Vistas de página en total

7 sept 2012

Gálatas 2:6-8


En cuanto a los que eran reconocidos como personas importantes, aunque no me interesa lo que fueran porque Dios no juzga por las apariencias, no me impusieron nada nuevo.  Al contrario, reconocieron que a mí se me había encomendado predicar el evangelio a los gentiles, de la misma manera que a Pedro predicarlo a los judíos.  El mismo Dios que facultó a Pedro como apóstol de los judíos me facultó también a mí como apóstol de los gentiles.



Si pones atención, una de las características de Dios es el orden.  Creó la tierra en seis días y descansó al séptimo.  Creo el día y la noche.  Pidió a los israelitas recolectar el maná pero solamente la porción de un día.  Nos dijo cómo se debía dar el diezmo con Caín y Abel como ejemplo.  Nos dejó una base para nuestras oraciones.  Nos dice cómo se acabará el mundo.  Nos revela a dónde vamos cuando morimos.  En fin, la lista puede seguir y seguir demostrando que nuestro Dios no es desordenado sino todo lo contrario.  Por esta razón, no vemos que su iglesia es conformada de manera espontánea y como vayan surgiendo las necesidades.  Él nos creó con personalidades únicas.  No hay nadie igual a ti.  Ni siquiera tus hermanos son iguales a ti.  ¡Eres único!  ¡Eres especial!  Y Dios te creó para que cumplieras con una parte esencial de su obra.  Así creó a Pedro.  Así creó a Pablo.  Cada uno con tareas distintas pero sirviendo a un mismo Dios.  ¿Conoces tu propósito?  ¿Sabes dónde te quiere Dios?  Es importante que pongas en oración tus deseos de servirlo y dejar que Él te muestre dónde debes de trabajar.  No solamente digas voy aquí o allá, sino que, en oración, pide que puedas tener claridad sobre dónde te quiere trabajando.  Pedro fue encomendado a los judíos. Pablo a los gentiles.  Dios los escogió.  Dios acomodó las cosas para que ellos realizaran una tarea específica y así quiere que hoy tu realices una también.  El problema es que muchas veces no nos preocupamos por encontrar aquello a lo que fuimos llamados.  Recibimos y recibimos pero nunca regresamos o compartimos lo que hemos recibido.  Piénsalo.  ¿Cuánto te ha dado el Señor?  ¿Cuánto de lo que te ha dado pones a su servicio?  Puedes empezar con algo tan sencillo como preguntar en tu congregación en qué necesitan ayuda.  Hace poco escuché una estadística que me llena de tristeza y asombro.  Aproximadamente el 35% de una iglesia está comprometida en servir y dar un diezmo de manera constante.  ¡35 por ciento!  ¿Dónde está el otro 75?  Si con ese 35 nuestro Señor hace maravillas, ¡Imagina lo que podríamos ver con el 100%!  No sé si eres de los 35 o de los 75.  A mí no me corresponde juzgarte ni criticarte.  Todo lo contrario.  Te animo pues el compromiso no es con los hombres sino con Jehová.  Te lo repito.  Cuando te pidan cuentas de lo que hiciste en tu vida, no seré yo ni algún otro hombre quien te cuestione sino el Señor.  Así que te animo y motivo a dejar que el Señor te muestre dónde y cómo quiere que le sirvas.  ¡Empieza amando a tu prójimo!  Empieza perdonando.  Empieza dejando de decir mentiras.  Y poco a poco verás cómo el Señor te acomoda en el lugar correcto.  Lo único que necesitas es ser sencillo y con un corazón dispuesto.  Él se encarga de lo demás.

Oración
Padre Santo: quiero servirte y compartir de todas las bendiciones que me has dado.  Te pido que pueda entender en dónde y cómo quieres que te sirva.  Pongo mi vida a tus pies para que tú muestres qué debo hacer.  Heme aquí mi Señor.  En Cristo Jesús.  Amén.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy cierto, Dios es quien te dice donde servir, no debemos aferrarnos a querer ser Pastores nada mas,,, debemos de ser humildes y ponernos en sus manos y El nos pondra en el lugar donde nos necesita, si es ser Lider, Evangelista, Maestro, Misionero o Pastor,,, El nos lleva de su mano y solo debemos obedecer, y si es triste el ver que el otro 75% no se quiere involucrar en la Iglesia, pero es nuestra labor el hablar, fuimos llamados a ser testigos de sus obras y Hablar de la verdad a los que la desconocen. Gracias por compartir.

Un Tiempo con Dios dijo...

Muchas gracias por tu comentario.
Tienes razon, nos corresponde seguir obedeciendo y tratando de motivar a que los demas vean lo increible que es obedecer al Senor y entregar su vida a El.