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16 ago 2021

Salmos 39:5-6 Muy breve es la vida que me has dado; ante Ti, mis años no son nada. ¡Un soplo nada más es el mortal! Es un suspiro que se pierde entre las sombras. Ilusorias son las riquezas que amontona, pues no sabe quién se quedará con ellas.

Llevamos desde marzo del 2020 que empezaron todas las restricciones por la propagación del COVID.  La incertidumbre y el miedo han reinado por mucho tiempo.  Este virus ha ocasionado muchos cambios en nuestras vidas.  Personas han renunciado a sus trabajos pues se dieron cuenta que no eran felices en lo que hacían y que no vale la pena dedicar tiempo y esfuerzo a algo que no les trae ningún gozo.  Otras personas cambiaron de domicilio, ya sea a las afueras de la ciudad o incluso a otros estados o países.  De igual forma, se dieron cuenta de lo que se estaban perdiendo por estar “metidos” en el lugar donde vivían y decidieron cambiar.  Un virus.  Muchas restricciones.  Mucha incertidumbre.  Mucho miedo.  Ahora te pido que vuelvas a leer el pasaje de hoy.

Dios nos recuerda constantemente lo que es la vida y la importancia que debemos darle.  Mientras unos buscan acumular riquezas, Dios nos enseña que son ilusorias.  Mientras otros tratan de mantenerse siempre sanos y saludables, la vida nos recuerda que no somas nada más que un soplo y que la vida es muy breve.

El COVID vino a sacudir la forma de vivir y hacer que todos nos cuestionemos el por qué de las decisiones que tomamos incluyendo aquellas que eran “un hecho”.  Ya sea para bien o para mal, esta enfermedad ha hecho que valoremos muchas cosas que no considerábamos importantes.  Asimismo, Dios nos está recalcando lo importante de mantener todo en la perspectiva espiritual sobre la carnal.  Todo este sufrimiento, desde el ángulo espiritual, será como un soplo.  Todo este miedo, en la perspectiva eterna, será un sin sentido.  ¡No debemos estar esperando que un virus o alguna enfermedad nos mueva a ordenar nuestros principios y prioridades!  Ahora es el momento de entender que Dios es Rey y Señor.  Ahora es el momento de entender que la vida en este cuerpo no es más que un instante de la eternidad.  Nos enfocamos más en dejar de sufrir y acumular riquezas que en servir a Dios y conocer más de Él.  

¡Qué gran error!

Vuelve a leer el pasaje y trata de abrir tu mente para que Dios pueda mostrarte en dónde está tu corazón.  Deja que te muestre dónde están tus prioridades.  No esperes a que llegue un momento difícil para ir a sus pies.

 

Oración

Señor: no quiero que pase más tiempo sin venir a tus pies y pedirte perdón por mis pecados.  Gracias por enseñarme lo que realmente vale y lo que no.  Te pido que mi vida esté alineada a tus pensamientos y deseos por encima de los míos.  Te pido que mi vida te de siempre gloria.  No permitas que esta vida me abrume y haga pensar que no hay nada después de la muerte.  Gracias por tu Hijo Jesús que venció a la muerte y nos permite estar en tu presencia pagando por nuestros pecados.  Gracias en el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

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