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16 dic 2013

1 Juan 5:13

Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna. 




Nos guste o no, debemos preguntarnos qué sucede cuando morimos.  Es una pregunta válida y sumamente importante.  Existen muchas teorías.  La biblia dice que solamente hay dos opciones: el cielo y el infierno.  El cielo está destinado para todos aquellos que creen y confiesan el nombre de Jesús, el Hijo de Dios.  Los demás, se van al infierno.  ¿Sabes?  A la gente le gusta escuchar que Dios es amor.  Que Dios es bueno.  Que Dios perdona.  Cuando se predica sobre estos temas, las multitudes llegan y las iglesias están repletas.  Pero cuando hablamos de juicio, castigo, ira, condenación, pecado y otros temas similares, la gente prefiere huir.  Prefieren irse a donde se predica acerca de los milagros y las bendiciones de Dios.  ¿Quiere decir que hay dos tipos de Dios?  No.  Es uno solo.  Simplemente cuesta trabajo aceptar que su personalidad tiene distintas vertientes.  No es fácil entender que un amor tan grande como el de Dios, termine permitiendo que mucha gente se vaya al infierno.  Además, es difícil estar escuchando que estamos mal y que debemos cambiar.  Resulta más sencillo escuchar predicaciones y mensajes sobre lo bueno que es Dios y lo mucho que quiere bendecirme.
El mensaje de hoy, busca dar certeza a aquellos que han entregado su vida a Jehová.  Quiere que estemos tranquilos.  Quiere que estemos con la mirada en Él sabiendo qué sucederá con nosotros el día que seamos llamados: tendremos vida eterna a Su lado.  ¡Qué gran bendición!  No tenemos que estar preocupándonos por qué sucederá.  Tampoco tenemos que estar inventando distintos escenarios.  Simplemente sabemos que, al momento en el que muramos, estaremos con nuestro Señor al que hoy alabamos y servimos.  Pero puede ser que tú no estés convencido de esto.  Porque no has aceptado a Cristo o simplemente no sabes en dónde estás parado.  Tienes dos opciones: creer en lo que tu mente puede entender o crear.  La segunda es creer en lo que Dios dice en su palabra.  Si eres honesto, la primera opción resulta sumamente prepotente.  Además, ¿qué seguridad puede darte tu imaginación?  ¡Ninguna!  Por el contrario, Dios en su amor, quiere que estemos tranquilos y sepamos perfectamente qué pasa con nosotros al morir.  Piénsalo.
Aunque no sea fácil hablar de la muerte, el cielo y el infierno, es nuestro deber compartir la palabra de Dios sin limitaciones.  No podemos omitir temas “difíciles”.  No podemos dejar a un lado aquello que “espanta” a la gente.  Dios es el mismo y no debemos fraccionarlo.  Así como el joven rico se alejó de Cristo porque no le gustó lo que le pidió, muchos se alejarán al escuchar estas palabras.  Sin embargo, Cristo no cambió su mensaje.  Siguió su camino a la cruz para que nuestro pecados fueran clavados en ella y la muerte no reinara más sobre nosotros.  Sigamos sus pasos.  Sigamos su camino y oremos en todo momento por aquellos que se separan porque no quieren aceptar este mensaje.

Oración

Señor: gracias por mostrarme tus planes.  Gracias por darle certeza a mi vida y permitirme estar a tu lado al morir.  Te pido que mi vida sea de testimonio para los demás y sobre todo, te pido por mis seres queridos que no te conocen para que puedan ver en mí lo increíble y maravilloso que es servirte.  Te pido por sus corazones para que te reconozcan y puedan tener comunión contigo.  Te pido Padre que sepa explicar que eres el mismo Dios y que tus planes no cambian.  Señor, gracias por darme vida eterna.  Gracias por perdonar mis pecados.  Gracias por el sacrificio de Cristo.  En su nombre oro a Ti.  Amén

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