuvo que
atravesar para llegar a ese punto. Dios
mismo tuvo que hacerse hombre y entregar su vida por nosotros. No hay ningún otro camino para poder ir al
Padre sino por el sacrificio de Cristo Jesús.
Pero ¿por qué tanto sufrimiento? Lee
con detenimiento el pasaje de hoy. Recuerda
los pasajes anteriores de este capítulo.
Hay mucho dolor. No estoy
tratando de exagerar ni de usar sentimentalismos. Estoy tratando de llevarnos al punto en el
que podamos comprender lo que hizo Cristo por nosotros. Lo que realmente ocasiona nuestro
pecado. La gran esclavitud a la que
estamos sometidos a causa de él y la manera tan hermosa que Jehová decide
utilizar para rescatarnos. Hace un mes
celebramos el nacimiento de Jesús. Todo es
luz. Todo es bonito. Todo es felicidad. La realidad es que nada fue bonito. Un pesebre es el peor lugar para tener un
niño. Totalmente insalubre y con toda la
probabilidad de infecciones tanto para la madre como para el niño. Sin embargo, la vida de Cristo y,
especialmente su sacrificio, nos dejan hoy en día un recuerdo de felicidad y
amor. Esta es la respuesta a tanto sufrimiento
que atravesó Jesús. Esta es la razón por
la que tuvo que ser derramado como agua, sufrir como nadie ha sufrido y morir
como el peor de los criminales. Todo para
darnos esperanza. Para mostrarnos su
amor incondicional e inagotable. Para vencer
sobre la muerte y mostrar su soberanía sobre ella. ¿Lo puedes ver? Mientras nosotros cuestionamos nuestro
sufrimiento, Cristo siguió en obediencia al Padre para cumplir con su voluntad
y traer esperanza al mundo. ¡Hagamos lo
mismo! No necesitamos salvar al mundo
pero es posible que Dios quiera utilizar tu vida para que otros vean su gran
amor. Nuestro sufrimiento, nuestros
momentos difíciles sirven de testimonio para todos aquellos que nos rodean.
Has una
pausa en tu vida. ¿Realmente crees en Dios? ¿Realmente crees en su palabra? Entonces entiende el sacrificio que hizo
Cristo por ti. Entiende lo horrible que
es el pecado y la enorme destrucción que ocasiona. Entiende que tu vida también puede ser
utilizada para traer esperanza a los que te rodean. La muerte de Cristo, y en especial, ese
sufrimiento tan espantoso tienen como objetivo enseñarnos la abominación tan
grande que es el pecado y al mismo tiempo que el amor del Señor es aún mayor y
nunca nos abandona.
Oración
Señor:
gracias. Gracias por tu amor y por el
sacrificio que hiciste por mí. Gracias por
haber entregado tu cuerpo y llegado a la cruz para que yo pudiera ser
perdonado. Ayúdame a entender el
sufrimiento de Cristo y tu gran amor para entregarlo por nosotros. Transforma mi vida. Renueva mi corazón y no permitas que este
sacrificio se me olvide. Perdona mis
pecados mi Dios. Te lo pido en el nombre
de Jesús. Amén
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