Vistas de página en total

1 nov 2021

Salmos 39:12 Señor: Escucha mi oración, atiende mi clamor; no cierres tus oídos a mi llanto. Ante Ti soy un extraño, un peregrino, como todos mis antepasados.

Dios nos conoce tan bien que nos deja ejemplos como el de David el día de hoy.  Ejemplos en los que alguien duda de su presencia y capacidad de escucharnos.  Piensa por un momento en esto: sabemos que Dios siempre está con nosotros; sabemos que nos escucha; sabemos que nos ama; sabemos que quiere lo mejor para nosotros y sabemos que no deja que pase absolutamente nada que no sea para su gloria.  Entonces, ¿por qué se nos olvida tan seguido?  ¿Por qué hay ocasiones en las que nuestras preocupaciones apagan todo esto que conocemos y estamos seguros?  La respuesta es simple: por nuestra carne.  Nuestra propia carne es la que nos hace duda sobre nuestra vida espiritual.  Además, la biblia nos enseña que estamos en guerra contra huestes espirituales (Efesios 6:12).  Si lees “Screwtape Letters” de C.S. Lewis, recordarás cómo los demonios tratan de convencer a los creyentes de no crecer en su fe y apartarlos de Dios.  Personalmente no entiendo bien cómo suceden estas cosas, pero es un hecho que han habido momentos en mi vida donde, a pesar de que todo está bien, siento que hay algo que no me deja tranquilo y quiere robarse mi paz.  No puedo darle otra explicación que una batalla cien por ciento espiritual.

Hoy te escribo esto para llenarte nuevamente de ánimo y recordarte que el objetivo y la meta no han cambiado.  Cristo sigue siendo vencedor.  Dios te sigue amando y quiere lo mejor para ti.  Jehová no ha dejado de escuchar cada una de tus súplicas y sabe cuántas lágrimas has derramado.  Gracias al sacrificio de Jesús, ya no somos extraños para Dios sino podemos ser llamados hijos suyos y poder acudir a Él diciéndole ¡Abba Padre! (Romanos 8:15).  

David pasó muchas pruebas y circunstancias que lo hicieron caer de rodillas y suplicar por su salvación y cuidado.  Cada uno de los que decidimos entregar nuestra vida y ser servidores de Cristo, seguramente atravesaremos momentos así.  Abre tu corazón y dile a Dios todo lo que sientes.  Tus miedos.  Tu cansancio.  Tus frustraciones.  Tus corajes.  Dile que no sientes que esté cerca y que no quieres apartarte de Él.  Dile que no quieres ser un extraño sino su hijo.  No te dejes engañar por tus sentimientos ni pierdas la batalla espiritual.  ¡Dios es Dios y siempre ha vencido!

 

Oración

Padre: Gracias por siempre cumplir con tus promesas y nunca dejarme solo.  No permitas que me aparte de ti ni dude que estás a mi lado.  Te entrego todas las cargas que no me dejan seguir y por favor quita todo aquello que roba mi paz.  Gracias por tu amor y por tu palabra que siempre guía mis pasos.  En Cristo Jesús.  Amén.

12 oct 2021

Salmos 39:11 Tú reprendes a los mortales, los castigas por su iniquidad; como polilla, acabas con sus placeres. ¡Un soplo nada más es el mortal!


Estoy leyendo un libro que habla sobre cómo la tecnología ha sido mucho más rápida que las regulaciones y, por consecuencia, los mercados o bolsas de valores, se ven afectados por personas que toman ventaja de esto.  En este libro relatan la historia de una persona que quería exponer ciertos abusos que estaban ocurriendo y se frustraba que dentro de su misma empresa no lo dejaban o limitaban lo que podía decir.  La historia en general nos muestra una y otra vez, cómo el ser humano termina haciendo lo injusto y se aprovecha de su prójimo para beneficio propio.  Obviamente no estoy diciendo que todos actúan así.  Lo que digo es que este tipo de historias se repiten constantemente.  De una u otra manera hay abusos, engaños, robos o algún otro tema donde se benefician algunos en perjuicio de otros.  

La versión Reina Valera 1960 traduce iniquidad como pecado, por lo que leemos, Tú castigas al hombre para corregirlo por su pecado.  ¿Cuáles son las palabras clave de lo que nos dice este pasaje?  Que es Dios quien los reprende o castiga y no nosotros.  ¿Lo puedes entender?  A nosotros no nos corresponde sino a Dios.  Por esta razón termina diciendo que no somos nada más que un soplo o vanidad.  Un buen baño de agua fría para entender quiénes somos.  Sin importar tus circunstancias ya sean de poder o económicas, realmente no eres nadie. Necesitas comer como los demás.  Te enfermas igual que los demás y mueres igual que los demás dejando absolutamente todo en esta tierra y tu cuerpo convertido en polvo.

A veces perdemos tiempo, esfuerzo y hasta dinero tratando de corregir lo que está pasando cuando Dios nos está diciendo que es Él quien se encargará de todo sin importar que sea una injusticia.  Él es quien reprende al hombre.  Él es quien acomoda todo.  Ni tú ni yo tenemos esa autoridad.  Mientras la cultura nos quiere motivar a querer ser “alguien” en esta vida, Dios nos recuerda que no somos “nadie” sin Él viviendo en nuestro corazón siendo Señor y Salvador.  Deja que Dios haga su trabajo y tú has el tuyo.  Lee su palabra para pasar tiempo con Él.  Ora más.  Medita en qué camino está mostrando que debes tomar.  Piensa qué quiere Dios que entregues o cambies con esta circunstancia.  Dedica tu tiempo y esfuerzo a estos principios y no a querer arreglar las cosas que consideras deben ser cambiadas.

 

Oración

Mi Dios: Gracias por recordarme que puedo y debo confiar en Ti.  Toma mis cargas, mis rencores y frustraciones.  Hoy quiero vivir para servirte y dejar que Tú te encargues de todo lo demás.  No permitas que me aparte de Ti.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén.

21 sept 2021

Salmos 39:9 He guardado silencio; no he abierto la boca, pues tú eres quien actúa.

