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27 ene 2016

Salmos 22:14-15

Como agua he sido derramado; dislocados están todos mis huesos.  Mi corazón se ha vuelto como cera y se derrite en mis entrañas.  Se ha secado mi vigor como una teja; la lengua se me pega al paladar.  ¡Me has hundido en el polvo de la muerte!



No podemos negar la perfecta relación que tienen estos versículos con el sufrimiento de Jesús en la cruz.  Cada palabra la vemos reflejada en Cristo.  Tanto sufrimiento.  Tanto dolor.  Incluso menciona cuando Jesús tiene sed y su lengua está seca.  No cabe duda que la biblia es infalible.  Ahora lo que tenemos que hacer es cuestionarnos el por qué de ese sufrimiento.  Pedir al Señor que nos de entendimiento.  Sabemos que la muerte de Jesús fue para redimirnos de nuestro pecado sin embargo, es importante poner atención al tipo de muerte que se tuvo que atravesar para llegar a ese punto.  Dios mismo tuvo que hacerse hombre y entregar su vida por nosotros.  No hay ningún otro camino para poder ir al Padre sino por el sacrificio de Cristo Jesús.  Pero ¿por qué tanto sufrimiento?  Lee con detenimiento el pasaje de hoy.  Recuerda los pasajes anteriores de este capítulo.  Hay mucho dolor.  No estoy tratando de exagerar ni de usar sentimentalismos.  Estoy tratando de llevarnos al punto en el que podamos comprender lo que hizo Cristo por nosotros.  Lo que realmente ocasiona nuestro pecado.  La gran esclavitud a la que estamos sometidos a causa de él y la manera tan hermosa que Jehová decide utilizar para rescatarnos.  Hace un mes celebramos el nacimiento de Jesús.  Todo es luz.  Todo es bonito.  Todo es felicidad.  La realidad es que nada fue bonito.  Un pesebre es el peor lugar para tener un niño.  Totalmente insalubre y con toda la probabilidad de infecciones tanto para la madre como para el niño.  Sin embargo, la vida de Cristo y, especialmente su sacrificio, nos dejan hoy en día un recuerdo de felicidad y amor.  Esta es la respuesta a tanto sufrimiento que atravesó Jesús.  Esta es la razón por la que tuvo que ser derramado como agua, sufrir como nadie ha sufrido y morir como el peor de los criminales.  Todo para darnos esperanza.  Para mostrarnos su amor incondicional e inagotable.  Para vencer sobre la muerte y mostrar su soberanía sobre ella.  ¿Lo puedes ver?  Mientras nosotros cuestionamos nuestro sufrimiento, Cristo siguió en obediencia al Padre para cumplir con su voluntad y traer esperanza al mundo.  ¡Hagamos lo mismo!  No necesitamos salvar al mundo pero es posible que Dios quiera utilizar tu vida para que otros vean su gran amor.  Nuestro sufrimiento, nuestros momentos difíciles sirven de testimonio para todos aquellos que nos rodean.
Has una pausa en tu vida.  ¿Realmente crees en Dios?  ¿Realmente crees en su palabra?  Entonces entiende el sacrificio que hizo Cristo por ti.  Entiende lo horrible que es el pecado y la enorme destrucción que ocasiona.  Entiende que tu vida también puede ser utilizada para traer esperanza a los que te rodean.  La muerte de Cristo, y en especial, ese sufrimiento tan espantoso tienen como objetivo enseñarnos la abominación tan grande que es el pecado y al mismo tiempo que el amor del Señor es aún mayor y nunca nos abandona.

Oración

Señor: gracias.  Gracias por tu amor y por el sacrificio que hiciste por mí.  Gracias por haber entregado tu cuerpo y llegado a la cruz para que yo pudiera ser perdonado.  Ayúdame a entender el sufrimiento de Cristo y tu gran amor para entregarlo por nosotros.  Transforma mi vida.  Renueva mi corazón y no permitas que este sacrificio se me olvide.  Perdona mis pecados mi Dios.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

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