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10 oct 2012

Gálatas 4:28-31


Ustedes, hermanos, al igual que Isaac, son hijos por la promesa.  Y así como en aquel tiempo el hijo nacido por decisión humana persiguió al hijo nacido por el Espíritu, así también sucede ahora.  Pero ¿Qué dice la Escritura?  Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava jamás tendrá parte en la herencia con el hijo de la libre.  Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava sino de la libre.



Estos pasajes son palabra de Dios.  No de humanos.  Solamente Él sabe quiénes son hijos de la esclava y quiénes no.  Solamente Él, en su soberanía, decide quién va a su presencia y quién no.  Por alguna razón, muchos creyentes se han adjudicado la potestad de poder seleccionar y señalar quiénes son hijos de la esclava y quiénes de la libre.  No puedo entenderlo.  ¿Cómo pueden saber lo que hay en el corazón de las personas?  Si bien, la misma biblia nos dice que por nuestros frutos seremos conocidos, ¿acaso podemos ver lo mismo que ve el Señor?  ¡Por supuesto que no!  Evita el juzgar.  No te corresponde.  Evita señalar.  No te confundas.  Tú estabas igual que el otro y por gracia el Señor te ha rescatado.  Mejor ve y, en amor, encamina a tu hermano en la dirección correcta.  No nos corresponde a nosotros echar “fuera” a la esclava.  Por esto escribí que es palabra de Dios y no de nosotros.  Él nos está diciendo que habrá separación entre los que creemos en Cristo y los que no.  Pero será Él y solamente Él quien la lleve a cabo. 
Por otro lado, es importante entender la distinción que Dios marca con respecto al pecado y su santidad.  ¡No hay comunión entre ellos!  O se es esclavo o se es libre.  No se puede tener una mezcla.  Por esta razón, cuando leemos, echa fuera a la esclava y a su hijo (el fruto del pecado) porque jamás tendrá parte en la herencia, debemos comprender que, en nuestro caso, no hace referencia a las personas pues eso le corresponde al Señor.  Para nosotros, estas palabras nos guían para tener conciencia de las consecuencias del pecado.  Nos ayudan a entender que debemos dejar atrás nuestra antigua forma de pensar y de ser.  ¡Ya no podemos ser los mismos!  Así como ya no puedes ser esclavo y libre, ¡ya no puedes comportarte igual!  No porque Cristo te obligue a comportarte de otra manera ni porque quiera que seas otra persona.  Tu motivación debe ser guiada por el agradecimiento de lo que has recibido por gracia.  El darte cuenta de dónde te ha rescatado el Señor.  El entender cómo tus decisiones te han traído tan malas consecuencias.  El entender que Dios te da agua de vida y vida en abundancia.  El entender que Él quiere llenarte de bendiciones y quiere tener comunión constante contigo.  Todos estos detalles deben prender fuego en tu corazón.  Deben promover el cambio y la transformación para caminar ahora conforme a su voluntad.  Amamos a Dios porque Él nos amó primero.  Él hizo todo por nosotros.  ¿Cómo no corresponderle?  ¿Cómo dejarlo ahí?  Si no haces nada con lo que Dios te ha dado, no has comprendido la profundidad de lo que se te ofrece.  Espero estas palabras te sirvan de ánimo y motivación para cambiar.  Espero abras los ojos y te des cuenta que debes entregar tu vida al Señor y corresponder al gran milagro que ha hecho en tu vida.

Oración
Padre nuestro: Tú que todo lo sabes y todo lo puedes, te pido que examines mi corazón y mi mente.  Renuévame.  Transfórmame.  Quita de mi todo lo que sea de la esclava y guíame para seguir siempre por el camino de la libre.  Mi Señor, la gracia que has tenido conmigo es incomprensible al igual que el amor que has derramado.  Permite que mi vida pueda servirte y agradecerte siempre lo que has hecho por mí.  Te lo pido en el nombre de mi Señor Jesucristo.  Amén 

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