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7 jul 2014

Hebreos 10:22-24

Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura.  Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.  Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. 



La biblia está llena de promesas por una sencilla razón: la vida no es fácil.  No quiere decir que todo sea malo y que siempre vamos a estar pasando tiempos difíciles.  No.  Simplemente tenemos que entender que no hemos venido a pasarla de maravilla sino que siempre habrá momentos difíciles.  Estoy seguro que has atravesado momentos así y sobre todo, que vendrán más en el futuro.  Incluso, puede ser que hoy mismo estés pasando por una prueba.  La pérdida de trabajo.  La pérdida de un ser querido.  Una enfermedad terminal o crónica.  Problemas familiares.  Adicciones.  Soledad.  Amargura.  Miedos.  Y tristemente puedo llenar páginas y páginas de ejemplos así.  Pero eso no significa que Dios no exista o que no le interesa tu vida.  Simplemente son etapas que tenemos que atravesar.  Lo importante es saber que tenemos dos opciones para hacerlo.  Con Dios.  Sin Dios.  La segunda es fácil de explicar.  Simplemente realizas tu mejor esfuerzo y esperas que todo salga bien.  Te llenas de buenos deseos y pensamientos positivos para salir adelante.  Por el contrario, cuando decides vivir con Dios, el pasaje de hoy se vuelve algo cotidiano en tu día a día: te acercas a Él con corazón sincero y seguridad que has sido purificado y por consecuencia que eres su hijo y estarás en su presencia al morir.  Además, sabes que Él te ama y cumple sus promesas en tu vida.  Por último, y a mi parecer, lo más importante, dentro de la familia del Señor, nos preocupamos los unos por los otros.  No se trata de ser entrometidos.  Buscamos animarte cuando estás con la esperanza caída.  Buscamos abrazarte cuando estás triste.  Consolarte cuando las cosas no están bien.  Recordarte que Dios te ama y quiere utilizarte.  Cada día de tu vida sabes que tienes una familia que te apoya.  ¿No lo has vivido?  Involúcrate en tu congregación.  Busca hermanos en la fe que estén entregados y puedan ayudarte.  Como dice el dicho, que obviamente no está en la biblia, el que no habla, Dios no lo oye.  Que no te de pena ni seas soberbio para reconocer que necesitas el apoyo de otra persona.  La biblia nos dice que nos amemos los unos a los otros.  Que nos consolemos.  Que nos animemos a las buenas obras.  ¿No te parece increíble recibir este tipo de ánimo?  Tristemente hay personas que no entienden lo maravilloso que es esto y prefieren buscar en otros lados.  No caigamos en el mismo error.  Tengamos comunión entre hermanos y apoyémonos los unos a los otros.  Los problemas de hoy nos quitan la perspectiva eterna.  No dejes que eso pase en tu vida.  Recuerda: acércate a Dios con corazón sincero.

Oración

Padre: gracias por traer esperanza y perspectiva a mi vida.  Gracias por levantar mi ánimo y dejar que me acerque a Ti y entregarte mis preocupaciones.  Gracias por tu palabra que me levanta y me guía para caminar día a día.  Perdona mis pecados y no me dejes caer en tentación.  En el nombre de Cristo Jesús.  Amén

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