Vistas de página en total

19 jul 2023

Salmos 44:24-26 ¿Por qué escondes tu rostro y te olvidas de nuestro sufrimiento y opresión? Estamos abatidos hasta el polvo; nuestro cuerpo se arrastra por el suelo. Levántate, ven a ayudarnos y por tu gran amor ¡rescátanos!

Si meditamos en estos pasajes y tratamos de darle sentido, me parece que es interesante la descripción que utiliza el salmista al cuestionar por qué Dios está escondiendo su rostro y los ha olvidado mientras sufren.  Sabemos muy bien que Dios es omnipresente por lo que no está haciendo referencia exacta a su presencia.  También sabemos que Dios es omnisciente por lo que no podría olvidar el sufrimiento y la opresión que sufrían.  ¿Entonces qué están queriendo decir?  ¡Pienso que simplemente están expresando sus sentimientos!  Dios nos hizo seres racionales y también emocionales.  De hecho, es más común actuar por instinto que por la razón.  Veo un salmista escribiendo y manifestando lo que hay en su corazón.  Un sentimiento de confusión, tristeza, frustración y desesperación.  Por un lado, sabe lo que Dios puede hacer mientras que por el otro, no ve que se arregle su situación.  ¿Cómo conciliar estas contradicciones?  ¿Si Dios promete cuidarme, bendecirme y prosperarme, por qué me está pasando esto?  ¡Rescátame!  Le grita el autor.  ¡Ven y ayúdanos!  

A nosotros nos corresponde meditar en cómo expresamos a Dios nuestras emociones.  ¿Sabes que Dios quiere escucharte o piensas que no le interesa tener comunión contigo pues está ocupado en otros asuntos?  ¿Oras convencido que te ama?  ¿Oras pidiendo por entender qué quiere Dios enseñarte?  Tristemente nos estamos acostumbrando a vivir sin dejar que el tiempo tome su curso.  ¡Todo tiene que ser inmediato!  ¡Todo tiene que ser preciso y cierto!  Piénsalo.  Nos confundimos cuando oramos unos cuantos días y no vemos solución.  ¡Muy triste!  ¿Por qué pensamos que el plan de Dios se debe acoplar a nuestro tiempo en lugar de buscar ser transformados durante el tiempo que Dios estableció para dar claridad a lo que atravesamos?  Ahora, a nadie le gusta sufrir.  Obviamente no es agradable sufrir.  Lo interesante es que los datos muestran algo muy peculiar en nuestra relación con el sufrimiento.  Si bien, es claro que no nos gusta sufrir, una vez que atravesamos ese sufrimiento y vemos el resultado, la respuesta de la gente es: lo volvería a vivir cien veces.  ¿Cómo es posible?  Simple.  Después del sufrimiento vemos que pudimos salir adelante.  Después del sufrimiento vemos las cosas de manera distinta.  Mejor.  Después del sufrimiento ponemos en mejor perspectiva la vida y nuestras prioridades.

En conclusión: no dejes de orar expresando tu frustración y desesperación como lo hizo el salmista mientras que, al mismo tiempo, le pides a Dios por darte fuerzas para seguir y entendimiento para ser transformado.

 

Oración

Señor: Gracias por tu palabra y la increíble guía que es a mi vida y mi caminar diario.  No sé cuánto tiempo ni cuántas veces tendré que atravesar momentos duros e inexplicables, pero lo que sí sé es que siempre quiero vivirlos arrodillados y pegado a Ti.  En Cristo Jesús.  Amén.