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17 nov 2009

Proverbios 11:11

Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida, mas por la boca de los impíos será trastornada.


Dios me ha dado la oportunidad de vivir en tres ciudades distintas. Cada una con características muy peculiares, con sus pros y sus contras. En general, siempre se comenta sobre la belleza de la arquitectura, el buen o mal clima, la amabilidad de la gente, si hay inseguridad, si hay contaminación, si hay buena cocina, buen transporte público, etc. Lo que nunca se habla sobre una ciudad es del trabajo que “los rectos” están realizando por ella. Me explico mejor. El versículo nos dice que a través de aquellos santos entregados a la obediencia de Dios, se puede engrandecer una ciudad, por el contrario, si predominan los que siguen su propio camino la ciudad se dirige a la ruina. De esta manera, yo quiero llevarte a meditar sobre lo que haces por tu ciudad y tu preocupación hacia la misma. No solamente me refiero a ayudar a los necesitados. ¡Definitivamente no! Me refiero a que entiendas que hay personas en tu ciudad que no conocen a Jesús.

Cuando viajas, es muy fácil apreciar lo bonito del lugar que estás visitando. Honestamente puedo decir que me encanta donde vivo. Tiene prácticamente todo lo que necesito y me gusta hacer. Tristemente, nunca me he preocupado como debería para que además de que la ciudad esté limpia y sea ecológicamente sustentable, las personas que la integran conozcan de Dios. Tal vez te encuentres contento o a disgusto con el lugar en el que vives. Pero antes de comenzar a reclamar, ¿por qué no te pones a trabajar por aquellos que tienen un camino sin Dios? ¿Por los que llevan una vida sin propósito?

Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida, mas por la boca de los impíos será trastornada.

Si quieres saber dónde está la raíz de los problemas de una ciudad, la Biblia te muestra que en los impíos o malvados se encuentra. Son ellos los que destruyen. Por el contrario, existen algunos rectos, siervos de Dios, que quieren obedecer y transformar su entorno.

Definitivamente hay muchas cosas que puedes hacer por tu ciudad para que no sea destruida sino se convierta en un lugar de bendiciones, pero el primer paso, y el más importante de todos, es comenzar con las personas para que conozcan de Dios y sean cada vez más justos los que trabajen por ella y menos malvados o impíos los que se apoderen y la utilicen para su propio bien.

Te animo a que medites un tiempo en tu ciudad. Encuentres la creación y grandeza de Dios en ella. Ahora, encuentra los problemas que hay. ¿Son causados por los que no siguen a Dios?


Oración

Señor: te pido por mi ciudad que se encuentra llena de personas que no te conocen. Te pido por mi falta de interés para que más personas vengan a Ti y lleven una vida diferente. Perdona que me quede viendo el paisaje y disfrutando de la ciudad cuando hay personas que no te conocen y necesitan reconciliarse contigo. Ayúdame a trabajar en ello. Te lo pido en el nombre de Jesús


Amén

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