Ser padre me ayuda mucho a entender lo necios que somos los hijos y la enorme paciencia que Dios tiene con nosotros.  Si tú eres padre, estoy convencido que sabes muy bien a lo que me refiero.  Los niños son desesperados, no tienen un “filtro” entre su mente y su boca, son poco cuidadosos y, conforme van creciendo quieren hacer las cosas sin que les ayudes hasta que se dan cuenta que sí necesitan tu ayuda.  Así creo que actuamos con Dios.  Como niños que necesitan crecer y madurar.  Niños que necesitan entender la importancia de dejar de hablar.  Dejar de quejarnos.  Dejar de dar opiniones y comenzar a escuchar.  Dejarte actuar.  Dejarte hablar o simplemente dejarte llevar a cabo tus planes, en tu perfección, en tu tiempo, en tus términos.  ¡Qué difícil!  ¿Sabes?  Somos tan necios que muchas veces veo cómo El Señor nos lleva a extremos donde la espada y la pared son nuestras únicas opciones para darnos cuenta de que Dios es una tercera opción que no habíamos querido tomar.  ¡Hablamos tanto!  ¡Opinamos tanto!  ¡Nos quejamos tanto!  Como niños nos comportamos pensando que merecemos que las cosas sean diferentes.  ¿Por qué?  Porque no queremos confiar y entregar el control a Dios.  Alguna vez escuché algo que me hizo reír mucho: dejamos que Dios tome el volante de nuestra vida, pero cada vez que da vuelta a la izquierda o derecha tratamos de convencerlo de lo contrario.  ¿Estás seguro de que quieres girar para allá?  ¡Mejor para el otro lado!  Y así de simple no dejamos que Dios trabaje.  Todo porque el control lo queremos tener en todo momento.  Pero todo cambia cuando decidimos, como David en este Salmo: dejar de hablar y dejar que Él actúe.  ¡Qué increíble postura!  Ojo, David no llega a este punto de manera voluntaria.  Recuerda todo el sufrimiento que tuvo en su vida.  David atravesó muchas adversidades y por eso lo que él dice nos sirve de tantísimo ejemplo.

Guarda silencio.  No abras tu boca.  Deja que Dios actúe.

Sin importar tus circunstancias.  Sin poner peros ni justificaciones.  Solamente Dios y tú.  Dobla tus rodillas.  Has a un lado tu orgullo y entrega el control.  Tal vez estás enojado por la muerte de un ser querido; la pérdida de un trabajo; pérdida de salud; una traición o alguna otra cosa similar.  Guarda silencio.  Pasa tiempo con Dios leyendo su palabra y simplemente escucha.  Deja que hable a tu corazón y confía que está acomodando todo de manera perfecta.

 

Oración

Señor: es muy difícil para mí dejar de hablar y entregarte el control por completo, pero hoy aprendí que es lo mejor que puedo hacer.  Quiero guardar silencio y dejar de estar abriendo mi boca para dejarte actuar.  Lléname de tu paz y tu fuerza.  En nombre de Jesús.  Amén 

31 ago 2021

Salmos 39:7 Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en Ti.


¿Sabes cómo puedes darte cuenta dónde está tu esperanza?  Meditando en como reaccionas ante cualquier adversidad.  ¿Cuánto tiempo y esfuerzo dedicas a resolver tus problemas antes de doblar tus rodillas y pedir dirección a Dios?  ¿Normalmente terminas entre “la espada y la pared” para acudir al Señor por ayuda?  No te sientas mal pues no eres el único.  ¡Todos lo hacemos!  Lo importante es reconocerlo, entenderlo y dejar de hacerlo.  Si antes tardabas 10, trabaja para que sea 9 y luego 7 y así sucesivamente hasta que, cada vez que te encuentras en una disyuntiva, de manera natural te pongas a orar y pedir a Dios que no sea tu voluntad sino la suya la que dirija cada paso que vas a tomar.  Cada momento que vamos atravesando es una oportunidad para dejar de poner nuestra esperanza en algo más que no sea Jehová.  Cada una de las pruebas nos ayuda a sacar nuestros miedos, enojos, rencores y todo aquello que cargamos que Dios quiere que le entreguemos.

Hace ya muchos años que tenía la gran oportunidad de ir en México a un reclusorio (cárcel) a compartir la palabra de Dios.  Dentro de los probablemente miles de hombres que estaban ahí, solamente unos cuantos venían a escuchar y mantenían una iglesia ahí adentro.  Cada uno de ellos había cometido delitos.  Merecían estar ahí y no era casualidad.  Sin embargo, Dios les dio otra oportunidad.  Les extendió la mano y perdonó todos sus pecados.  Todos.  El sacrificio de Jesús cubrió todas las atrocidades que hicieron.  Seguirían pagando por lo que hicieron permaneciendo encerrados, mientras que su espíritu había sido liberado.  Lo que yo me preguntaba, pregunto y, te pregunto es: ¿hasta dónde tenemos que llegar para entender que nuestra única esperanza es en Dios?  ¿Qué tan bajo tenemos que caer?  ¿Cuántas personas tenemos que lastimar?  ¿Cuántas vidas nos llevamos entre las patas por seguir tomando malas decisiones y querer seguir con nuestro orgullo?  Lee el pasaje nuevamente con esto en mente.  ¡El salmo completo habla de desesperación y al mismo tiempo un deseo por no separarse de Dios!  No era todo fácil.  ¡Nada es fácil!

Pienso que, si Dios contestara la pregunta del versículo diría: No tienes nada de que preocuparte.  Sigue poniendo tu esperanza en mí y yo me encargaré como siempre lo he hecho.  ¿No te parece que es muy probable que Dios nos dijera algo así?  Tal vez te lo está diciendo ahora mismo.

 

Oración

Padre: vengo abrumado, cansado y sin saber cómo seguir adelante.  Gracias por tu palabra que me llena de aliento y me recuerda que mi esperanza puesta en Ti es todo lo que necesito.  No permitas que me aleje ni confunda.  Quiero estar a tus pies escuchando tus instrucciones y obedeciendo.  En Cristo Jesús.  Amén 

16 ago 2021

Salmos 39:5-6 Muy breve es la vida que me has dado; ante Ti, mis años no son nada. ¡Un soplo nada más es el mortal! Es un suspiro que se pierde entre las sombras. Ilusorias son las riquezas que amontona, pues no sabe quién se quedará con ellas.

Llevamos desde marzo del 2020 que empezaron todas las restricciones por la propagación del COVID.  La incertidumbre y el miedo han reinado por mucho tiempo.  Este virus ha ocasionado muchos cambios en nuestras vidas.  Personas han renunciado a sus trabajos pues se dieron cuenta que no eran felices en lo que hacían y que no vale la pena dedicar tiempo y esfuerzo a algo que no les trae ningún gozo.  Otras personas cambiaron de domicilio, ya sea a las afueras de la ciudad o incluso a otros estados o países.  De igual forma, se dieron cuenta de lo que se estaban perdiendo por estar “metidos” en el lugar donde vivían y decidieron cambiar.  Un virus.  Muchas restricciones.  Mucha incertidumbre.  Mucho miedo.  Ahora te pido que vuelvas a leer el pasaje de hoy.

Dios nos recuerda constantemente lo que es la vida y la importancia que debemos darle.  Mientras unos buscan acumular riquezas, Dios nos enseña que son ilusorias.  Mientras otros tratan de mantenerse siempre sanos y saludables, la vida nos recuerda que no somas nada más que un soplo y que la vida es muy breve.

El COVID vino a sacudir la forma de vivir y hacer que todos nos cuestionemos el por qué de las decisiones que tomamos incluyendo aquellas que eran “un hecho”.  Ya sea para bien o para mal, esta enfermedad ha hecho que valoremos muchas cosas que no considerábamos importantes.  Asimismo, Dios nos está recalcando lo importante de mantener todo en la perspectiva espiritual sobre la carnal.  Todo este sufrimiento, desde el ángulo espiritual, será como un soplo.  Todo este miedo, en la perspectiva eterna, será un sin sentido.  ¡No debemos estar esperando que un virus o alguna enfermedad nos mueva a ordenar nuestros principios y prioridades!  Ahora es el momento de entender que Dios es Rey y Señor.  Ahora es el momento de entender que la vida en este cuerpo no es más que un instante de la eternidad.  Nos enfocamos más en dejar de sufrir y acumular riquezas que en servir a Dios y conocer más de Él.  

¡Qué gran error!

Vuelve a leer el pasaje y trata de abrir tu mente para que Dios pueda mostrarte en dónde está tu corazón.  Deja que te muestre dónde están tus prioridades.  No esperes a que llegue un momento difícil para ir a sus pies.

 

Oración

Señor: no quiero que pase más tiempo sin venir a tus pies y pedirte perdón por mis pecados.  Gracias por enseñarme lo que realmente vale y lo que no.  Te pido que mi vida esté alineada a tus pensamientos y deseos por encima de los míos.  Te pido que mi vida te de siempre gloria.  No permitas que esta vida me abrume y haga pensar que no hay nada después de la muerte.  Gracias por tu Hijo Jesús que venció a la muerte y nos permite estar en tu presencia pagando por nuestros pecados.  Gracias en el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

5 jul 2021

Salmos 39:1 Me dije a mi mismo: mientras esté frente a gente malvada vigilaré mi conducta, me abstendré de pecar con la lengua, me pondré una mordaza en la boca.

Hace poco tiempo escuchaba a una terapeuta explicar una sesión que tuvo con una pareja que estaba teniendo problemas.  El hombre la había engañado y ella no podía confiar más en él.  Sin embargo, querían resolver su situación y seguir juntos.  Conforme avanza la sesión, uno puede darse cuenta de que la pareja no se está escuchando.  Uno habla, el otro responde, pero ninguno de los dos está transmitiendo lo que quiere decir.  Pareciera que escuchan, pero siguen discutiendo lo que tienen en la cabeza en lugar de tratar de entender lo que la otra persona quiere decir.  La necesidad de controlar nuestra lengua es un punto muy importante en la Biblia.  David en este salmo nos muestra su deseo de obedecer a Dios y dar un buen testimonio guardando sus palabras.

Mas que una mordaza, en el original se utiliza bozal.  Algo que no necesariamente impide hablar, pero “controlar” lo que se habla.

Piensa por un momento cuántas veces has hablado de más.  Piensa cuántas veces sabías que debías parar, pero quisiste ganar el argumento en lugar de llegar a un acuerdo y entendimiento.  Las palabras causan mucho más daño del que imaginamos.  Las palabras impactan y hablan de lo que hay adentro de nosotros mucho, pero mucho, más de lo que pensamos.  David lo entendía y por ello buscaba controlar su lengua.  Es probable que haya cometido muchos errores antes y por esta razón, trataba de no seguir cayendo en lo mismo.  De hecho, en los siguientes versículos, vemos cómo David lucha con sus sentimientos y el tener que quedarse callado.

Controlar nuestras palabras es de lo más difícil que podemos hacer.  Al mismo tiempo es lo que más puede impactar nuestras vidas en todos los aspectos.  Piénsalo.  Tu relación con tu pareja, tus hijos, tu familia, tu trabajo, etc.  Cada una de estas áreas podría mejorar exponencialmente si decides entregar tu lengua al Señor y hablar solamente cuando sea adecuado y con palabras adecuadas.  Imagina dejar de hablar para quejarte, para mostrar que estás enojado y querer descargar tu ira.  Imagina hablar para traer bendición a los que te rodean evitando conflictos por hacer mal uso de tu lengua.  Todo esto no llega en un instante.  La decisión se toma hoy, mientras que la perfección se da con el tiempo.  No dejes que pase más tiempo y decide controlar tu lengua.

 

Oración

Señor: gracias por mostrarme cuánto daño puedo causar y he causado por no controlar mi lengua.  Hoy te pido que todo lo que salga de mi boca sea agradable a Ti y pueda ser utilizado para dar buen testimonio.  Guía siempre mis palabras y controla mis pensamientos.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

28 jun 2021

Salmos 38:21-22 No me desampares, oh Jehová; Dios mío, no te alejes de mí. Apresúrate a ayudarme, Oh Señor, mi Salvación.

La cultura en la que vives dicta mucho tu comportamiento.  A veces ayuda a tomar mejores decisiones mientras que otras veces empeora las circunstancias.  Personalmente pienso que la cultura en la que vivimos no ve con buenos ojos el pedir ayuda.  ¡Incluso dentro de aquellos que creemos en Dios!  Hay cristianos que piensan que no está bien acudir a un psicólogo o algún tipo de ayuda similar pues “todo” debe resolverse con oración.  Triste. Verdaderamente triste ver este tipo de circunstancias pues la Biblia nunca nos enseña esto.  Nos dice en Proverbios 11:14 que en la multitud de consejeros está la sabiduría.  Nos dice en Santiago 5:16 que confesemos nuestros pecados los unos a los otros. Entre otros ejemplos que muestran que somos seres sociales e interdependientes.  En ningún momento encuentro en la Biblia algún versículo que nos motive a salir adelante por nosotros mismos.  Tampoco encuentro versículos que enseñen que está mal pedir a Dios porque nos ayude y no nos desampare.  Piénsalo.  Tal vez no estás abriendo tu corazón ni teniendo una comunión profunda con Dios porque alguno de estos principios te está estorbando para crecer espiritualmente.

