Proverbios 16:18 dice: antes del
quebrantamiento es la soberbia y antes de la caída la altivez de espíritu. ¿Cómo saber si estamos siendo soberbios? ¿Cómo darnos cuenta? Simple.
Vuelve a leer el pasaje de hoy con detenimiento y encontrarás la
respuesta. Examíname, dice David. Ponme a prueba. Purifícame.
¿Cuántos de nosotros evadimos momentos como éste? Preferimos no abrir nuestro corazón ni
nuestros pensamientos. Queremos seguir
igual pero al mismo tiempo decimos que queremos cambiar. En estos momentos, David se encontraba
atravesando injusticias. Sin embargo, su
actitud es admirable. Hazme justicia
Señor pues he llevado una vida intachable.
Si recordamos un poco la historia de David, él fue ungido por Dios para
ser rey. Él lo sabía. No fue por mayoría de votos. No fue porque tenía buenas conexiones. No fue por sus riquezas ni por su
sabiduría. Su corazón agradó a Jehová y
Él decidió ungirle como próximo rey. Sin
embargo, las cosas no salieron como cualquiera de nosotros hubiera imaginado. Saúl comenzó a tener celos de David a pesar
de que éste no hacía nada más que servir a Dios y al rey. Dios le siguió prosperando y los celos
empeoraron hasta llegar el punto de querer asesinarlo. ¿Qué pasó con la unción? ¡Dios, por qué permites esto! ¿Cuántas veces te has encontrado en una
situación similar? Las injusticias
abundan. No deben extrañarte ni
sorprenderte. Sin embargo, no quiere
decir que los planes de Dios no sean soberanos.
David terminó siendo rey como lo había Dicho Jehová al ungirlo pero
pasaron muchas cosas antes de que llegara ese día. Así también pasa hoy en día. Dios cumplirá sus promesas. Nos bendecirá en abundancia y conoceremos sus
planes maravillosos. Pero antes será
necesario atravesar varias pruebas. Durante
este periodo, David se mantuvo firme en el Señor. Pidiendo justicia a Él y no a los
hombres. Pidiendo que examinara su
corazón para que no hallara nada desagradable.
Pidiendo que le pusiera a prueba pues sabía que las pruebas fortalecen
la fe y transforman nuestro entendimiento.
Pero ¿sabes algo? nuestra carne
no tiende a pensar ni actuar de esta manera.
No resulta natural el pedir que nos examinen. No resulta natural dejar que las injusticias
nos aplasten. Al contrario. Reaccionamos siempre de manera opuesta. Por eso busqué el complemento de este pasaje
con Proverbios 16:18. Nosotros somos
nuestros propios enemigos. Nuestra carne
nos impide ver claramente lo que el espíritu necesita.
Si David atravesó injusticias
habiendo sido un hombre justo y obediente a Dios, me parece adecuado estar
convencidos que nosotros pasaremos por situaciones similares. Utilicemos su ejemplo para salir victoriosos
de las pruebas que vengan. No permitamos
que el enemigo gane sino busquemos que sea Dios quien libre la batalla y
venza. Ahora sabemos que nuestro ego,
nuestra soberbia y nuestros deseos buscarán lo opuesto. Utiliza este conocimiento para estar
preparado y actuar correctamente cuando las cosas cambien y las pruebas
comiencen. No dejes que la soberbia te
nuble la vista. No dejes que tu ego
confunda tu caminar y termines cayendo. Pide
a Dios que examine tu corazón y cuestiona si realmente estás viviendo conforme
a su voluntad.
Oración
Padre: examina mi corazón. No permitas que mi ego estorbe en mi comunión
contigo. Examina mis pensamientos, mis
intenciones y mis acciones. Muéstrame tu
voluntad y guíame para caminar tu camino y olvidar todo aquello que me aparta
de Ti. Gracias por mostrarme cuán
equivocado estoy cuando quiero resolver las cosas a mi manera y no te dejo
trabajar. Padre, perdona mis pecados y
limpia mi corazón. Lléname de esperanza
y del gozo que solamente Tú puedes dar. Te
lo pido en el nombre de Jesús. Amén
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