Y la gente estaba dividida: unos estaban con los
judíos, y otros con los apóstoles. Pero
cuando los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a
afrentarlos y apedrearlos, habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe,
ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina y allí predicaban el
evangelio.
Finalmente Dios les mostró que ya no debían permanecer
ahí. La gente se levantó en su contra y era
necesario que huyeran. ¿No te parece sorprendente
su facilidad para poder “mudarse” de ciudad en ciudad? ¡Cuánto trabajo cuesta el moverse de una colonia
a otra y no se diga a otra ciudad o país! Se nos dificulta en gran manera el dejar alguna
comodidad y fácilmente hacemos énfasis en aquello que nos molesta. Los discípulos salieron de Antioquía y llegaron
a Iconio. En Iconio no los vemos quejándose
por el clima de la ciudad. Tampoco hay quejas
sobre la comida o si la gente es amigable o no. Después salieron a Licaonia y las quejas no aparecen.
Pero nosotros sí nos quejamos. A nosotros nos gusta recordar los lugares que hemos
visitado y que han tenido algo mágico. Pensamos
que todo es bueno y no tienen fallas. Vemos
todo aquello que no tenemos en donde vivimos y lo añoramos. ¿Te ha pasado? No solo pasa con lugares sino con todo aquello
que vemos a nuestro alrededor y que nos parece mejor de lo que nosotros tenemos.
Hace varios años viví en Paris. Un lugar
fascinante y sumamente hermoso. ¿Su gran
defecto? El clima. Ese año que estuve ahí el sol decidió salir muy,
pero muy, pocas veces y la lluvia parecía que no se cansaba. Recuerdo que para no dejar de disfrutar el lugar
en el que me encontraba, me repetía constantemente que mi estancia terminaría algún
día y solamente tendría el recuerdo.
Bueno, pues me parece que los discípulos tenían muy presente
un pensamiento similar. La biblia nos dice
que somos extranjeros en este mundo y que debemos trabajar como embajadores llevando
el evangelio de Cristo. Con esta mentalidad,
y con la fuerza que solamente Cristo da, los discípulos pudieron mantenerse enfocados
sin importar que sus vidas corrían peligro. Pensarás que los discípulos son algo especial o
que la biblia no revelaría sus quejas. En
el libro del Éxodo tenemos un gran ejemplo de cómo el pueblo de Israel se quejaba
(irónicamente) por haber sido liberados de la opresión y ahora se encontraban en
el desierto. Todo el pueblo se quejó contra
Moisés una y otra vez.
¿Te das cuenta? Resulta más fácil quejarnos que vivir agradecidos
y por ello debemos hacerlo consciente en nuestras oraciones para no seguir así.
Los discípulos iban de ciudad en ciudad.
Probablemente llegaron a desear quedarse
más tiempo en una que en otra o les hubiera gustado no tener que salir huyendo.
Pero cuando el Señor mostraba que era tiempo
de irse se iban. ¿Cuál era su prioridad?
Servir a Jehová. ¿Cuál es la tuya? ¿Servir a tu familia? ¿A ti mismo?
La vida está llena de altas y bajas pero Dios permanece
constante. No desvíes tu mirada de Él. Permanece en Él.
Oración
Señor: quiero pedirte perdón porque sé que me he quejado
mucho. Perdona que no busque servirte sino
que he buscado servir a los míos y a mí sin entender que al servirte, Tú te encargas
de esto también. Ayúdame a no aferrarme a
lo que tengo y a poderte entregar mi vida y lo material que me rodea. Quiero vivir como embajador agradecido por lo que
hoy tengo y compartiendo tu evangelio a donde sea que Tú decidas mandarme. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén
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