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8 jul 2019

Salmos 34:9-10 Teman al Señor ustedes sus santos, pues nada les falta a los que le temen. Los leoncillos se debilitan y tienen hambre, pero los que buscan al Señor nada les falta.

¿Qué te hace falta? Piénsalo.  Aquello que quita el sueño y roba tu paz no es más grande que Dios. Es muy probable que lo sepas pero de todas formas sigues sin tener paz y estar tranquilo.  ¿Por qué nos pasa esto?  ¿Por qué hay eventos que nos sacuden tanto que nos dejan sintiéndonos sin esperanza, sin dirección y totalmente solos o desprotegidos?  Hay dos posibles vertientes.  La primera involucra tener conocimiento de Dios.  Leer su palabra.  Estudiarla.  Meditar en ella.  Memorizarla. La segunda es más complicada: aplicarla a tu vida.  ¿Por qué se vuelve tan complicado?  Porque ahora es momento de cederle el control a Dios.  Imagina que tu vida es un coche y entiendes que Dios debe tomar el asiento del piloto.  El primero paso lo cumples y dejas que se siente ahí.  El segundo es sentarte en el asiento del copiloto y ¡dejar de quejarte por cada vuelta que da Dios pues no te gusta la dirección que está tomando! ¿Lo entiendes?  Vuelve a leer el pasaje de hoy.  La biblia nos exhorta a temerle a Dios.  Tenerle respeto.  Tenerle reverencia.  Tenerle en el lugar que le corresponde.  ¿Dónde está Dios en tu vida?  ¿Qué lugar ocupa?  ¿Te la pasas quejándote porque no te gusta lo que está sucediendo o vives de rodillas para acercarte más a Él y dejas que transforme tu corazón aunque no entiendas por qué están pasando estas cosas?
En el pasado, cuando una persona entraba en el mismo lugar donde estaba el rey, era necesario hacer una reverencia en señal de respeto y reconocimiento sobre su posición inferior ante él.  Cuando uno Salía de la presencia del rey, no le podía dar la espalda pues era considerado una falta de respeto.  En México hay una pirámide en Teotihuacán que tiene los escalones sumamente pequeños con el fin de que no pueda bajarse de frente sino que uno debe bajarla “gateando de reversa” para no darle la espalda al “dios del sol”.  Tristemente hoy en día estamos en el extremo opuesto o caemos en situaciones sin sentido.  Hay personas que piensan que la biblia es un libro tan especial que tratan el libro con tanta reverencia como si fuera Dios mismo.  ¡Es un libro! Lo puedes subrayar.  Le puedes escribir notas.  No pasa nada.  Por otro lado, le damos la espalda a Dios, lo ignoramos y le pedimos que no intervenga en nuestras vidas.  En estos extremos veo la cultura de hoy.  Necesitamos regresar a los principios básicos que nos enseña la Biblia: el temor a Dios. ¿Quieres una vida plena?  No la obtienes con rituales.  No la obtienes tocando una figura.  No la obtienes poniendo biblias en pedestales especiales.  La plenitud llega con el temor a Dios y, por consecuencia, la obediencia a Él.  No es un misterio.  No es algo mítico.  Es simple. ¿Quieres que nada te falte?  Teme a Dios y obedece su palabra.  Deja atrás todo lo que te estorba para poder dar ese paso que tanta falta te hace.  ¡Dios no te va a fallar!

Oración
Señor: gracias. Gracias por siempre estar disponible y dispuesto a recibirme con los brazos abiertos.  Te pido perdones mis pecados y me llenes de tu paz.  Reina en mi vida.  Toma el control de mis pasos y guíame para que me acerque más a Ti y deje de quejarme por lo que no me gusta.  En Cristo Jesús.  Amén