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31 may 2021

Salmos 37:39-40 Pero la salvación de los justos es de Jehová y Él es su fortaleza en el tiempo de la angustia. Jehová los ayudará y los librará; los libertará de los impíos y los salvará, por cuanto en Él esperaron.

Lo primero que dice una persona que no quiere creer en Dios es: cómo puede ser justo Dios si Él decide quiénes se van al cielo y quiénes no.  Pareciera que tiene sentido su argumento hasta que pensamos en la otra opción: ¿quién decide entonces y bajo qué parámetro?  Aquí es cuando no tienen una respuesta.  Saben perfectamente que si dicen que los hombres podemos establecer ese parámetro, forzosamente sería injusto.  Entonces queda solamente Dios para poder decidir y seguir siendo justo.  Romanos es muy claro en cuanto a la manera en la que Dios nos escoge y separa (santifica) para servirle.  Por pura misericordia, para que ninguno de nosotros se gloríe.

¿Quieres salvación?  Está en Jehová.  ¿Quieres fortaleza?  Está en Jehová.  ¿Quieres ayuda?  Está en Jehová.  ¿Quieres ser liberado?  La salida está en Jehová.  Lee el pasaje nuevamente.  No dice que la salvación de los justos es cuando hacen tal sacrificio o logran algo.  Tampoco dice que nuestra fortaleza viene de ser perseverantes y nunca darnos por vencidos.  No dice que en los tiempos de angustia podemos salir adelante con pensamientos positivos.  El pasaje es muy claro: ¡Jehová es quien nos da todo lo que necesitamos!

Cada vez que atraviesas un momento difícil tienes dos opciones: tratar de resolverlo o tratar de entender lo que Dios quiere enseñarte.  Te lo repito porque es fácil de escuchar pero muy difícil de aceptar.  Tienes que aprender a decidir entre resolver tus problemas o dejar que Dios te transforme y moldee conforme a su voluntad.  Piensa en esto por un momento: qué sentido tiene que se acaben los problemas si nunca aprendes a servir al Señor.  ¿Qué sentido tiene que se acabe la pobreza pero, al morir, todos se van al infierno porque nunca reconocieron su necesidad de Dios?  Cada circunstancia tiene un propósito: transformarnos para ser cada día más como Jesús y menos como nosotros.

Vuelve a leer el pasaje.

¿A quién es la gloria?  ¿En quién podemos confiar?  ¿En quién podemos esperar?  ¿Quién lucha y gana nuestras batallas?  ¿Quién nos protege?  ¿Quién nos salva?  Entonces, ¿por qué vivimos tan preocupados?  ¿Por qué seguimos pensando que todo gira alrededor de nosotros cuando hoy aprendimos que todo gira alrededor de Jehová?

 

Oración

Padre: gracias por ser tan paciente y amoroso conmigo.  Hoy entiendo que Tú eres el centro de todo y quiero aprender a dedicar mi vida para servirte.  Te pido que pueda siempre decidir por dejarte transformarme en lugar de querer que las circunstancias cambien.  No me quiero separar de Ti mi Dios.  En Cristo Jesús.  Amén.

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