Hoy quiero dejarte muy claro que Dios no se enoja cuando acudimos desesperados a Él y suplicando porque no nos abandone.  No se molesta cuando le decimos que estamos cansados y pedimos porque se apure en ayudarnos.  De hecho, estoy seguro de que se ha de llenar de gozo cuando le pedimos que no se aleje de nosotros.  Si necesitas ayuda, pídela; si necesitas un consejo, pídelo.  Ahora, no busques a las personas que simplemente van a darte la razón sino también a aquellos que te van a decir lo que no quieres escuchar, pero probablemente tengan razón.  

Independientemente de las circunstancias que atravieses, medita en el pasaje de hoy.  Medita en cómo pide a Dios que le ayude y que no se separe de Él.  ¡Le pide que no lo desampare!  Así pasa a veces.  Sentimos que Dios está lejos y, aunque sabemos que no es así, nuestros sentimientos nos hacen pensar lo contrario.  Siempre habrá problemas o pruebas, por ello es importante aprender a conocernos y meditar en cómo reaccionamos.  Tómate unos minutos para pensar en cómo te sientes cuando pasa algo difícil en tu vida.  ¿Cómo reaccionas?  ¿Cómo oras?

 

Oración

Padre: gracias por mostrarme en tu palabra que puedo acudir a Ti y pedirte que no me abandones, que no te separes ni un instante de mí y que por favor me ayudes.  Examina mi corazón y guíame para que pueda seguir adelante.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén.

22 jun 2021

Salmos 38:18 Por tanto, confesaré mi maldad, y me contristaré por mi pecado.


En los versículos anteriores, David está abriendo su corazón y expresando todo su dolor y sufrimiento.  Versículo 6 estoy doblado y humillado; versículo 7, mis lomos están llenos de ardor; versículo 8, estoy debilitado y molido; versículo 10, mi corazón está acongojado; versículo 17, mi dolor está delante de mí continuamente.  Es claro que no la estaba pasando bien.  Es claro también, que su pecado era la causa de ese sufrimiento.  Finalmente llega a una conclusión: debo confesarlo todo.  Como siempre he escrito, la vida de David es fascinante cuando la vemos con ojos humanos y, al mismo tiempo, cuando entendemos que la misma Biblia nos describe su corazón como uno agradable a Dios.  Cuando escuchamos historias de alguien que hizo algo increíble pensamos que esas personas son diferentes a nosotros mientras que la realidad es que también son seres humanos.  Hay personas que piensan que los personajes de la Biblia son superiores a nosotros o ejemplos inalcanzables.  ¡Falso!  Cada una de las personas que aparece en la Biblia fue una persona como tú y como yo.  Con momentos buenos y malos.  Con fallas y errores.  Con virtudes y vicios.  Pero lo que nos une a todos es que somos creación de Dios y el pecado nos separa de Él.  ¡No es imposible ser como David!  Simplemente hay que estudiar lo que hizo y seguir sus pasos.  1. Obedecer a Dios.  2. Confiar en Dios.  3. No apartarse de Dios.  4. Arrepentirse y confesar sus pecados a Dios.  5. Dar la gloria siempre a Dios.  No importan tus circunstancias.  No te quieras ocultar en que la gente no puede entender tus problemas.  Los pasos son los mismos para todos.  David hizo mucho bien pero también hizo mucho mal.  No siempre tomó buenas decisiones.  No siempre fue rey.  Su familia no era perfecta.  Pasó mucho sufrimiento e hizo que otros sufrieran.  El versículo de hoy por eso resulta fascinante.  Porque nos muestra el corazón de David.  “Voy a confesar mi pecado” dice David.  ¿Ya confesaste tu pecado?  ¿Ya reconociste lo que no le gusta a Dios?  Muchas veces nos metemos tanto en querer resolver nuestros problemas y sufrimientos que nos olvidamos de que el pecado es el que está ocasionando todo.  Pensamos que es esto o aquello y que la solución será de tal o cual manera mientras que la realidad es que necesitamos venir al Señor, doblar nuestra rodilla y corazón para confesar nuestros pecados y pedir perdón.  ¡Ahí está la solución!  ¡Ahí está la respuesta!  En la humillación y reconocimiento de nuestra necesidad de ser perdonados.  Piénsalo y medita en lo que necesitas confesar.

 

Oración

Padre: perdona mis pecados.  Tú eres la solución a todos mis problemas y por eso vengo a Ti, para pedirte que no me aparte de Ti, que no dude de Ti y que nunca deje de darte la gloria.  Lléname de tu paz y límpiame.  En Cristo Jesús.  Amén 

16 jun 2021

Salmos 38:3 Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado.

Uno de mis libros favoritos es Crimen y Castigo de Dostoievski.  Además de ser una gran novela tiene demasiada similitud a la realidad.  Sin contarles el final o gran parte del libro, la trama se basa en cuestionar si uno mismo se castiga más de lo que nos podría castigar la sociedad con las leyes que ponemos.  A lo largo de la historia, el personaje principal jamás deja de estar nervioso y ansioso.  ¡Lo mismo nos está diciendo este Salmo!  ¡Lo mismo pasa cuando hacemos algo malo!  Mientras la cultura nos intenta convencer que no hay problema al tomar decisiones que van en contra de lo que Dios quiere y pide, la realidad es que nuestro ser nunca puede tener paz ni gozo cuando estamos haciendo lo contrario a su voluntad.  En otras palabras: cuando pecamos, no podemos vivir contentos.  Cuando pecamos, no podemos estar en paz.  Cuando pecamos, no podemos ser felices.  El dinero no te hace feliz.  Una pareja no te hace feliz.  Una casa no te hace feliz.  El lugar donde vives no te hace feliz.  Solamente Dios es quien permite que seas feliz y disfrutes lo que tienes.  Eclesiastés 5:19 nos dice claramente que Dios nos da todo y además, nos permite disfrutar lo que nos da.  Entonces, cuando queremos hacer nuestra voluntad, las cosas a nuestra manera, sin importar lo que Dios diga o pida, y al mismo tiempo queremos ser felices, resulta simplemente imposible.  ¡Por eso el salmo nos dice que no tiene paz en sus huesos!  El pecado no nos permite tener paz.  ¡Es así de simple!  

Recientemente se dio la noticia que Bill Gates, uno de los tres hombres más ricos del mundo, se divorciaría de su esposa.  Lo pongo como ejemplo porque la mayoría de los problemas en parejas están relacionados a las finanzas.  La gente piensa que si tuvieran más dinero, tendrían menos problemas.  La realidad es que es nuestro pecado y el proceso de transformación que Dios hace en nosotros lo que ocasiona todos esos problemas entre parejas.  ¡No es el dinero!  Si el dinero fuera el problema, ninguno de los millonarios que están en las noticias se divorciaría.  ¿Lo puedes entender?  Nuestro pecado es el problema y no las circunstancias.  La paz se va cuando decidimos pecar y no venir a Dios pidiendo perdón.  La paz y el gozo se esfuman cuando pensamos que podemos seguir sin tener comunión con Dios.  Lo que realmente sucede cuando nos apartamos de Dios es que nuestros huesos claman pidiendo paz.  Tal cual lo describe este salmo.  ¿De qué lado estás?

