Vistas de página en total

26 ago 2020

Salmos 35:4-6 Queden confundidos y avergonzados los que procuran matarme; retrocedan humillados los que traman mi ruina. Sean como la paja en el viento, acosados por el ángel del Señor; sea su senda oscura y resbalosa, perseguidos por el ángel del Señor.

¡La religión ha echado a perder nuestra comunión con Dios!  Una de las mejores herramientas que utiliza Satanás es la religiosidad.  ¡Verdaderamente única su estrategia!  Nos hace pensar que somos buenos o que podemos llegar a ser buenos realizando ciertos actos.  ¡Mentira!  No somos buenos ni podemos ser buenos con nuestras acciones.  La biblia una y otra vez nos repite que la santidad llega por fe y no por obras.  Todo esto lo digo por el pasaje de hoy.  Lee nuevamente este pasaje y trata de ponerte en los pies de David.  Trata de entender su enojo.  Trata de sentir su coraje.  ¡Está siendo perseguido sin haber hecho nada!  ¡Lo quieren matar cuando solamente se ha dedicado a servir!  Los religiosos quieren que nos mantengamos sin decir nada.  Que pongamos una cara como si nada pasara y sigamos nuestro camino.  Mientras tanto, estoy convencido que Dios nos dejó este salmo de David para poder identificarnos con él.  Nos dejó estas palabras llenas de sentimiento para que sepamos que Dios nos entiende y no le es ajeno nuestro sentir.  Los religiosos no quieren que grites, te enojes, exclames o dejes que tus sentimientos exploten.  Dios no es así.  Lo que Dios te dice es: ¡Ven!  Desahoga todas tus emociones en mí.  Dame tu carga que es muy pesada y toma la mía que es ligera.  No dejes que tus emociones te consuman sino exprésalas, sácalas y entrégalas a mí.  ¿Te hace más sentido el pasaje?  ¿Te puedes identificar con esta circunstancia?  Enojarse no está mal.  Sentir rencor o coraje no está mal.  Insisto, Dios nos hizo así y sabe lo que traemos adentro de nuestro corazón.  Lo que está mal es desquitarnos con los que están con nosotros.  Lo que está mal es dejar que nuestros sentimientos se establezcan dentro de nuestro ser y echen raíces para nunca dejarnos vivir en paz.  Piénsalo.  Cuando no perdonamos o entregamos sentimientos de coraje a Dios, nosotros mismos somos los que se consumen por dentro.

David le pide a Dios que haga algo por él y que sus enemigos sean avergonzados, humillados y confundidos.  David no se quedó callado.  No quiso hacerse el religioso mostrando un semblante como si no pasara nada.  ¡Claro que pasa y sigue pasando!  Hoy hay matrimonios en la punta del divorcio y salen como si no pasara nada.  Hay personas que hablan detrás de otras y salen como si no pasara nada.  La vida está llena de momentos y situaciones complicadas.  La vida está llena de emociones agradables y desagradables.  La religiosidad nos hace pensar que todo debe estar siempre “bien”, mientras que Dios nos enseña que es normal tener sentimientos y querer “explotar”.

Saca todo lo que traes y tráelo al Señor.  Él no te va a dar la espalda.  Al contrario, quiere que su paz te llene en sobre manera.

 

Oración

Señor: no entiendo por qué pasan las cosas pero lo que hoy entiendo es que puedo venir a tus pies para entregarte mis sentimientos y recibir tu paz.  Lléname de Ti y quita todo lo que echa raíz de amargura, odio y coraje.  No quiero estar pensando en desquitarme sino en depender más de Ti.  En Cristo Jesús.  Amén 

11 ago 2020

Salmo 35:1-3 Defiéndeme, Señor, de los que me atacan; combate a los que me combaten. Toma tu adarga, tu escudo y acude en mi ayuda. Empuña lanza y el hacha, y haz frente a los que me persiguen. Quiero oírte decir: Yo soy tu salvación.

Muchos de ustedes saben que hace algunos años empecé una página de Tiempo con Dios en Facebook.  A veces pongo un link donde están los devocionales como este y, la mayoría de las veces, solamente algún versículo o pensamiento.  Inmediatamente puedo ver qué tipo de versículos son los que más respuesta tienen de la gente.  ¿Cuáles son?  Los que traen esperanza.  Rápidamente la gente los comparte y le dan click a “me gusta”.  Sin embargo, pasajes más complicados como el de hoy, normalmente no tienen tanto “éxito”.  ¿Por qué?  Yo pienso que tiene que ver con nuestro orgullo.  Cuando alguien me ataca, dicho de otra manera: hablan mal de mí, me roban, me critican, me juzgan, me excluyen, abusan, o cualquier otra forma similar, lo primero que queremos hacer es desquitarnos.  Si no eres de aquellos que quiere desquitarte, probablemente seas de los que simplemente “huye” y no vuelve a ver o confiar en esas personas.  El pasaje de hoy nos enseña a depender más de Dios y menos de nosotros.  Más en su justicia y menos en la nuestra.  Más en su defensa y menos en la nuestra.  Por esta razón pienso que a la gente no le gusta tanto leer, aceptar y compartir estos pasajes.  Significa sacrificar tu yo.  Es poner en la cruz a tu orgullo y a tus deseos para que Dios realmente tome el control de lo que sigue.

