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15 may 2016

Salmos 25:21-22 Integridad y rectitud me guarden porque en Ti he esperado. Redime oh Dios a Israel de todas sus angustias.

¿Quién es Israel?  Te voy a dar algunos ejemplos de lo que Israel atravesó y tal vez pueda ayudarnos a entenderlo mejor.  El pueblo de Israel pasó momentos donde Dios era su rey y lo que Él establecía, eso hacía.  Tuvo momentos de rebeldía donde quisieron imitar a otros pueblos y decidieron abandonar a Dios como su rey y pidieron un rey como los demás.  Pasaron por esclavitud.  Fueron liberados.  Sufrieron por el desierto.  Llegaron a la tierra prometida.  Atravesaron guerras y batallas.  Presenciaron milagros.  Sufrieron castigos por desobedecer.  Exigieron.  Fueron humillados.  Se quejaron.  Aprendieron a vivir agradecidos.  Se volvieron a quejar.  Dios se mostró poderoso y amoroso.  Rechazaron al Mesías.  Dios no los ha abandonado ni dejado de amar.  Increíble lista y ni siquiera está completa.  Siempre que escuchamos o leemos la palabra de Dios tenemos dos opciones: pensar que es para nosotros y cómo lo aplicamos en nuestra vida o, pensar en quién debería estar leyendo o escuchando esto.  David pide por el pueblo de Israel.  ¿Quién es Israel?  Tú eres Israel.  Yo soy Israel.  Tú y yo necesitamos ser redimidos.  Tú y yo necesitamos a Dios.  En el momento en que pensamos que no necesitamos a Dios en tal o cual cosa, en ese instante perdimos dirección.  Simplemente analiza la diferencia de lo que Dios muestra en cómo debemos comportarnos y cómo te comportas.  Analiza tus resultados cuando dejas que tu gran yo tome decisiones y actúe.  Ahora compáralos con aquellos que has tenido cuando dejas que la palabra de Dios dirija tu vida.  ¡Gran diferencia!  Tal vez estás leyendo esto y nunca has dejado que la palabra de Dios influencie tus decisiones.  Es importante que cuestiones en dónde estás parado y si piensas que no necesitas de Él.  El orgullo es un gran estorbo y muchas veces no nos deja ver lo mal que estamos y nuestra enorme necesidad de ser rescatados o redimidos como dice el versículo de hoy.  Yo tuve la oportunidad y bendición de poder compartir la palabra de Dios con personas que se encontraban en una cárcel en la ciudad de México.  Personas que me platicaron cómo lo perdieron todo para poder entender su necesidad de venir a Cristo.  Perder lo material fue lo de menos.  No tener a nadie que les visitara fue devastador.  Cuando uno da rienda suelta a la carne, a su yo, al orgullo y a sus deseos, no solo se destruye a uno mismo sino que afectamos a los que nos rodean.  Por eso David escribe sobre la integridad y rectitud.  Virtudes tan increíbles que incluso aquellos que no reconocen a Dios las consideran buenas.  Llénate de la palabra de Dios para que estos principios dirijan tu vida y tus deseos.  Convive con gente que ama al Señor para que te motiven a cambiar.  Escucha testimonios.  Abre tus ojos y mira cómo personas como tú y como yo han podido transformar sus vidas por la gracia y el gran amor de Cristo Jesús.  ¿Qué tan bajo necesitas caer para reconocer al Señor?  El pueblo de Israel pasó 40 años por el desierto mientras que el trayecto lo pudo haber realizado en aproximadamente dos semanas.  ¿Cuánto vas a desperdiciar por tu soberbia y rebeldía?  ¿Qué necesitas que pase para abrir los ojos?

Oración

Señor: Aquí estoy.  Sin merecerlo.  Pidiendo perdón.  Reconociendo tu grandeza y pidiendo perdón y reconciliación.  Libérame de mi pecado.  Libérame de mí mismo pues hago lo que no quiero ni debo.  Transforma mi vida.  Lléname de Ti.  Abre mis ojos.  Abre mi entendimiento para que mi camino sea agradable a Ti.  No quiero seguir luchando contra Ti.  Me rindo.  Toma mi vida.  Toma todo mi ser.  En Cristo Jesús.  Amén.

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