 

Oración.

Señor: Vengo a Ti a pedirte perdón.  Ahora entiendo que mi falta de paz es ocasionada por mi pecado.  No quiero vivir apartado de ti y en desobediencia.  Quiero seguir tus mandamientos y servirte.  Guíame y no permitas que me aparte de Ti.  En Cristo Jesús.  Amén.

7 jun 2021

Salmos 38:1-4 Jehová, no me reprendas en tu enojo, ni me castigues en tu ira. Porque tus flechas me han atravesado, y sobre mí ha caído tu mano. Por causa de tu indignación, no hay nada sano en mi cuerpo; por causa de mi pecado, mis huesos no hallan descanso. Mis maldades me abruman, son una carga demasiado pesada.



Este salmo lo escribe el rey David quien le recordamos como un hombre conforme al corazón de Jehová.  Un ejemplo a seguir al que Dios le permitió reinar por 40 años y llenó de victorias, riquezas y tiempos de paz.  Ese mismo David, como tú y yo, pecaba.  En ningún momento fue perfecto.  Lo que lo separa del resto y, por ello aprendemos de él, es su deseo constante de servir al Señor y nunca apartarse de Él.  Sabía reconocer cuando se equivocaba y pedía perdón por lo que había hecho.  Este salmo es ejemplo de ello.  Sabe que pecó.  Sabe que Jehová no tolera el pecado.  Por esta razón, pide que Dios tenga compasión.  “No me castigues”.  “No me reprendas”.  Le dice a Dios.  Lo que me sorprende es cómo describe su situación: mis huesos no hallan descanso, mis maldades me abruman y su carga es demasiado pesada.  ¡Increíble!  ¡Cuando hacemos algo malo no hay forma de tener paz!  Simplemente no se puede tener paz mientras hacemos lo que no agrada a Dios.  Por más que pensemos lo contrario, no se puede.  Adán y Eva lo intentaron y fracasaron.  Inmediatamente sintieron pena y temor así que tuvieron que esconderse de Dios.  Zaqueo no podía ni acercarse a Jesús y por ello sube al árbol para siquiera poder verlo pasar.  ¡Su pecado no lo dejaba en paz!  David es una persona digna de admirar.  Tanto por lo bueno como por lo malo que hizo.  Lo bueno nos ayuda a entender lo increíble que es obedecer y servir al Señor.  Lo malo nos ayuda a entender las terribles consecuencias que tenemos cuando damos rienda suelta a nuestro cuerpo y damos la espalda al Espíritu.  Tal vez ahora estés atravesando una situación así.  Tal vez sabes que estás actuando mal y no puedes estar tranquilo.  También puede ser que hace tiempo que hiciste algo malo y nunca pediste perdón y, por esta razón, has venido arrastrando un lastre que no te deja estar en paz.  Lee el pasaje.  La biblia es muy clara.  El pecado siempre trae destrucción.  El pecado nos llena de cargas que nos aplastan y no podemos soportar.  Mientras que acudir al Señor, pedir perdón, pedir dirección y gracia siempre nos llena de paz, de sabiduría y gozo.  ¿Cuál quieres escoger?  ¡Ya no sigas dejando que tu orgullo te aparte de Dios y te aplaste como hasta ahora!  Mejor has esta oración y reconcíliate con el Señor.

 

Oración

Padre: Perdóname pues he pecado.  Muchas veces.  He preferido hacer caso a mis deseos sin importar que estén en contra de tu voluntad.  Vengo a Ti para pedirte perdón.  Por favor, ten misericordia de mi.  Que tu gracia se derrame sobre mi y pueda tener paz.  Te pido pueda vivir en tu gozo y dejar atrás esto que me aplasta.  En Cristo Jesús.  Amén.

31 may 2021

Salmos 37:39-40 Pero la salvación de los justos es de Jehová y Él es su fortaleza en el tiempo de la angustia. Jehová los ayudará y los librará; los libertará de los impíos y los salvará, por cuanto en Él esperaron.

Lo primero que dice una persona que no quiere creer en Dios es: cómo puede ser justo Dios si Él decide quiénes se van al cielo y quiénes no.  Pareciera que tiene sentido su argumento hasta que pensamos en la otra opción: ¿quién decide entonces y bajo qué parámetro?  Aquí es cuando no tienen una respuesta.  Saben perfectamente que si dicen que los hombres podemos establecer ese parámetro, forzosamente sería injusto.  Entonces queda solamente Dios para poder decidir y seguir siendo justo.  Romanos es muy claro en cuanto a la manera en la que Dios nos escoge y separa (santifica) para servirle.  Por pura misericordia, para que ninguno de nosotros se gloríe.

¿Quieres salvación?  Está en Jehová.  ¿Quieres fortaleza?  Está en Jehová.  ¿Quieres ayuda?  Está en Jehová.  ¿Quieres ser liberado?  La salida está en Jehová.  Lee el pasaje nuevamente.  No dice que la salvación de los justos es cuando hacen tal sacrificio o logran algo.  Tampoco dice que nuestra fortaleza viene de ser perseverantes y nunca darnos por vencidos.  No dice que en los tiempos de angustia podemos salir adelante con pensamientos positivos.  El pasaje es muy claro: ¡Jehová es quien nos da todo lo que necesitamos!

Cada vez que atraviesas un momento difícil tienes dos opciones: tratar de resolverlo o tratar de entender lo que Dios quiere enseñarte.  Te lo repito porque es fácil de escuchar pero muy difícil de aceptar.  Tienes que aprender a decidir entre resolver tus problemas o dejar que Dios te transforme y moldee conforme a su voluntad.  Piensa en esto por un momento: qué sentido tiene que se acaben los problemas si nunca aprendes a servir al Señor.  ¿Qué sentido tiene que se acabe la pobreza pero, al morir, todos se van al infierno porque nunca reconocieron su necesidad de Dios?  Cada circunstancia tiene un propósito: transformarnos para ser cada día más como Jesús y menos como nosotros.

Vuelve a leer el pasaje.

¿A quién es la gloria?  ¿En quién podemos confiar?  ¿En quién podemos esperar?  ¿Quién lucha y gana nuestras batallas?  ¿Quién nos protege?  ¿Quién nos salva?  Entonces, ¿por qué vivimos tan preocupados?  ¿Por qué seguimos pensando que todo gira alrededor de nosotros cuando hoy aprendimos que todo gira alrededor de Jehová?

