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15 ene 2009

Romanos 1:9-10

Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.


La vida de Pablo es realmente asombrosa. Esta carta que hace a los romanos nos da señales de su personalidad y costumbres que tenía. En este versículo nos podemos dar cuenta de cómo era algo normal estar orando constantemente por los demás, además, sus planes NO dependían del estado de ánimo en que estuviera o de la estrategia que él consideraba correcta sino los entregaba a la plena voluntad del Señor.
Cada vez que leo algo como esto, inmediatamente me pongo a pensar en cómo soy yo comparado con el personaje en curso. Las personas que aparecen en la Biblia, si bien vivieron en otra época, también pasaban por situaciones sumamente similares a las nuestras. A veces, como tiene mucho tiempo de haber sido escrita, todo el entorno que describe es muy distante a nosotros, pero cuando podemos analizar las actitudes, los pensamientos, las acciones, las relaciones personales y laborales, nos damos cuenta que en realidad el ser humano, como tal, NO ha cambiado en lo más mínimo.
Hay dos puntos a tocar en estos versículos: la oración y los planes.
Primero debes reflexionar sobre el CONTENIDO de tus oraciones. Si lees un poco sobre la vida de Pablo, te darás cuenta que en repetidas ocasiones se encontraba en circunstancias sumamente difíciles. Sufrió naufragios, encarcelamiento, fue lapidado, enfermedades entre otras. Si haces un poco de memoria personal, cuando te encuentras en momentos complicados, lo que MENOS haces es orar por otras personas ¿cierto? Pero Pablo NO era así y su ejemplo es para que hagamos lo mismo. A pesar de las diferentes etapas que tuvo en su vida, su oración nunca se vio afectada sino por el contrario se fortalecía. Te invito a que no dejes de orar por los demás como Pablo oraba constantemente por los romanos.
El segundo punto son los planes. Cómo nos encanta hacer proyectos y propósitos sin consultar a Dios. Cuando tenemos ganas de realizar un viaje, simplemente pensamos a dónde queremos ir, cuando hay enfermedad pensamos qué medicina tomar y a qué hospital ir, cuando no hay dinero pensamos en qué medidas tomar para poder seguir adelante. Esos pensamientos “en si” no son malos. El problema se encuentra en que NO preguntamos primero a Dios. Si pones atención a las palabras de Pablo, él demuestra un gran interés por ir a Roma y visitarlos, pero sabe que PRIMERO está la voluntad de Dios y que las cosas se deben hacer en Su tiempo y no en el nuestro, con Su voluntad y no la nuestra. Entonces, hoy quiero animarte a que dejes de hacer y planear lo que quieres y empieces a orar porque se haga primero la voluntad de Dios. Sé que es un gran reto pero te puedo asegurar que las bendiciones serán mayores.

Oración
Señor: perdóname. He hecho mi voluntad, mis planes y mis deseos sin preguntarte. Hoy quiero cambiar mis actitudes y aprender del ejemplo de Pablo orando por los demás y sobre todo poniendo en mis oraciones primero tu voluntad y deseos. Ayúdame a ser diferente y poder entregarte esto. En el nombre de Jesús oro a Ti
Amén

1 comentario:

Anónimo dijo...

Alex
No sabes, como me esta sirviendo entrar a tu blog y leer todos los días el versículo.
Se que esto ya lleva mucho tiempo, pero hasta ahora vuelvo a ser constante.
Agradezco a Dios por darte la sabiduría para hablarnos y tocar nuestro corazón.
Un abrazo