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2 may 2019

Salmos 34:8 Prueben y vean que el Señor es bueno, dichosos los que en Él se refugian.

Es curioso cómo somos.  Hay tantas cosas que nos hacen daño y sin embargo ahí estamos “probando” todas las variables posibles.  Tristemente cuando se trata de Dios las cosas cambian.  Preferimos verlo desde lejos.  Imaginar.  Pensar. Meditar.  Pero no actuar.  Recuerdo que cuando era adolescente quería vivir (probar) mis propios errores “para aprender”.  Hoy entiendo que es lo más estúpido que pude haber hecho pues si bien, se aprende muchísimo de los errores, ¡no tienen que ser mis errores para aprender de ellos!  Puedo aprender de los demás.  Puedo aprender de los que ya han “probado” distintas cosas y saber cuál fue el resultado.  Hay un programa de radio que escucho a través de un app que se llama “Focus on the family broadcast” en el cual, entrevistan a personas que han escrito un libro y platican sobre su experiencia personal. Hay personas que platican sobre su adicción a las drogas y cómo Dios los rescató.  Otros hablan sobre los abusos que vivieron y cómo Dios los liberó.  También hay testimonios de personas que engañaron a sus parejas y cómo Dios reestableció su matrimonio.  En fin, hay una inmensidad de testimonios que he escuchado que me han hecho abrir los ojos y entender la increíble bendición y dicha que llega a mi vida cuando decido “probar” a Dios.  Cada una de esas personas que entrevistan decidieron darle vida al versículo de hoy.  Léelo nuevamente y trata de recordar en aquellos momentos que han sido difíciles de atravesar. Tal vez ahora mismo estás en medio de una tormenta.  Lo que te puedo decir es que hay esperanza.  Lo que te puedo decir es que las circunstancias no están por encima de Dios y su increíble paz que derrama sobre aquellos que la pedimos.  Lo que te puedo decir es que todos aquellos que hemos clamado a Dios y decidido tener comunión con Él pidiendo que nos llene de su amor y esperanza para seguir adelante, nunca hemos terminado con oraciones vacías sino hemos visto milagros inesperados.  Tu situación no es única.  No te dejes engañar por Satanás.  Abre tu corazón.  Comparte tu vida con otros hermanos firmes en la fe para que puedan guiarte y te fortalezcan para que continuamente estés probando a Dios y refugiándote en Él.  Busca personas que hayan atravesado situaciones similares a la tuya y aprende para no cometer los mismos errores.  Pregúntales cómo dejaron a Dios tomar las riendas de su vida. Comparte tus miedos y dudas.  Deja que te guíen en cómo prueban a Dios.
La palabra griega utilizada para traducir “probar” hace referencia literal a los sentidos. ¿Sabes?  Yo puedo tratar de explicarte a qué sabe una fresa pero nunca podrá ser lo mismo a que tú la pruebes.  Así también pasa con Dios.  Te puedo platicar historias.  Citar la biblia.  Compartir mi testimonio y el impacto que Dios tiene en mí.  Nada de esto va a servir hasta que decidas probar a Dios por ti mismo.  Te lo repito.  Tienes que probar a Dios de manera personal para darte cuenta que Él es bueno.  Nadie más que tú lo puede hacer.
Oración
Señor: quiero probarte de manera personal y poder ver lo bueno que eres.  Ven y transforma mi vida.  Transforma mi corazón.  Transforma mi mente y mis pensamientos.  Lléname de esperanza.  Lléname de vida.  Te entrego mis problemas.  Te entrego mi vida y te pido perdones mis pecados.  En el nombre de Cristo Jesús.  Amén