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5 jul 2021

Salmos 39:1 Me dije a mi mismo: mientras esté frente a gente malvada vigilaré mi conducta, me abstendré de pecar con la lengua, me pondré una mordaza en la boca.

Hace poco tiempo escuchaba a una terapeuta explicar una sesión que tuvo con una pareja que estaba teniendo problemas.  El hombre la había engañado y ella no podía confiar más en él.  Sin embargo, querían resolver su situación y seguir juntos.  Conforme avanza la sesión, uno puede darse cuenta de que la pareja no se está escuchando.  Uno habla, el otro responde, pero ninguno de los dos está transmitiendo lo que quiere decir.  Pareciera que escuchan, pero siguen discutiendo lo que tienen en la cabeza en lugar de tratar de entender lo que la otra persona quiere decir.  La necesidad de controlar nuestra lengua es un punto muy importante en la Biblia.  David en este salmo nos muestra su deseo de obedecer a Dios y dar un buen testimonio guardando sus palabras.

Mas que una mordaza, en el original se utiliza bozal.  Algo que no necesariamente impide hablar, pero “controlar” lo que se habla.

Piensa por un momento cuántas veces has hablado de más.  Piensa cuántas veces sabías que debías parar, pero quisiste ganar el argumento en lugar de llegar a un acuerdo y entendimiento.  Las palabras causan mucho más daño del que imaginamos.  Las palabras impactan y hablan de lo que hay adentro de nosotros mucho, pero mucho, más de lo que pensamos.  David lo entendía y por ello buscaba controlar su lengua.  Es probable que haya cometido muchos errores antes y por esta razón, trataba de no seguir cayendo en lo mismo.  De hecho, en los siguientes versículos, vemos cómo David lucha con sus sentimientos y el tener que quedarse callado.

Controlar nuestras palabras es de lo más difícil que podemos hacer.  Al mismo tiempo es lo que más puede impactar nuestras vidas en todos los aspectos.  Piénsalo.  Tu relación con tu pareja, tus hijos, tu familia, tu trabajo, etc.  Cada una de estas áreas podría mejorar exponencialmente si decides entregar tu lengua al Señor y hablar solamente cuando sea adecuado y con palabras adecuadas.  Imagina dejar de hablar para quejarte, para mostrar que estás enojado y querer descargar tu ira.  Imagina hablar para traer bendición a los que te rodean evitando conflictos por hacer mal uso de tu lengua.  Todo esto no llega en un instante.  La decisión se toma hoy, mientras que la perfección se da con el tiempo.  No dejes que pase más tiempo y decide controlar tu lengua.

 

Oración

Señor: gracias por mostrarme cuánto daño puedo causar y he causado por no controlar mi lengua.  Hoy te pido que todo lo que salga de mi boca sea agradable a Ti y pueda ser utilizado para dar buen testimonio.  Guía siempre mis palabras y controla mis pensamientos.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén