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18 jul 2016

Salmos 28:4-5 Págales conforme a sus obras, conforme a sus malas acciones. Págales conforme a las obras de sus manos ¡dales su merecido! Ya que no toman en cuenta las obras del Señor y lo que Él ha hecho con sus manos, Él los derribará y nunca más volverá a levantarlos.

Como humanos, solamente podemos ver las reacciones pero no las intenciones.  Por eso pueden engañarnos.  Podemos ver a alguien ayudando a otra persona pero no podemos ver lo que realmente hay en su corazón.  Esto nos ha llevado a cierta hipocresía que no solo se encuentra en el área social sino también en la espiritual.  Nos comportamos de una manera el sábado por la noche y de otra el domingo por la mañana.  Los religiosos, tratan de mantener cierta apariencia que, en teoría, va de acuerdo con lo que profesan.  ¿Pero qué dice la biblia al respecto?  ¿Debemos comportarnos como si estuviéramos sin sentimientos y en control todo el tiempo?  ¿Qué pasa si estallo en ira?  ¿Qué pasa cuando me hacen algo y quiero buscar venganza?  ¿Qué pasa cuando mi enojo sobrepasa mi poder de controlarme?  El pasaje de hoy es un gran ejemplo para esos sentimientos difíciles.  David, como ya lo he escrito varias veces, era una persona como tú y yo.  No había nada en él que lo hiciera diferente.  Vivió todo tipo de situaciones y los salmos nos ayudan a entender lo que había en su corazón.  No nos quedamos con su reacción solamente sino podemos ir más profundo y relacionarnos con él porque muchas veces vamos a tener las mismas intenciones dentro de nosotros.  “Págales conforme a sus obras y malas acciones; dales su merecido”  Son sus palabras.  Aquí no encontramos a un David tranquilo.  No encontramos a una persona feliz.  No encontramos a una persona que frene sus sentimientos.  Al contrario.  Vemos a un David que siente rabia, coraje, enojo y no puede evitarlo.  Ahora, sí hay algo en él que debemos admirar: su forma de dirigir esos sentimientos.  En lugar de dejar que la ira tome control de sus decisiones, la redirecciona y encomienda a Jehová.  Si platicáramos con David y le preguntáramos sobre sus sentimientos al escribir este Salmo, me parece que podría contestar algo así: podría tomar cartas en el asunto, podría ir con tantos contactos que tengo en puestos importantes para cambiar la situación y traer justicia.  Sin embargo, Dios es Justo y solamente Él sabe cómo y por qué pasan las cosas.  En lugar de buscar una respuesta en la gente, en el sistema político o en mis acciones, he aprendido que es mejor entregar todo al Señor y Él se encargará de todo.  ¡Por supuesto que estoy enojado!  ¡Por supuesto que me gustaría hacer algo!  Pero también sé que lo mejor es entregar estos sentimientos al Señor y dejar que Él haga justicia. 
¿Qué haces tú cuando estás en momentos difíciles?  ¿Dejas que tu Yo tome control y no puedes controlarte?  ¿Piensas que debes reaccionar y arreglar todo tú?  Medita en este pasaje.  Le nuevamente los versículos y aprende de cómo reacciona David.  Aprende de alguien que ha logrado controlarse y redirigir sus sentimientos a Dios para que Él guíe.

Oración

Padre: toma mi vida y controla mis impulsos.  Hoy entiendo el daño que causa dar rienda suelta a mis emociones y te pido que no siga así.  Te pido que pongas un freno en mí pues muchas veces yo no puedo controlarme.  Que tu Espíritu hable y frene mis acciones pues quiero agradarte.  Te lo pido en Cristo Jesús, Amén.  

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