Vistas de página en total

27 abr 2022

Salmos 40:16 Pero que todos los que te buscan se alegren en ti y regocijen; que los que aman tu salvación digan siempre: “¡Cuán grande es el Señor!”

El día de hoy estuve viendo en Google Maps ciertas ciudades de Ucrania.  Había la opción de ver fotos que gente comparte y viene la fecha en que fueron tomadas.  Algunas eran de hace algunos años mientras que otras de tan solo algunos meses atrás.  Gente visitando la ciudad.  Tomándose fotos en lugares turísticos.  Paseando.  Disfrutando.  Viviendo.  No pude dejar de pensar en que no se imaginaban lo que vendría a sus ciudades y, en específico, a sus vidas.  ¿Cómo pueden estas personas alegrarse, regocijarse y exclamar cuán grande es Dios?  Creo que, por el contrario, lo primero que viene a la mente es cuestionar a Dios.  ¿Por qué permite esto?  Nosotros no hemos hecho absolutamente nada más que nacer en un lugar que no pudimos escoger y simplemente sobrevivimos.  ¿Por qué a nosotros?  ¿Cuándo va a terminar?  ¿Por qué permite tanto mal?  Primero voy a dar mi opinión sobre cómo me parece que Dios contestaría esas preguntas.  Todo lo que sucede es ocasionado cuando damos rienda suelta al pecado que existe en cada uno de nosotros.  No es culpa de Dios sino de nosotros.  No es sino la consecuencia de nuestros propios actos que Dios permite porque, de lo contrario, tendría que matarnos a todos.  Me parece que Dios tiene un tiempo para que cada uno de nosotros pueda reconciliarse con Él y por eso no termina con nuestras vidas.  En resumen, es el daño colateral que ocasionamos y que Dios permite, para tener la oportunidad de ser reconciliados con Él en un futuro.  Por otro lado, ¿cómo podemos regocijarnos en la adversidad?  La respuesta es simple pero sumamente profunda.  Entregando absolutamente todo nuestro ser a los pies del Señor.  Lee el pasaje nuevamente.  Que se alegren y regocijen los que te buscan.  Que te alaben los que aman tu salvación.  ¿Lo puedes ver?  No se alegran cuando acaban las guerras.  No se regocijan cuando tienen más dinero.  La alabanza no se hace hasta que las cosas se acomodaron a mi favor.  Todo esto llega cuando mi vida gira alrededor de Dios y no a la inversa.  Has una pausa y medita en esto.  Queremos paz, alegría, amor, abundancia y felicidad entre otras cosas, pero no buscamos donde realmente lo vamos a encontrar: entregando nuestras vidas a Cristo y viviendo en obediencia a Él.  No.  Pensamos que todas esas cosas están en este mundo.  Pensamos que una casa nos dará seguridad, que unas vacaciones en un lugar bonito traerán paz, que comprar un coche nuevo nos dará felicidad.  ¡Todo esto es falso y a Satanás le encanta engañarnos para apartarnos de Dios!

No sé qué plan pueda tener Dios para todos aquellos que han tenido que escapar de sus casas por la guerra en Ucrania.  Tampoco sé por qué hay padres que tienen que vivir la muerte de sus hijos.  No sé por qué algunas personas tienen enfermedades tan desgarradoras.  No sé por qué hay abusos.  Lo que sí sé y estoy seguro es que Dios existe y quiere tener comunión con cada uno de nosotros.  Quiere mostrarnos su amor y su gracia.  Sé, que cada vez que lo busco y camino conforme a su voluntad, termino lleno de gozo, paz y alabando su nombre.  Sé que seguir a Cristo no es una religión.  Sé que ser cristiano es individual y lo tienes que vivir personalmente y no a través de otra persona que te comparte su experiencia o fe.  Sé que tienes que tener fe y dar los pasos correspondientes a esa fe.  Como escribí anteriormente, la respuesta es simple pero muy profunda.

 

Oración

Señor: no permitas que las circunstancias me hagan dudar de Ti.  No permitas que mi pecado me aleje de Ti.  Te pido que reines en mi vida.  Te pido que no viva atrapado y sin caminar por miedo.  Quiero vivir obedeciéndote y caminando con fe dando cada paso confiando en Ti en todo momento y sin mirar atrás.  Transfórmame mi Dios pues quiero vivir alegre, regocijándome y alabando tu nombre.  En Cristo Jesús.  Amén.

12 abr 2022

Salmos 40:11-12 No me niegues, Señor, tu misericordia; que siempre me protejan tu amor y tu verdad. Muchos males me han rodeado; tantos que no puedo contarlos. Me han alcanzado mis iniquidades y ya ni puedo ver.


Algo que trato de enseñarle a mis hijos es el concepto de misericordia.  No es fácil para ellos entenderlo y, muchas veces, para mí el practicarlo.  Mi principal objetivo es que puedan irse dando cuenta de cómo podemos recibir sin merecer.  De hecho, recibimos muchísimo sin merecerlo, pero estamos tan acostumbrados que ni siquiera lo vemos.  Por ejemplo: te levantas y no piensas que puedes ver o que te puedes parar con tus dos piernas.  Lo das por hecho, aunque no lo sea para todos.  Les platico esto porque poco a poco, me voy dando cuenta de cómo la meritocracia está muy metida en mi cabeza y estorba en mi comunión con Dios.

Me parece que estos dos versículos nos deben sacudir la manera en la que pedimos y entendemos la misericordia.  Lo primero, es entender que no la merecemos y pudiera ser quitada.  Lo segundo, nuestras malas decisiones tienen consecuencias y eso no quiere decir que Dios no ha tenido misericordia de nosotros.  Lee nuevamente los dos versículos.

¿Por qué pensamos que merecemos misericordia?  ¿Bajo qué parámetro nos medimos o comparamos?  La “vara” la pone Dios cuando mandó a su Hijo a vivir en este mundo y morir por nuestros pecados.  Esto quiere decir que cada uno de nosotros necesita misericordia.  No solo los asesinos, ladrones o algún otro ejemplo de delitos graves.  No.  Cada uno de nosotros.  La biblia es muy clara en Romanos 3:23 que todos somos pecadores y necesitamos de la gracia de Dios.

Si estás leyendo esto y te parece simple o que no aplica a tu vida, has una pausa y pide a Dios porque pueda abrir y examinar tu mente y tu corazón para poder darte cuenta de cuánto perdón necesitas recibir.

Por otro lado, es impresionante leer que David menciona cómo sus iniquidades o maldades, lo han alcanzado.  Todo, absolutamente todo, tiene consecuencias.  No podemos pensar lo contrario.  Y, peor aún, pensar que Dios nos está castigando.  No.  Lo que siembras, es lo que cosechas.  Esto no quiere decir que todo es malo.  ¡En absoluto!  Simplemente quiere decir, que todos cometemos errores.  Justamente va de la mano con el versículo anterior.  Necesito de Tu misericordia, de Tu amor y Tu verdad le pide David a Dios pues se encuentra en un momento bajo en su vida.  Tú cometes errores.  Yo cometo errores.  Lo importante es entenderlo, reconocerlo y tomar responsabilidad sobre nuestras acciones. 

¿Qué crees que te está queriendo mostrar Dios con este pasaje?  ¿Qué está pasando en tu vida que quiera utilizar Dios para abrir tus ojos y tu entendimiento?

 

Oración

Padre: Gracias por tu misericordia. Gracias por siempre estar y nunca alejarte.  Gracias por tu amor incondicional.  Yo te pido perdón por mis pecados.  Te pido que nunca me olvide que no merezco tu misericordia y gran amor.  En Cristo Jesús.  Amén