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20 may 2009

Mateo 28:6-7ª

No está (Jesús) aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron. Luego vayan pronto a decirles a sus discípulos.


Esta es la recompensa para aquellos que obedecen y siguen a Jesús: experimentar en carne propia sus promesas y poder decir “tal como Él dijo en su palabra, me pasó”. Nadie puede experimentar a Dios en tu lugar. Es algo sumamente personal y de ninguna manera puede ser colectivo. Podrás acudir a reuniones donde se adore Su Nombre, estudios donde se exponga su Palabra, pero nunca tendrás un acercamiento y una experiencia de Dios si no comienzas a tener ACCIÓN en ellas.
Me encanta que el ángel le dice a las mujeres que vayan y corroboren que lo que Jesús dijo, realmente sucedió. “Vengan a ver el lugar donde lo pusieron” a veces para nosotros también es necesario “ir” y corroborar que es cierto lo que Dios está haciendo en nuestras vidas. Personalmente puedo decir que en repetidas ocasiones, el Señor ha hecho milagros increíbles y ha sido necesario para mí hacer una pausa y confirmar los hechos tan impresionantes. Al final, termino orando y dando el reconocimiento a Dios diciendo: gracias por cumplir con tus promesas.
Pero el poder experimentar la realización o “encarnación” de una promesa de Dios no termina en la vivencia misma. Es necesario que se comparta para que cumpla con su propósito último, “vayan pronto a decirle a sus discípulos”. Las buenas noticias deben ser compartidas. Si compartes con tus conocidos un buen lugar para comer, una buena película, un bonito lugar para ir de vacaciones, ¿cuánto más deberías compartir lo que está cumpliendo el Señor en tu vida?
Que no te de pena compartirlo. Que no te de miedo el ser señalado por compartir a Jesús. Jesús fue llevado a la cruz por compartir las enseñanzas del Padre, fue señalado, golpeado, vituperado, humillado hasta donde no se podía humillar más. “Sufrir” socialmente a Jesús no es tan grave como parece. De hecho creo que es un buen “filtro” de amistades. Aquellas personas que rechacen y les moleste que estés siendo transformado y que quieras cada día crecer más en Dios, simplemente no son buenos amigos. Ora por ellos y por ti para seguirlos amando.
Finalmente quiero recapitular la enseñanza de hoy: Dios nos enseña y deja promesas, nosotros debemos creerlas y vivirlas para finalmente poder compartirlas. Te animo a que comiences a vivir las promesas, si ya lo has hecho, corrobora lo que ha pasado en tu vida y finalmente COMPARTE a los demás lo que el Señor ha hecho en ti.

Oración
Padre: reconozco que has hecho milagros maravillosos en mi vida y que en ocasiones no los entiendo o veo. Ayúdame a tener un corazón humilde que pueda percatarse de todo lo que haces alrededor de mi vida y que pueda darte la gloria siempre a Ti. También te pido que pueda compartir todas tus promesas cumplidas en mi vida y llevar a las personas la esperanza que has traído a mí. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén

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