¿Cuántas veces has tenido deseos de
venganza? Personalmente muchas. No pienses en una venganza necesariamente
sanguinaria o extrema. Una venganza es
simplemente desear que la persona que nos hizo daño reciba un castigo y nos
gocemos de su agravio. El problema de
este sentimiento es que, cuando no lo entendemos y dejamos que esté “libre”,
comienza a apoderarse de nuestros pensamientos y sentimientos. Comenzamos a perder la paciencia y la
paz. Nos volvemos irritables y
rencorosos. Piénsalo. No estoy exagerando en lo más mínimo. Y las cosas se ponen peor cuando esa venganza
no llega. Simplemente vemos a los “enemigos”
que siguen disfrutando de la vida como si nada hubiera pasado. Más coraje hay. Más rencor.
Más odio. ¿Cierto? La realidad de las cosas es que la vida no es
fácil y es común encontrarnos enemigos por todos lados. Es normal entender que habrá personas que
buscarán hacernos daño. ¿Por qué? No lo sé.
Puedo especular en un principio muy simple: no conocen a Dios ni tienen
una relación con Él. Esto causa que en
su vida no haya ningún tipo de consciencia ni búsqueda por el bien del prójimo. Todo se mueve alrededor de su vida y si
perjudican a alguien en el camino, no hay problema, todo es parte del fin al
que ellos se dirigen. ¿Pero que hay de
aquellos que queremos hacer bien las cosas?
¿Qué hay de aquellos que no queremos odiar ni buscar venganza mientras
nos están atacando? Lee el pasaje
nuevamente con detenimiento y trata de encontrar la respuesta. Los enemigos se multiplican y el odio es
violento sin embargo, David pide a Dios para que guarde su alma y le
libre. Le pide a Dios que los enemigos
no se salgan con la suya no por deseos personales ni porque él quiere quedar
bien. No. Pide que los enemigos sean castigados para
que los demás vean que Dios es el Rey de reyes.
Dice: no sea yo avergonzado porque en Ti confié. La gente está pronta para señalar a los
seguidores de Cristo. Allá afuera hay
muchos que quieren aplastar cualquier posibilidad de que vivas distinto. David no había hecho nada para ser perseguido
y sin embargo así era su situación. Así también
pasará con nosotros. Sin “deberla ni
temerla” vendrán pruebas a nuestra vida donde tendremos que recordar versículos
como los de hoy para acudir en auxilio al Señor y pedirle que guarde nuestra
alma y nos libre. La venganza no nos
pertenece. Los rencores, corajes y
deseos de que los demás “paguen” por lo que hicieron, no traen bendición a tu
vida sino todo lo contrario. Piénsalo. Medita un tiempo en todo lo que estás leyendo
ahora. Es normal tener todo tipo de
pensamientos. Lo importante es aprender
a controlarlos y canalizarlos correctamente para que no tomen dominio sobre
nuestros pensamientos y acciones. Recuerda
que Cristo nos advierte sobre la adversidad que vendrá todos los días que estemos
en este mundo pero al mismo tiempo nos llena de esperanza recordando que Él ya
venció al mundo.
Oración
Padre: Gracias por tanto amor y
palabras de aliento en medio de mis pruebas.
Gracias por tu palabra que me rectifica y muestra el camino correcto. No permitas Padre que mis deseos tomen
control de mis acciones ni mis pensamientos sino que tu voluntad sea siempre mi
voluntad. Te entrego mis deseos de
venganza, odio, rencor y todo lo que no es agradable a Ti. En Cristo Jesús. Amén
2 comentarios:
Amen amen amen
Qué bueno que te haya gustado y servido el devocional.
No dudes en compartirlo y que llegue a más personas.
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