Salmos 22:3-5

Pero Tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.  En Ti esperaron nuestros padres; esperaron y los libraste.  Clamaron a Ti y fueron librados; confiaron en Ti y no fueron avergonzados.

Hace tiempo leí algo interesante que explicaba cómo el éxito no llega de un día para otro e involucra recibir muchos rechazos y perseverar constantemente.  Me hizo pensar en lo fácil que juzgamos o simplemente damos un estereotipo y listo cuando la realidad es que cada persona tiene una batalla personal y cada día trata de librarla de la mejor manera.  Lo único que nosotros vemos es el resultado o la parte visible de dicho trayecto más no la “película” completa.  Es muy importante entender esto junto con los versículos que estudiamos hoy.  ¿Por qué?  Simple.  Israel estuvo bajo esclavitud en Egipto por cuatrocientos años.  ¡Cuatrocientos!  Si solamente vemos “el final” en este versículo que dice: clamaron a Ti y fueron librados; confiaron en Ti y no fueron avergonzados, pareciera que el tiempo que tardó entre un evento y otro no es muy largo.  Sin embargo, sabemos que fueron muchos años los que pasaron para poder ser librados.  Incluso, hubo personas que murieron orando por esa liberación y no la pudieron ver en esta vida.  ¿Te das cuenta de lo profundo de esto?  Dios cumplió su promesa y los liberó.  Dios siempre se mantuvo fiel y santo.  Dios respondió al clamor de Israel.  Pero lo hizo hasta que el tiempo fue preciso.  En sus términos.  A su manera.  El pasaje de hoy resulta de gran aprendizaje para tu vida el día de hoy.  Dios quiere cumplir muchas promesas en tu vida y llenarte de bendiciones.  Sin embargo, habrán situaciones que no vivas para poderlas ver resolverse en esta vida mientras que habrán otras que sí.  ¿Lo puedes entender?  No quiere decir que el Señor no cumpla.  No quiere decir que a Dios no le interese tu situación.  Simplemente tenemos que recordar que él no es finito como nosotros. 

Ahora, es nuestra responsabilidad analizar las características de la espera del pueblo de Israel para poder imitarles y poder recibir la misma bendición de Dios.  ¿Qué hicieron?  ¿Cómo esperaron?  El pasaje nos dice lo siguiente: alababan constantemente al Señor y él habitaba en medio de ellos.  Fueron pacientes y esperaron.  Fueron librados gracias a su paciencia.  Constantemente oraban y clamaban al Señor para exponer sus sentimientos.  En ningún momento se sintieron avergonzados al ver que no se solucionaban las cosas.  Siempre se mantuvieron confiados en que Jehová respondería.  Con estos principios en mente, analiza tu forma de actuar ante circunstancias adversas.  ¿Qué haces?  ¿Cómo reaccionas?  ¿Te avergüenza decir que confías en Jehová?  ¿Eres paciente?  ¿Le alabas constantemente? 

Como escribí al principio, no podemos pensar que las cosas llegan de un día para otro.  No podemos mal interpretar pasajes como el de hoy.  Hubo mucho trabajo detrás de esa liberación del pueblo de Israel.  Así también debe haber mucha transformación en tu vida antes de tu “liberación”.  No te desanimes.  No desmayes.  Permanece en él.  Cada instante, acude a él.  Si algo he aprendido es que, al momento en que me separo un pequeño instante del Señor, los problemas caen como granizo y me aplastan sin dudar.  No caigas en el mismo error y permanece en él y que él permanezca contigo.

Oración

Padre: alabado seas.  Eres grande y amoroso mi Dios.  Hoy vengo a tus pies contento y con esperanza renovada porque tú cumples tus promesas y tienes cuidado de mí.  Toma todas mis cargas.  Te entrego mis problemas pues no puedo más.  Confío en Ti y no me avergüenzo de Ti.  Hoy aprendí que puedo esperar con gozo y así quiero vivir.  En Cristo Jesús.  Amén