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22 may 2012

Hechos 24:17-22


Después de una ausencia de varios años, volví a Jerusalén para traerle donativos a mi pueblo y presentar ofrendas.  En esto estaba, habiéndome ya purificado, cuando me encontraron en el templo.  No me acompañaba ninguna multitud, ni estaba implicado en ningún disturbio.  Los que me vieron eran algunos judíos de la provincia de Asia, y son ellos los que deberían estar delante de usted para formular sus acusaciones, si es que tienen algo contra mí.  De otro modo, estos que están aquí deberían declarar qué delito hallaron en mí cuando comparecí ante el Consejo, a no ser lo que exclamé en presencia de ellos: es por la resurrección de los muertos por lo que hoy me encuentro procesado delante de ustedes.  Entonces Félix, que estaba bien informado del Camino, suspendió la sesión.  Cuando venga el comandante Lisias, decidiré su caso.  Les dijo.


Mientras leo las palabras de Pablo, me doy cuenta de lo real que es Dios.  La biblia nos dice que de la abundancia del corazón habla la boca (mateo 12:34) y esto es lo que estamos viendo con Pablo.  En su corazón estaba como prioridad el Señor y su reino.  Si pones atención a las palabras de Tértulo mientras acusaba a Pablo, hablan de un corazón totalmente distinto.  Un corazón moldeado a lo que estamos acostumbrados como humanos.  Algo de adulación para “ganarse” a Félix, algo de verdad para que no suene exagerado, y algo de mentira para lograr su propósito.  Pablo se mantuvo calmado y con palabras precisas.  Esto debemos imitar.  Para lograrlo, debemos examinar lo que hay en nuestro corazón.  Tal vez has logrado contener las palabras, pero ¡recuerda que Dios examina nuestros pensamientos también!  Sé honesto.  No está mal reconocer que hay “basura” en tu corazón.  Es justamente lo que necesitas para poder avanzar.  Date cuenta de lo que hay en ti.  Abre tus ojos y mira dónde están tus tesoros, porque donde ellos estén, ahí está tu corazón (mateo 6:21).  De ahora en adelante, pon atención no solo a tus palabras sino a tus pensamientos para que puedas darte cuenta de dónde estás parado.
Por otro lado, es sorprendente que el pasaje nos dice que Félix estaba bien informado de el Camino o dicho de otra manera, de Jesús.  ¿Cómo es esto posible?  ¿Quién le había hablado de Jesús?  Podría haberse enterado de dos formas a mi parecer.  La primera es a través de reportes de sus soldados que rondaban las ciudades y veían posibles movimientos que tomaran fuerza y fueran una amenaza.  La segunda es que alguien cercano a él le había compartido.  Cualquiera que sea la razón, es de total inspiración leer que estaba informado.  ¿Por qué?  Porque muchas veces como humanos limitamos el poder y alcance de nuestro Dios a aquello que podemos ver y entender mientras que Él no tiene límites.  Pensamos, ¿Quién va a compartirle a tal o cual persona?  ¿Cómo va a darse cuenta de su necesidad de Dios?  ¿Cómo va a pasar esto o aquello?  La respuesta es no lo sé, pero Dios sí lo sabe.  Si se encargó de que Félix escuchara de Jesús, estoy seguro que se encargará de todo lo demás.  Piensa en esto, seguramente Pablo no sabía que Félix tenía conocimiento de Jesús.  De todas formas él aprovechó el momento para expresar su fe y anunciar el evangelio.  Hagamos lo mismo y dejemos de dudar y de limitar el poder y soberanía del Señor.
Oración
Padre: te pido que examines mi corazón.  Te pido que pueda ser sincero y humilde para reconocer que debo cambiar.  Quiero que mi corazón esté lleno de tu palabra y de tus deseos.  Quiero que mi vida sea testimonio de Ti y de la comunión tan increíble que tengo contigo.  Perdona que he dudado de lo que puedes hacer.  Quiero confiar en ti y permanecer en tu palabra.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

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