Vistas de página en total

12 abr 2022

Salmos 40:11-12 No me niegues, Señor, tu misericordia; que siempre me protejan tu amor y tu verdad. Muchos males me han rodeado; tantos que no puedo contarlos. Me han alcanzado mis iniquidades y ya ni puedo ver.


Algo que trato de enseñarle a mis hijos es el concepto de misericordia.  No es fácil para ellos entenderlo y, muchas veces, para mí el practicarlo.  Mi principal objetivo es que puedan irse dando cuenta de cómo podemos recibir sin merecer.  De hecho, recibimos muchísimo sin merecerlo, pero estamos tan acostumbrados que ni siquiera lo vemos.  Por ejemplo: te levantas y no piensas que puedes ver o que te puedes parar con tus dos piernas.  Lo das por hecho, aunque no lo sea para todos.  Les platico esto porque poco a poco, me voy dando cuenta de cómo la meritocracia está muy metida en mi cabeza y estorba en mi comunión con Dios.

Me parece que estos dos versículos nos deben sacudir la manera en la que pedimos y entendemos la misericordia.  Lo primero, es entender que no la merecemos y pudiera ser quitada.  Lo segundo, nuestras malas decisiones tienen consecuencias y eso no quiere decir que Dios no ha tenido misericordia de nosotros.  Lee nuevamente los dos versículos.

¿Por qué pensamos que merecemos misericordia?  ¿Bajo qué parámetro nos medimos o comparamos?  La “vara” la pone Dios cuando mandó a su Hijo a vivir en este mundo y morir por nuestros pecados.  Esto quiere decir que cada uno de nosotros necesita misericordia.  No solo los asesinos, ladrones o algún otro ejemplo de delitos graves.  No.  Cada uno de nosotros.  La biblia es muy clara en Romanos 3:23 que todos somos pecadores y necesitamos de la gracia de Dios.

Si estás leyendo esto y te parece simple o que no aplica a tu vida, has una pausa y pide a Dios porque pueda abrir y examinar tu mente y tu corazón para poder darte cuenta de cuánto perdón necesitas recibir.

Por otro lado, es impresionante leer que David menciona cómo sus iniquidades o maldades, lo han alcanzado.  Todo, absolutamente todo, tiene consecuencias.  No podemos pensar lo contrario.  Y, peor aún, pensar que Dios nos está castigando.  No.  Lo que siembras, es lo que cosechas.  Esto no quiere decir que todo es malo.  ¡En absoluto!  Simplemente quiere decir, que todos cometemos errores.  Justamente va de la mano con el versículo anterior.  Necesito de Tu misericordia, de Tu amor y Tu verdad le pide David a Dios pues se encuentra en un momento bajo en su vida.  Tú cometes errores.  Yo cometo errores.  Lo importante es entenderlo, reconocerlo y tomar responsabilidad sobre nuestras acciones. 

¿Qué crees que te está queriendo mostrar Dios con este pasaje?  ¿Qué está pasando en tu vida que quiera utilizar Dios para abrir tus ojos y tu entendimiento?

 

Oración

Padre: Gracias por tu misericordia. Gracias por siempre estar y nunca alejarte.  Gracias por tu amor incondicional.  Yo te pido perdón por mis pecados.  Te pido que nunca me olvide que no merezco tu misericordia y gran amor.  En Cristo Jesús.  Amén 

No hay comentarios: