¿Quién es Israel? Te voy a dar algunos ejemplos de lo que
Israel atravesó y tal vez pueda ayudarnos a entenderlo mejor. El pueblo de Israel pasó momentos donde Dios
era su rey y lo que Él establecía, eso hacía. Tuvo momentos de rebeldía donde quisieron
imitar a otros pueblos y decidieron abandonar a Dios como su rey y pidieron un
rey como los demás. Pasaron por
esclavitud. Fueron liberados. Sufrieron por el desierto. Llegaron a la tierra prometida. Atravesaron guerras y batallas. Presenciaron milagros. Sufrieron castigos por desobedecer. Exigieron.
Fueron humillados. Se quejaron. Aprendieron a vivir agradecidos. Se volvieron a quejar. Dios se mostró poderoso y amoroso. Rechazaron al Mesías. Dios no los ha abandonado ni dejado de
amar. Increíble lista y ni siquiera está
completa. Siempre que escuchamos o
leemos la palabra de Dios tenemos dos opciones: pensar que es para nosotros y
cómo lo aplicamos en nuestra vida o, pensar en quién debería estar leyendo o
escuchando esto. David pide por el
pueblo de Israel. ¿Quién es Israel? Tú eres Israel. Yo soy Israel. Tú y yo necesitamos ser redimidos. Tú y yo necesitamos a Dios. En el momento en que pensamos que no
necesitamos a Dios en tal o cual cosa, en ese instante perdimos dirección. Simplemente analiza la diferencia de lo que
Dios muestra en cómo debemos comportarnos y cómo te comportas. Analiza tus resultados cuando dejas que tu
gran yo tome decisiones y actúe. Ahora compáralos
con aquellos que has tenido cuando dejas que la palabra de Dios dirija tu
vida. ¡Gran diferencia! Tal vez estás leyendo esto y nunca has dejado
que la palabra de Dios influencie tus decisiones. Es importante que cuestiones en dónde estás
parado y si piensas que no necesitas de Él.
El orgullo es un gran estorbo y muchas veces no nos deja ver lo mal que
estamos y nuestra enorme necesidad de ser rescatados o redimidos como dice el
versículo de hoy. Yo tuve la oportunidad
y bendición de poder compartir la palabra de Dios con personas que se
encontraban en una cárcel en la ciudad de México. Personas que me platicaron cómo lo perdieron
todo para poder entender su necesidad de venir a Cristo. Perder lo material fue lo de menos. No tener a nadie que les visitara fue
devastador. Cuando uno da rienda suelta a
la carne, a su yo, al orgullo y a sus deseos, no solo se destruye a uno mismo
sino que afectamos a los que nos rodean.
Por eso David escribe sobre la integridad y rectitud. Virtudes tan increíbles que incluso aquellos que
no reconocen a Dios las consideran buenas.
Llénate de la palabra de Dios para que estos principios dirijan tu vida
y tus deseos. Convive con gente que ama
al Señor para que te motiven a cambiar. Escucha
testimonios. Abre tus ojos y mira cómo
personas como tú y como yo han podido transformar sus vidas por la gracia y el
gran amor de Cristo Jesús. ¿Qué tan bajo
necesitas caer para reconocer al Señor?
El pueblo de Israel pasó 40 años por el desierto mientras que el
trayecto lo pudo haber realizado en aproximadamente dos semanas. ¿Cuánto vas a desperdiciar por tu soberbia y
rebeldía? ¿Qué necesitas que pase para
abrir los ojos?
Oración
Señor: Aquí estoy. Sin merecerlo. Pidiendo perdón. Reconociendo tu grandeza y pidiendo perdón y
reconciliación. Libérame de mi
pecado. Libérame de mí mismo pues hago
lo que no quiero ni debo. Transforma mi
vida. Lléname de Ti. Abre mis ojos.
Abre mi entendimiento para que mi camino sea agradable a Ti. No quiero seguir luchando contra Ti. Me rindo.
Toma mi vida. Toma todo mi
ser. En Cristo Jesús. Amén.
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