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6 abr 2016

Salmos 23:6

La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida y en la casa del Señor habitaré para siempre.



Como dice el dicho: si algo tenemos seguro es la muerte.  No hay forma de evitarla ni cambiar la fecha ni la hora.  Un instante y todo termina.  Y ¿qué sigue?  ¿Qué pasa cuando uno muere?  ¿Cómo saber a dónde vamos?  Ahora que está tan de moda la tolerancia, que irónicamente es todo menos tolerante, la gente piensa que puede crear su propia creencia y eso sucederá.  “Yo creo que me voy a un lugar lleno de paz”; “Yo creo que todo se acaba”; “Yo creo que si fuimos buenos vamos al cielo y algunos que han sido malos no”.  ¿Cómo sustentar la veracidad de cada uno de estos pensamientos?  ¿Qué validez tiene que yo piense esto y tú aquello?  ¿Cómo poder decidir sobre quién está bien?  Por más que la cultura quiera motivarnos a una aceptación total, resulta imposible.  Si yo estoy bien, forzosamente alguien más tiene que estar mal.  No podemos estar todos bien.  ¿Lo puedes entender?  No te dejes confundir por la cultura.  Cuestiona.  Medita.  Piensa.  No podemos pensar que cada uno de nosotros está bien y que cada uno de nuestras ideas sobre lo que sucede cuando morimos ocurrirá tal cual.  ¡Es imposible!  Por pura lógica matemática mis ideas son excluyentes de las tuyas.  Dicho todo esto, ¿a dónde quiero llegar?  A que personalmente encuentro la biblia como la mejor referencia para creer en lo que ha sucedido, sucede y sucederá.  Así como estoy convencido de que no provengo de un chango que evolucionó, estoy convencido que, al morir, iré a la presencia de Dios por el sacrificio que realizó Cristo por mí.  También estoy convencido de que el versículo de hoy aplica diariamente a mi vida: la bondad y el amor me seguirán todos los días y al morir, iré a la casa de Jehová.  ¿En qué crees tú?  ¿Cómo puedes validar tu creencia?  Personalmente no dejo de sorprenderme de la perfección de la biblia y de la transformación que trae a mi vida cuando la leo y pongo por práctica sus principios.  Como seguidores de Cristo, no debemos dejar que la cultura actual se robe nuestro derecho a creer firmemente en que nuestra vida siempre tendrá bondad y amor y que, al morir, estaremos con el Padre.  No se trata de mi pensamiento contra tu pensamiento.  Es el libro que milagrosamente se escribió hace miles de años y que es el más vendido en la historia contra tus ideas.  Pero no nos quedemos en discordia sino promovamos lo que Dios nos quiere dar: amor, bondad y la esperanza de que al morir, estaremos en su presencia.
Oración

Padre: aquí estoy.  Doblando mi orgullo para darte el lugar que te corresponde.  Tú eres Dios.  Tú creaste todo lo que veo y yo no soy nadie para pensar que puedo cambiar las cosas porque simplemente lo imagino de otra manera.  Hoy entiendo quién eres realmente y te pido perdón.  Te pido que traigas amor y bondad a mi vida y que nunca olvide que siempre tendrás cuidado de mi hasta mi muerte cuando me llames a casa.  Gracias Padre.  En Cristo Jesús.  Amén.

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