Y cierto hombre de Listra estaba sentado,
imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Éste oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en
él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate
derecho sobre tus pies. Y él saltó y
anduvo.
Aunque puedo caminar, en repetidas ocasiones me
identifico con el paralítico pues no sé hacia dónde ir. Todo se vuelve confuso o incierto. No hay una señal que diga por aquí o por
allá. Tampoco hay una decisión que grite
“yo soy la correcta”. Finalmente termino
sin moverme. Parado. Nada.
Veo cómo la gente sigue y va en ciertas direcciones pero yo no sé qué
hacer. Así veía el cojo a los
demás. Yendo y viniendo. Iban a sus trabajos, visitaban la ciudad,
salían a jugar o simplemente a dar la vuelta y ahí estaba él sin poderse
mover. Pero al escuchar el mensaje de
Dios entendió que su vida podía ser diferente.
No sabía que harían un milagro en él.
Simplemente sabía que Dios ofrecía un camino distinto que irónicamente
sí podría tomar a pesar de su incapacidad.
Al ver Pablo la fe de este hombre no duda en decirle “levántate” y él no solo se levantó sino
que saltó y anduvo. De repente su vida
se transformó.
¿No te gustaría dejar que Dios transforme tu
vida? Esto no significa que ya no
tendrás momentos de incertidumbre. Dejar
que Dios dirija tu vida significa poder caminar cuando antes no podías dar un solo
paso. Cuando todo está negro y oscuro,
cuando el viento está en tu contra, cuando no sabes qué hacer, en ese preciso
momento puedes ponerte de rodillas y decirle al Señor lo que sientes, tus
miedos, tus preocupaciones y tu desesperación.
Él traerá paz a tu vida y podrás recordar que el Rey de reyes te ama, te
cuida y no te desamparará. Ahora puedes
estar pensando en mil y un “peros”. “Pero tú no entiendes” “pero tú no sabes”
“pero no sé cómo” “pero cómo se va a arreglar”.
Todas estas inquietudes son normales.
Para ello, debes estudiar la biblia y dejar que el Señor te muestre cómo
tiene un especial cuidado de ti y que a pesar de las circunstancias, siempre se
encargará de cumplir su promesa de darte techo, sustento y abrigo. Dios se encargó de que los israelitas
vivieran en el desierto por 40 años.
Piénsalo. No había cosechas. No había ríos para beber agua. Calor y frío insoportable. Aún así, el puso una nube en el cielo que
disminuía la intensidad del sol y una lumbrera en la noche para que guiara su
camino. Dio maná para que se alimentaran
todos los días e incluso agua de las rocas salió para que bebieran. Hoy leemos el ejemplo de un paralítico que
fue sanado y pudo caminar por tener fe en el Señor. ¿Qué vas a hacer tú? ¿Seguir quejándote? ¿Seguir preocupándote? Si estás contra la espada y la pared es por
tu culpa y solamente tuya. Dobla tu
orgullo. Reconoce tu necesidad de
Dios. Recuerda su amor por ti y pide
perdón.
Oración
Señor: perdóname.
He querido vivir y decidir sin preguntarte y ahora me encuentro sin
saber qué hacer o cómo decidir. Hoy
entiendo que puedes transformar mi vida y te pido que así lo hagas. Quiero vivir confiado en Ti y sabiendo que a
pesar de que yo no pueda caminar, Tú te encargarás de mostrarme y darme los
elementos necesario para poder seguir adelante.
Gracias mi Dios y oro a Ti en el nombre de Jesús. Amén
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