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26 jun 2009

Santiago 1:3

Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.




Pruebas, pruebas y más pruebas. La vida está llena de ellas. El verso dos de Santiago nos dice que debemos gozarnos y ser felices en ellas, y hoy podemos además entender que cada prueba va de la mano con la paciencia.
Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse. Esta es la definición que la Real Academia tiene de la palabra paciencia. Piensa en una prueba reciente… lo más probable es que lo que menos experimentaste en sus momentos críticos fue felicidad, gozo o paciencia. No te preocupes, esto es normal. No nacemos sabiendo ser excelentes seguidores de Cristo. Él en su gracia nos va transformando y sobre todo enseñando sus planes a Su tiempo y a Su manera.
Entonces, si cada vez que estoy en una prueba, tengo inquietud, mal humor, nerviosismo, desesperación, angustia, ¿cómo puedo llegar al estado que Dios, a través de Santiago, me está diciendo que debo tener para estos momentos? La respuesta está en la trinidad: Dios es quien instruye, Cristo quien obedece y el Espíritu Santo que mora en nosotros realiza la transformación. Si tienes poco o mucho tiempo de conocer a Jesús, este principio es piedra angular en tu relación con Cristo. Tú NO eres el que cambia, eres transformado por el Espíritu Santo. De hecho, las pruebas son las que nos muestran que nosotros no hacemos nada más que entregar todo al Señor. Piensa en esto por un momento: cuando has tratado de resolver todas tus pruebas, seguramente duraron mucho tiempo, probablemente no se resolvieron del todo bien, puede que sigas teniendo cierta incertidumbre o miedo. Por el otro lado, cuando reconoces que de tu parte no hay nada que se pueda hacer, en tu interior, te bajas del “trono de tu vida” y le permites a Cristo que se siente en ese lugar. Le pides que te guíe y que enseñe el camino, además, pides que quite todas las cargas que tú ya no puedes soportar. Finalmente llega la paciencia. El resultado no importa más pues sabes que Dios, el Todopoderoso, está al mando de tu situación.
La liga entre la paciencia, el gozo y la felicidad con las pruebas no está en tener buena actitud ni ser optimista ni hacer yoga, ni meditación, ni tomar vacaciones, ni en el alcohol o cualquier droga. Está en tu relación con Jesús y el Espíritu Santo que mora en ti. En repetidas ocasiones he podido experimentar el gozo de las pruebas. Definitivamente he pasado malos ratos y sé que vendrán muchos más. Quiero animarte a que intentes una nueva forma de atravesar cada prueba de tu vida: con paciencia, gozo y felicidad.

Oración
Señor: es sumamente difícil entender que puede existir paciencia en las pruebas. Yo quiero vivir esa paciencia, yo quiero experimentar gozo y felicidad en mis pruebas, yo quiero entregarte todas mis cargas e incertidumbres. Estoy cansado Padre. Te pido traigas consuelo a mi corazón. Te pido que pueda crecer espiritualmente y ejercitar mi paciencia a través de Ti. Oro a Ti en el nombre de Jesús.
Amén

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