 

Oración

Padre: gracias por ser tan paciente y amoroso conmigo.  Hoy entiendo que Tú eres el centro de todo y quiero aprender a dedicar mi vida para servirte.  Te pido que pueda siempre decidir por dejarte transformarme en lugar de querer que las circunstancias cambien.  No me quiero separar de Ti mi Dios.  En Cristo Jesús.  Amén.

3 may 2021

Salmos 37:35-36 He visto al déspota y malvado extenderse como cedro frondoso. Pero pasó al olvido y dejó de existir; lo busqué, y ya no pude encontrarlo.

Es muy triste lo rápido que olvidamos las cosas.  Triste porque no nos ayudan a conectar los puntos y poder entender mejor los planes de Dios.  Pensemos en David mientras escribe esto.  ¿Cuántos reyes y personas con poder no habrá conocido?  Por ejemplo Nabal.  Un hombre rico con mucha gente a su servicio.  Cuando David le pide que le de de comer y beber a su gente, él se niega de manera prepotente.  Posteriormente muere y David se casa con su esposa Abigail.  También podemos pensar en Saúl.  Tanto que persiguió a David y procuró matarlo pero todo su poder como rey no pudo contra la protección de Dios y terminó muriendo mientras que David sería coronado.  Ahora piensa por un momento en alguna persona con estas características.  Déspota.  Malvado. Presuntuoso.  O también puedes pensar en alguna prueba que parecía imposible de atravesar.  ¿Puedes decir como David, lo busqué y ya no pude encontrarlo?  ¿Puedes ver ahora la mano de Dios cubriéndote todo ese tiempo que sufrías?  ¿Puedes ahora ver la protección de Dios cuando antes pensabas que estaba lejos?

¡Por eso es importante recordar!  Porque vendrán más momentos así.  Son necesarios para nuestro crecimiento espiritual.  Pero la siguiente vez que venga un problema, podrás tener memoria de cómo el Señor se encargo de abrir caminos donde no había y alumbrar tus pasos para que no caigas.

Recientemente vi un video de una persona muy inteligente y explicaba sobre la violencia y las guerras en el transcurso de la historia.  Comentó sobre la biblia y en tono sarcástico y menospreciando su contenido dijo: sí, la biblia contiene muchos eventos aberrantes.  También, hace no mucho tiempo una persona me decía que la biblia eran puras historias de fantasía.  Con el pasaje de hoy pensé inmediatamente en estas dos personas.  Personas que se sienten fuertes y como cedros frondosos.  Menosprecian a Dios.  Se sienten superiores a todos los que creemos en él.  Pero habrá un día que los buscaré y no los hallaré.  Espero, honestamente, que antes de que esto pase se arrepientan y acepten a Cristo en su corazón.  Pero de no ser así, estoy convencido que así como David presenció esto, tú y yo lo presenciaremos nuevamente.

 

Oración

Padre: Te pido perdón por mis pecados.  Reconozco que Jesús es tu Hijo y que murió por mis pecados.  Reconozco que soy pecador.  Reconozco que te necesito para ser perdonado.  Gracias por permitirme tener comunión contigo.  Gracias por tu palabra que me enseña y recuerda que nunca me dejas solo.  Gracias porque hoy entendí que seguirte y obedecerte siempre será la mejor recompensa aunque parezca que a otros les va mejor haciendo lo contrario.  En Cristo Jesús.  Amén 

19 abr 2021

Salmos 37:34 Pero tú, espera en el Señor y vive según su voluntad, que Él te exaltará para que heredes la tierra. Cuando los malvados sean destruidos tú lo verás con tus propios ojos.


A mi hijo André le encanta que le cuente historias.  Siempre me pide que le cuente una historia.  Lo interesante es que, mientras le voy contando la historia, quiere siempre brincar al final.  Si hay una “batalla” quiere que gane inmediatamente.  Si el personaje tiene que “entrenar” o hacer algo, quiere que eso sea inmediato y pasemos a lo siguiente.  Lo que hice entonces fue explicarle lo que pasaría si le cuento una historia como él quería.  Había una vez… y tuvo una batalla y ganó.  Así de simple terminó la historia.  Y luego le pregunté si no prefería escuchar todo lo que pasaba mientras se llegaba a la victoria.  Escogió escuchar toda la historia.

Cuando hay pruebas, nuestra primera reacción es querer que se acaben.  Nuestro mismo cerebro está diseñado para evitar el estrés y busca constantemente regresar a la rutina o normalidad.  Pero para todos los que hemos atravesado adversidades y las hemos puesto a los pies del Señor, orando continuamente y clamando a sus pies, sabemos que ese periodo en el que sobrellevamos la prueba, es donde ocurren los milagros.  ¡No porque se acaban las pruebas y todo vuelve a la normalidad!  Sino porque Dios nos transforma y nuestra relación con Él madura.  Es justamente cuando se “cuenta la historia” el momento que necesitamos para crecer.  Si las pruebas fueran inmediatas no habría ninguna transformación en nosotros.  ¡Ni siquiera habría necesidad de acudir a Dios!  Este salmo lo escribe David quien vivió en carne propia la necesidad de esperar y dejar que Dios acomodara las cosas mientras que los “malvados” se salían con la suya.  Tuvo que vivir en cuevas y esconderse mientras que el rey buscaba matarlo simplemente por envidia.  Tuvo que aprender a esperar en los tiempos de Dios y así tenemos que aprender también nosotros.  ¿Hubiera sido increíble que esta pandemia hubiera terminado hace mucho tiempo? ¡Por supuesto!  Pero por algo Dios permite que pase el tiempo.  Tal vez conforme más tiempo pasa, más personas vienen a sus pies.  ¡Para qué buscar la salud física cuando estamos muertos espiritualmente!

Espera en el Señor y vive conforme a su voluntad.  No solamente debes esperar sin hacer nada.  ¡Debes esperar buscando obedecer y servir a Dios!  Lee el pasaje otra vez y trata de entender que Dios trabaja en nosotros de manera profunda mientras esperamos…

 

Oración

Padre: ayúdame.  Es difícil pasar pruebas sin entender tus planes.  Te pido por sabiduría, paciencia, paz y fuerza.  Ayúdame a no apartarme de Ti.  Ayúdame a querer servirte y obedecerte.  Ayúdame a no pensar que me has abandonado.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

12 abr 2021

Salmos 37:31 La ley de su Dios está en su corazón; por tanto, sus pies no resbalarán.


Si leo este pasaje, guardo la ley de Dios y me pasa algo malo, pareciera que Dios no está cumpliendo con su palabra.  A+B=C.  Obedezco + Dios me cuida = nunca me pasa nada malo.  El problema es que sí nos suceden cosas que consideraríamos malas.  En términos del pasaje: nuestros pies resbalaron.  ¿Entonces cómo entender este pasaje?  Simple.  Lo debemos analizar con la perspectiva de Dios.  Por ejemplo, cuando Israel desobedece a Dios y permite que los babilonios con Nabucodonosor los conquiste, pareciera que es algo malo.  Pero conforme pasa el tiempo y vemos cómo Daniel y sus amigos lograron presentar al Dios Todopoderoso no solo a Nabucodonosor sino al siguiente rey Darío quienes le darían la gloria por sus manifestaciones milagrosas y poderosas, no podemos seguir pensando igual.  En la vida de Daniel, vemos cómo un evento que parecía malo se convierte en algo increíble.  Daniel fue librado de los leones y del horno de fuego.  Fue puesto como segundo al rey.  Fue librado una y otra vez de la gente que le envidiaba y quería ver que le fuera mal.  Él se concentró en guardar y obedecer la ley de Dios y el Señor se encargó de que sus pies nunca resbalaran.  Ahora, tenemos también el ejemplo de David.  Tan increíble su relación con Dios que la biblia nos dice que nadie ha tenido un corazón como el de él dispuesto a obedecer en todo.  Sin embargo su hijo Amnón violaría a su media hermana Tamar.  Después,  Absalón, hermano de Tamar, mataría a Amnón.  Unos años después, el mismo Absalón buscaría usurpar el reino de su padre.  ¿Cómo puede permitir Dios  tanta tragedia si David tenía un corazón que le buscaba constantemente?  Primero, debemos entender que ninguno de nosotros es perfecto ni justo (Romanos 3:10).  Después, debemos entender que nuestras acciones tienen consecuencias que no están ligadas a un castigo de Dios.  Por ejemplo: David no castigó a Absalón por lo que le hizo a su hija Tamar.  Es probable que Absalón no hubiera matado a su medio hermano si su propio padre le hubiera castigado.  Por último, debemos regresar el principio que mencioné en la historia de Daniel: debemos tener la perspectiva de Dios.  Esto forzosamente debe humillarnos y llevarnos a no quejarnos ni cuestionar lo que sucede sino buscar con mayor fervor el no apartarnos de Dios por no comprender las circunstancias.  Dios es Dios.  Nosotros, solamente somos nosotros…  

Es un hecho que Dios cuida y bendice a los que guardan sus mandamientos.  Es un hecho que servirle nos da recompensas en el cielo.  Dios no miente y siempre cumple con su palabra.  Por el contrario, Satanás miente constantemente y busca confundirnos para romper o interrumpir nuestra comunión y crecimiento con Dios.  ¡No te dejes engañar!  No entender las circunstancias que atraviesas no significa que Dios ha permitido que tus pies resbalen.  Las adversidades no significan que Dios está permitiendo que tus pies resbalen.  Concéntrate en guardar la palabra de Dios.  Concéntrate en obedecer, en servir, en orar y permanecer pegado a Él.  Poco a poco podrás ir entendiendo y disfrutando que tus pies jamás resbalaron.

 

Oración

Señor: ¡Gracias!  Gracias por cuidarme y recordarme que nunca me abandonas aunque las pruebas que hagan dudar y confundirme.  Toma mi mano y nunca la sueltes.  No permitas que me aparte de Ti.  No permitas que dude de la veracidad de tu palabra y tu amor por mí.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

7 abr 2021

Salmos 30:30 La boca del justo habla sabiduría, y su lengua habla justicia.

Hay ocasiones en las que termino de hablar con alguien y simplemente me sorprendo de lo negativo que puede llegar a ser una persona.  Hace poco tiempo tuve una conversación así y es sumamente desgastante.  Comparto esto porque me parece importante poner atención a lo que decimos y medirlo con el pasaje de hoy.  ¿Qué sale de nuestra boca?  ¿Sabiduría?  ¿Amor?  ¿Consuelo? O ¿quejas, enojos, rencores, odios, etc.?  

¿Cómo son tus conversaciones?

Hay personas que solamente les gusta tener la razón o “ganar” argumentos.  Personalmente me gusta mucho tener discusiones complicadas donde me hagan pensar y cuestionar mis pensamientos y principios.  Al final, debo recordar este versículo.  De mi boca debe salir sabiduría y justicia.  ¿Cómo define la biblia la sabiduría?  Simple: Proverbios 1:7 dice que el principio de la sabiduría es el temor al Señor.  Entonces, si alineamos esto con lo que sale de nuestra boca, no podemos estar hablando mal sobre alguien.  Tampoco podemos estar mintiendo.  No podemos hablar nada que esté en contra de los principios de Dios.  ¡Solamente así puede salir sabiduría y justicia de nuestra boca!  ¿Te das cuenta?  Pareciera sencillo seguir este pasaje y obedecer pero la realidad es muy complicada.  Nuestra carne se apodera y hablamos lo que no tenemos que hablar.  Gritamos.  Mentimos.  Maldecimos.  Juzgamos.  En fin, todo lo que no está en línea con la palabra de Dios termina saliendo de nuestra boca.  ¿Cómo arreglarlo?  ¿Cómo cambiar?  Aunque no hay imposibles para Dios y en un instante puede cambiarnos, en lo personal, esto es un trabajo que se da por etapas.  Poco a poco vamos entendiendo y poniendo más atención a lo que hablamos.  Nos vamos dando cuenta de cómo salen palabras no adecuadas cuando antes ni siquiera nos percatábamos.  Orando constantemente.  Con un corazón dispuesto, pidiendo a Dios que nos transforme, comenzamos a filtrar nuestras palabras para que solamente salga aquello que agrada a Dios.

Piensa en este principio.  Pide a Dios que puedas escuchar tus palabras y conversaciones de la misma forma que Él nos escucha.  Piensa en tus últimas pláticas y lo que salió de tu boca.

 

Oración

Señor: Hoy quiero hacer un cambio en mi vida y aprender a hablar conforme a tu voluntad.  Quiero que todo lo que salga de mi boca sea sabiduría y justicia, palabras agradables a Ti.  Abre mis oídos para que pueda darme cuenta de todas mis conversaciones que no te agradan y transforma mi lengua y mente.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

9 mar 2021

Salmos 37:27-28 Apártate del mal, y haz el bien, y vivirás para siempre. Porque Jehová ama la rectitud, y no desampara a sus santos. Para siempre serán guardados; mas la descendencia de los impíos será destruida.

