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12 may 2009

Mateo 27:50-51

Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza, y entregó su espíritu. En ese momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas.


Finalmente Jesús murió.
¿Ahí se acaba la historia? Gracias a Dios, no.
Más adelante puedes leer que resucitó como lo decían las escrituras y como Él mismo lo había predicado. Pero lo que sí terminó fue su vida como humano, su vida en la tierra. Tú y yo también tendremos un día en el que nos llamará Dios y saldremos de este mundo despojándonos de nuestro cuerpo carnal. Aunque no sea cómodo o agradable hablar de la muerte, quiero hacer una pequeña reflexión pues es necesario que entiendas que si de algo puedes estar cien por ciento seguro es que algún día morirás. Hoy es el momento de entregar tu vida a Dios y aprovechar el tiempo que vivas para hacer mejor las cosas, no mañana, no después, ¡HOY!
Cuando habla el versículo de la cortina del santuario, en otras traducciones se maneja como el velo, no se refiere a una cortina como las que estás acostumbrado a ver hoy en día. Era prácticamente una pared gruesa hecha de tela, la cual, separaba el lugar santísimo del lugar santo.
Es interesante entender el simbolismo de esta ruptura. Antes de Jesús, solamente el sumo sacerdote podía entrar en este lugar y antes de hacerlo debía cumplir con un proceso de purificación pues de no hacerlo correctamente al momento de entrar podría morir por su impureza. Entonces, al momento de morir Jesús, le suceden eventos sumamente extraordinarios como los temblores y las rocas partidas, pero la rasgadura del velo fue totalmente sobrenatural. Lo que representa esta ruptura es el nuevo camino que se forma para poder llegar a Dios: a través de la muerte de Jesús. Antes se realizaban sacrificios de animales con características muy especiales, ahora el sacrificio del Cordero Inmolado cumple con todas las cualidades necesarias para no tener que volver a sacrificar a ningún animal y tener redención de pecados a través de su sangre. Su sacrificio fue perfecto.
Pero lo más importante de todo es entender que Dios, a través de Jesús, nos abre las puertas para una comunicación y un acercamiento a Él como nunca antes había existido. Ahora ya no hay un templo hecho por los hombres, sino que nuestro cuerpo es el nuevo templo de Dios.
Jesús vivió de manera ejemplar, sin pecado, sin mancha. Nos enseñó que las personas vemos la vida de una forma y que es necesario corregir esa forma pues está totalmente opuesta a aquella del Señor. Nos mostró que Dios tiene amor infinito y nosotros sin Él no podemos amar, tuvo la profesión más baja como carpintero y nunca careció de nada sino que por el contrario, alimentó en varias ocasiones a miles de personas. Finalmente murió sin ningún trato digno de su perfección. Su vida tuvo un propósito, su muerte también y su resurrección aún más. Te invito a que sigas conociendo más la vida de Jesús y apliques sus principios en tu vida.

Oración
Padre nuestro: te pido perdón por mis pecados. A veces no puedo entender por qué Jesús tuvo que sufrir tanto y cómo tu amor por mí lo hizo atravesar por tanto dolor. Ayúdame a entenderlo y a vivir agradecido de todo lo que haces por mí. Gracias Señor en el nombre de Jesús
Amén

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios los bendiga es algo extraordinario está enseñanza de aprendizaje que el Espíritu Santo los siga guiando saludos

Anónimo dijo...

Amén estoy feliz con está explicación saludos

Un Tiempo con Dios dijo...

Gracias por sus comentarios y qué gusto que les haya servido en su crecimiento espiritual.
No duden en compartirlo.
Que Dios los bendiga.