Pero tú,
Señor, no te alejes; fuerza mía, ven pronto en mi auxilio. Libra mi vida de la espada, mi preciosa vida
del poder de esos perros. Rescátame de
la boca de los leones; sálvame de los cuernos de los toros.
Cuando
atravesamos pruebas, pareciera que nunca van a terminar. Oramos, seguimos orando pero sentimos que
todo sigue igual. Escúchalo bien: todo
sigue igual, excepto tú. Tú ya no eres
el mismo. Cada día que atravesamos una
prueba y la vivimos pegados al Señor, es tiempo de gran crecimiento
espiritual. Cada día que pasa y la
situación sigue igual, te obliga a continuar en oración constante y a reconocer
lo frágil que eres y lo importante que es confiar en el Señor pues tú no puedes
hacer nada al respecto. El pasaje de hoy
comienza diciendo: Señor, no te alejes. Una
y otra vez leemos en este capítulo la petición al Señor para que no se
aleje. ¿Qué no escucha Dios a la
primera? ¡Por supuesto! ¿Para qué seguir orando por lo mismo? Para aprender a depender de él y no de
nosotros. La oración es increíble y
tristemente la practicamos más cuando atravesamos problemas. Pon atención a la petición que está en este
pasaje: no te alejes; ven pronto en mi auxilio; libra mi vida; rescátame;
sálvame. ¿Cuántas veces no te has
sentido así? ¿Cuántas veces no has
necesitado que te rescaten, que vengan a tu auxilio, que te salven? Seguramente muchas. Pero la más importante de todas es la
primera: Señor, no te alejes, fuerza mía.
2 Samuel 22 dice: El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador. 2 Corintios 12 nos habla de cómo Pablo pidió
al Señor que le quitara el aguijón (el mensajero de Satanás) pero Dios contestó
diciendo: bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en la
debilidad. ¿Sabes? A veces Dios no dejará que las cosas se
resuelvan. A veces pasará mucho más
tiempo del que te gustaría que durara tu prueba. Sin embargo, esto es bueno para ti. Como dice Santiago: gocémonos cuando nos
encontremos en las pruebas sabiendo que ellas producen paciencia y la paciencia
produce fe. ¿Ahora entiendes como todo
está conectado? ¿Puedes ver la
perfección del Señor? Si Cristo, siendo
Dios, oró sin cesar y repetía constantemente pidiendo a Dios Padre que no se
alejara, cuánto más nosotros debemos hacerlo.
No te desanimes. No pienses que
ya has orado “mucho”. No pienses que ya
ha pasado “mucho” tiempo. Lo que sí es
bueno aceptar y entender es que probablemente ya no puedes más. Probablemente ya estás exhausto y agotado. ¡Perfecto!
Ven al Señor y deja que su poder se manifieste en tu debilidad. Deja que él sea quien lleve tu carga y tú la
suya que es ligera. Abre tu
corazón. Abre tus pensamientos. Deja de esconder lo que hay en ti. Dios quiere romper todas esas barreras y
llenar tu vida. Si te sientes
desesperado es probablemente porque no quieres caer de rodillas y reconocer que
no puedes más. ¿Qué te detiene? Llora.
Clama a Dios como lo hizo Cristo
y dile: no te apartes de mí, no me abandones, sálvame, rescátame y ven a mi
auxilio. Dile que ya no puedes más y que
necesitas que él tome el control. Insisto,
las circunstancias no van a cambiar pero tu vida ya ha sido transformada
después de hacer esta oración.
Oración
Padre:
no puedo más. He querido hacer las cosas
a mi manera y hoy veo que no puedo. Estoy
cansado. Estoy abatido. Estoy triste y veo que esto es demasiado para
mí. No te apartes mi Dios. Ven a mí y lléname de tu amor, de tu consuelo
y de tu paz. Confío en Ti. Sé que eres real y me amas. Sé que tienes planes para mi y te pido que se
hagan realidad y aprenda a vivir conforme a tu voluntad. Rescátame mi Dios. Ven a mi auxilio. Toma el control de mi vida y lleva mis cargas
pues ya no puedo más. Te lo pido en el
nombre que es sobre todo nombre Cristo Jesús.
Amén
3 comentarios:
Excelente mensaje! Gracias Señor Jesús!
Excelente mensaje, Gracias Señor Jesús!🙌✨🙌
Arrepiéntete , reconoce que Cristo Jesús murió por ti por tus pecados y para tu vida eterna. Acepta a Jesucristo como tu único señor y Salvador
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