No dejo de sorprenderme de cuán increíbles son los principios de Dios y el beneficio que siempre traen a nuestras vidas.  Escucho o leo sobre estudios que demuestran la importancia de dar gracias todos los días y tener el hábito de vivir agradecido.  También hay estudios sobre el gran impacto positivo que tiene el perdonar o negativo cuando nos aferramos a no hacerlo.  Aquellas personas que sirven, normalmente son más felices que los que no sirven.  Los que dan viven más plenos que los que no dan.  Y así, la lista sigue y sigue.  Por eso, cuando leo pasajes como el de hoy, no puedo más que entender cuánto nos ama Dios y cómo nos protege y guía por la mejor forma de vivir: apartándonos del mal y haciendo el bien.  Ahora, si fuera tan fácil como suena, no habría necesidad de las oraciones siguientes: Jehová ama la rectitud; no desampara y guarda a sus santos; los impíos son destruidos. 

Hacer el bien no siempre es fácil.  Apartarse del mal tampoco.

Es importantísimo entender y reconocer esto.  Estoy seguro que por esta razón muchos que dicen ser cristianos terminan cometiendo actos terribles.  Infidelidades.  Abusos tanto en drogas, físicos y verbales.  Violencia.  Falta de entendimiento en preferencias sexuales.  Estos son algunos ejemplos que se me ocurren pero no es una lista completa.  Tú debes pensar y discernir por ti mismo.  Dios quiere guardarte y promete que lo hará.  De nuestra parte lo que se necesita es reconocer que somos pecadores, pedir perdón y entender que Cristo murió por nosotros.  Así podemos ser reconciliados con el Padre y recibir sus promesas.  No todos reciben sus promesas.  No todos son hijos de Dios.

Recientemente leí cuando José es buscado por la esposa de Potifar para tener relaciones sexuales con él.  Sacó a todos los de la casa para que quedaran solos.  Se presentó ante José desnuda.  Prácticamente José no tenía nada que hacer más que acostarse con ella.  ¿Qué hizo?  ¡Correr!  No porque no quisiera acostarse con ella.  ¡Por supuesto que no!  Lo hizo porque sabía que debía apartarse del mal.  Lo hizo porque sabía que eso agradaría a Dios.  Sin embargo, las consecuencias de su decisión lo llevaron a la cárcel.  Si la historia terminara aquí, pensaríamos que Dios no cumple sus promesas.  Pero después de estar en la cárcel, ¡José termina siendo el segundo al Rey!

Tal vez siempre te has dejado seducir por el mal.  Tal vez corriste para apartarte del mal y estás sufriendo consecuencias como José que no esperabas ni parecen justas.  Hoy quiero recordarte que seguir a Dios es lo mejor que podemos hacer.  ¡No hay duda!  Deja atrás lo que te estorba para seguir Su voluntad.  Quita las cadenas que Cristo ya ha roto de tu pecado.  Camina por la luz que Él pone frente a ti.  No te desesperes.  Aunque parezca sin sentido, Dios te está apartando.  Te está guardando.  En su momento, lo entenderás y podrás dar gloria a Él y compartir el milagro que hizo en tu vida.

 

Oración

Señor: Gracias.  Gracias por recordarme que aquí estás.  Gracias por recordarme que me amas.  Gracias por nunca abandonarme.  Hoy te pido que me guíes para que siempre huya y me aparte del mal.  Te pido que siempre pueda escoger por hacer el bien.  Quiero vivir siguiendo tus principios y tus deseos por encima de los míos.  Te lo pido en el nombre de Jésus.  Amén

24 feb 2021

Salmos 37:16 Mejor es lo poco del justo, que las riquezas de muchos pecadores.

Es importante entender que somos pecadores y que todos estamos siendo medidos por la misma vara que estableció Dios.  Solamente a través de su amor y misericordia que se reflejaron cuando mandó a su Unigénito a ser nuestro sustituto y morir por nuestros pecados, podemos ser justificados ante Él.  La salvación es por fe y gracia, no por obras para que ninguno de nosotros se gloríe.  Una y otra vez lo repite la biblia.  Si consideramos este principio junto con el pasaje, podemos entender que Dios nos está advirtiendo algo: no te dejes llevar por lo que hacen los demás.  Dios nos conoció, predestinó, llamó, justificó y glorificó (Romanos 8:29-30).  Nuestra justicia no viene de lo que hacemos.  Nuestra justicia no viene porque somos buenos o por el dinero que damos.  ¡La justificación viene de Dios!  Estoy haciendo tanto énfasis en esto porque tristemente pensamos que las cosas son al revés.  Nos minimizamos cuando vemos a otros que pareciera que sus riquezas los hacen ser buenos o justos.

Dios examina los corazones.  ¡Recuérdalo!

Si piensas que no hay nada que puedas hacer para servir a Dios, lee este versículo y medita en esto: lo poco que pueda hacer será mejor que lo mucho de otros pecadores.  Empieza dando de tu tiempo.  Da de tu dinero.  Da de tu esfuerzo.  Sin compararte.  Sin criticar a los demás para arriba o para abajo.  Entrégate para servir.

Dios no quiere que vayamos haciendo alarde de lo que hacemos o damos.  Por eso Cristo criticó tanto a los fariseos.  A ellos les encantaba anunciar todo lo que hacían y su gran apego a las “reglas religiosas”.  Lo poco del justo es mejor que las riquezas de muchos pecadores.  ¡Es tan importante esto que Dios compara a un solo justo con muchos pecadores!  No juzgues.  No critiques.  No te desanimes.  No te auto flageles.  Sirve.  Da.  Entrega.  Poco.  No importa que sea poco.  Lo importante es empezar.  Lo que Satanás busca constantemente es frenarte a que no hagas nada para tu crecimiento espiritual.  Te hará pensar que si haces poco no sirve de nada.  Te hará sentir que no vales.  Te hará sentir menos pues no eres como los otros que dan mucho.  ¿Lo puedes ver?

Dios es muy claro.  Lo que sea que demos como hijos suyos, siempre será mejor que lo que muchos pecadores puedan dar.

¿Qué pensamientos están pasando por tu cabeza?  Seguramente Dios te está hablando.  Es probable que ya haya algo que estás pensando que puedes y debes hacer.  ¡Hazlo!  No te detengas ni dejes que el enemigo te acabe quitando esas ganas.

 

Oración

Señor: gracias por escogerme y permitirme trabajar para Ti.  Poco a poco quiero entregarte mis riquezas y vida entera sin restricción y sin comparaciones con otros.  No permitas que me separe de Ti.  En Cristo Jesús.  Amén.