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16 may 2018

Salmos 34:1-3 Bendeciré al Señor en todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán. Mi alma se gloría en el Señor, lo oirán los humildes y se alegrarán. Engrandezcan al Señor conmigo; exaltemos a una su nombre.

La vida está llena de ciclos.  Alzas y bajas.  Bajas y alzas.  Una y otra vez se repiten esos ciclos que van moldeando nuestro carácter.  Este mismo pasaje lo puedes leer mientras te encuentras fuerte en la fe, caminando pegado al Señor pero con circunstancias muy adversas o al contrario, con todo en orden y marchando viento en popa.  Dependiendo tu situación, traerá un significado muy especial para tu vida escuchar a David decir estas palabras.  Cuando estamos arriba, nos refuerza el camino por el que vamos.  Cuando estamos abajo nos recuerda hacia dónde nos dirigimos.  Vuelve a leer el pasaje.  “Bendeciré todo el tiempo al Señor”.  En las buenas y en las malas.  Si todo va bien, resulta más fácil digerir estas palabras pero, cuando todo es complicado, cuando estás atravesando enfermedad, escasez, la muerte de un ser querido, la pérdida de tu estabilidad, no es igual.  Bendecir y agradecer a Dios cuando las cosas están de cabeza no resulta natural.  Si lo piensas, ¡es una locura!  ¿Cómo agradecer que las circunstancias estén así?  Yo prefiero la salud a la enfermedad.  Prefiero la abundancia a la escasez, la estabilidad a la inestabilidad y así la lista continúa.  Pero cuando estudiamos la biblia, nos damos cuenta que nos enseña a gozarnos y llenarnos de paz sin importar lo que estemos viviendo.  Tal vez acabas de recibir una noticia difícil.  Tal vez no puedes tener hijos.  Tal vez no encuentras una pareja adecuada.  Tal vez estás pensando quitarte la vida.  Estás leyendo esto porque Dios te está hablando.  Dios te está buscando.  No es coincidencia.  No es fortuito.  Es totalmente diseñado y planeado por el Señor para que, en este momento estuvieras leyendo esto.  Justo en el momento que tenías que escucharlo.  Vuelve a leer el pasaje detenidamente.  ¿Está tomando más forma?  Tal vez el versículo dos te ayude: los humildes lo escucharán y se alegrarán. ¿Cómo puedo bendecir a Dios cuando me gustaría que las cosas fueran diferentes?  Simple: cuando nos humillamos, doblamos nuestro orgullo y humildemente nos acercamos al Todopoderoso para confesar que no podemos más y estamos en sus manos; para confesar que confiamos en Él y que no nos queremos apartar, cuando transformamos nuestra mente y corazón para dejar que estén alineadas con la voluntad del Señor, es ahí, justamente en ese lugar, donde el gozo abunda. Donde la paz llena cualquier cavidad. Donde el amor de Dios se derrama sin restricción.  ¿Ahora sí te hace sentido?  Por esta razón el versículo tres concluye exaltando a Jehová.  
Ciclos.  Una y otra vez se repiten.  Lo importante es tu actitud ante ellos.  ¿Dejas que Dios vaya moldeando tu carácter y tu vida cada vez representa más el ejemplo de Cristo o todo lo contrario?  ¿En dónde estás y hacia dónde vas?  Dios tiene caminos que nunca imaginamos y mucho mejores que los nuestros.  ¿Crees esto? Entonces, camina bendiciendo y exaltando a Dios porque las circunstancias no dictan tu estado de ánimo sino Dios y tu confianza en Él.

Oración
Padre: gracias. Gracias por hablarme en el momento correcto.  Gracias por traer sentido y dirección a mi vida.  Gracias por mostrarme lo apartado que estoy de Ti cuando quiero hacer y resolver las cosas a mi forma y a mis gustos.  Perdóname.  Vengo humillado ante Ti para pedirte perdón.  Para confesar que creo en Ti.  Creo en tus promesas.  Creo que eres verdad y real.  Señor: toma mi vida y no permitas que me aparte de Ti.  Transforma mi mente.  Transforma mi carácter.  Transforma mi corazón.  Transfórmame para que cada día te bendiga y exalte sin importar lo que suceda.  En Cristo Jesús.  Amén

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