David fue perseguido por Saúl para matarlo.  En dos ocasiones David tuvo la oportunidad de matar a Saúl y tomar el reino que Dios le había ya prometido y ungido.  Sin embargo, David sabía que Dios sería el encargado de decidir sobre los tiempos y formas.  ¡Increíble!  Este Salmo que escribe David expone lo más profundo de su corazón.  Quiere que la voluntad de Dios esté por encima de la suya.  Lo mismo debemos hacer nosotros.  ¿Tienes coraje, rencor, odio, celos, ira, amargura, etc.?  Entrégalo a Dios.  Trae esos sentimientos a los pies del Señor y no dejes que dominen tus emociones.  ¡No dejes que te consuman por dentro e interrumpan tu comunión con Dios!  Lee nuevamente el pasaje.  Date cuenta cómo David le pide a Dios que tome escudo, lanza y hacha.  No le pide a Dios que vaya a platicar.  ¡Pide que haga justicia!  Probablemente con desesperación.  Tal vez ansias.  ¡Defiéndeme Señor!  ¡Háblame y recuérdame que solamente Tú eres mi Salvación!

Medita en esto por un momento.  

Todos pasamos por alguna injusticia que nos gustaría “arreglar” a nuestra manera.  Hoy Dios te dice que lo mejor que puedes hacer es dejar que El se encargue de todo.  Deja que Él haga justicia y deja todo eso que has venido cargando a sus pies.

 

Oración

Señor: te entrego todos estos deseos y emociones que roban mi paz.  Te pido que pueda entender este pasaje y que mi corazón esté alineado al tuyo.  Quiero buscar tu camino y tu justicia por encima del mío y la mía.  No me permitas apartarme de Ti y caer en la tentación de “arreglar” todo a mi manera.  En Cristo Jesús.  Amén 

6 ago 2020

Salmo 34:21-22 La maldad destruye a los malvados; serán condenados los enemigos de los justos. El Señor libra a sus siervos; no serán condenados los que en él confían.

Tiene más de 20 años que tuve una conversación que no puedo olvidar.  Platicando sobre Dios, la necesidad de arrepentirnos y perdonar, la persona con quien hablaba me dijo: cuando muera y esté frente a Dios, le voy a decir: Señor ten misericordia de mí.  Suena muy bonito, pensé, pero el momento es totalmente equivocado.  ¡La gracia y misericordia de Dios solamente la podemos pedir mientras estemos vivos!  Una vez que morimos ya no hay oportunidad de “platicar” con Dios.  El único que hablará es Jesús, ya sea para interceder o dejar que recibamos juicio.  ¡Esa es la realidad!  Dios no nos preguntó qué nos parece su plan.  No nos preguntó si estamos o no de acuerdo.  Así lo estableció y así nos toca aceptarlo.  Tristemente, como seguidores de Jesús, no entendemos la profundidad de esto.  Pon atención a lo que dice el pasaje de hoy.  La maldad destruye a los malvados y serán condenados.  ¿Quién es el que condena?  Dios.  ¿Quién es el único que puede ayudarnos?  Cristo.  Juan 14:6 dice que Cristo es el camino, la verdad y la vida.  Nadie puede acercarse a Dios Padre sin Su intercesión.  Mientras que somos redimidos por gracia y misericordia, hay personas que serán condenadas.  Tal vez personas que conocemos, queremos y estimamos.  ¡Debemos abrir los ojos a la gran necesidad de compartir el evangelio!  Empieza en tu casa.  Con tu familia.  Con tus amigos.  Con tus vecinos.  No podemos ni debemos quedarnos con la gran bendición de no ser condenados mientras otros van directo a esa condenación.

El día de hoy vi un video que pedía a Dios que frenara esta pandemia.  Que eliminara el virus.  Que se proclamara Dios como salvador y Todopoderoso que es, curando a todos y frenando este problema.  Así como mi ejemplo anterior, sonaba muy bonito, pero la realidad es que esto no es necesariamente bíblico.  ¿Por qué pensamos que cuando pasa algo malo debemos detenerlo?  ¿No utilizó Dios a Nabucodonosor para conquistar al pueblo judío y, hacer de una tragedia, un verdadero milagro cuando Daniel llega a ser segundo al trono?  Yo pienso que no debemos orar para que esta pandemia termine sino para que más personas reconozcan la necesidad de ser perdonados.  Orar para que podamos compartir con la gente que, ni el trabajo, ni el dinero ni la salud son buenas herramientas para vivir tranquilo y con bases sólidas.  ¡Solamente Dios es inmutable!  Solamente en Dios podemos realmente descansar.

Hoy es un tiempo especial en el que debemos aprovechar que la gente está ávida de respuestas, soluciones, sentido a lo que viven y compartir que Cristo los ama y tiene un plan especial para sus vidas.  Hoy es un tiempo de entender que con el juicio de Dios no se juega ni debe tomarse a la ligera pues es real.  

 

Oración

Dios: yo no quiero ser condenado.  Yo quiero ir a tu presencia al morir.  Yo no quiero vivir separado de Ti.  Yo no quiero seguir viviendo igual.  No quiero seguir poniendo mi paz y seguridad en lo que hoy veo que se derrumba en un instante.  Quiero vivir con tu paz, con tu amor y con la seguridad que Tú me amas y siempre estás ahí.  Perdóname.  Límpiame.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén