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27 oct 2022

Salmos 42:4-5. Recuerdo esto y me deshago en llanto: yo solía ir con la multitud, y la conducía a la casa de Dios. Entre voces de alegría y acciones de gracias hacíamos gran celebración. ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!

En 2 Corintios capítulo 1, leemos que Dios nos da consuelo en todas las tribulaciones para que después vayamos y consolemos a los que se encuentran en tribulaciones.  Una vez que comienzas a servir a Dios y obedeces sus mandamientos, empiezas a “almacenar” recuerdos y experiencias de cómo el Señor hizo milagros, abrió puertas, cerró peligros e iluminó oscuridades entre muchas otras cosas.  ¿De qué sirve todo esto?  Para que lo recordemos cuando nos encontremos nuevamente en circunstancias adversas.  El salmista está recordando un momento bello en medio de incertidumbre.  Está recordando algo que le trae gozo mientras su corazón está triste.  ¿Qué recuerda?  Medita bien en esta pregunta.  No hace memoria sobre un momento en que tenía más dinero o poder sino el momento en el que servía a Dios compartiendo de su palabra y celebrando en acciones de gracias cada momento.  Después de recordar estos tiempos de felicidad, recobra esperanza y retoma la dirección confirmando que no tiene que angustiarse ni inquietarse pues en Dios puede poner su esperanza y alabarlo pues es su Salvador.  ¡Increíble!  Has una pausa.  Piensa en algún momento que te hayas sentido acabado.  Recuerda alguna circunstancia que haya destruido tu esperanza, fe y dirección.  ¿Qué fue lo que hiciste?  ¿Cómo reaccionaste?  Si tomaste malas decisiones, no te preocupes.  Pide perdón y aprende del pasaje de hoy para no cometer los mismos errores.  Lo importante es entender que no podemos crecer espiritualmente si no estamos buscando obedecer a Dios cuando las cosas están “bien”.  Si estás esperando a que llegue algo malo para “realmente acercarte” a Dios, cuando llegue el momento no sabrás que hacer y tomarás decisiones malas.  La esperanza del salmista llega al recordar lo que Dios ya ha hecho en su vida.  La fortaleza y gozo en su fe llegan al entender que no debe dejar que las circunstancias dirijan sus decisiones y estado de ánimo sino en la confianza que Dios es Rey y Señor.  ¿Cómo puedes acercarte más a Dios el día de hoy?  No dejes que pase más tiempo.  Estés bien o mal, no debe cambiar tu deseo por permanecer cerca de Dios.

 

Oración

Padre: gracias por tu palabra que es grande y maravillosa.  Gracias por darme fe, esperanza, consuelo y dirección.  Mi Dios, quiero servirte, quiero obedecerte y quiero que mi vida te alabe.  Guíame para que cada día pueda lograrlo.  En Cristo Jesús.  Amén.

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